Venezuela compró a Cuba más
medicinas de las que necesitaba
Contraloría verificó irregularidades en contratos con cinco laboratorios de la isla.
El despacho de Clodosbaldo Russián revisó los contratos suscritos con cinco laboratorios de La Habana y encontró que el Ministerio de Salud recibió 16 medicamentos en cantidades excesivas.
Todo en exceso es malo. Esta es la conclusión a la que arribó el contralor General de la República, Clodosbaldo Russián, al auditar al Servicio Autónomo de Elaboraciones Farmacéuticas del Ministerio de Salud y constatar que una de las causas por las cuales se dañaron más de 566 mil kilos de medicinas, entre 2008 y 2009, fue porque ese despacho compró más productos de los que necesitaban los hospitales del país.
Tras revisar 20 de los 30 contratos que el Sefar firmó con cinco laboratorios de La Habana, entre 2005 y el primer semestre de 2010 y los cuales totalizaron 1,3 millardos de bolívares (1,3 billones de los antiguos bolívares), Russián se topó con que en los últimos años el despacho ahora dirigido por Eugenia Sader recibió 16 medicamentos en cantidades que excedían a lo requerido.
En el reporte, que a finales de marzo el contralor entregó a la Asamblea Nacional, figura que se compraron 1.785.896 estuches de Captopril de 25 miligramos, mientras que en realidad se necesitaban 100 mil unidades de este producto para tratar la hipertensión; lo que representa una diferencia de 1.685,9%. Asimismo denunció que 800 mil de esos estuches se recibieron apenas meses antes de que se vencieran y 1.228 ya fueron incinerados el año pasado, debido a que expiraron en octubre de 2009.
Otros de los fármacos que se adquirieron en demasía fueron: Ketamina de 50 miligramos, una especie de anestésico, del cual se compraron 416.920 unidades, cuando se necesitaban 40.200, lo que representa un aumento de 937,1%; y el Ranitidina de 50 miligramos, producto empleado para tratar las úlceras gástricas, de las que compraron 447.700 unidades en lugar de las 100 mil que se requerían en los distintos centros asistenciales; es decir 347,7% más.
Estas compras excesivas representaron para el fisco nacional un desembolso adicional de 33,7 millones de bolívares.
Sin rastro:
Al revisar los registros sobre los 566 mil medicamentos que debieron ser incinerados, porque se vencieron en los depósitos del Sefar antes de ser enviados a los hospitales y ambulatorios del país, la Contraloría se percató que había productos que no figuraban en ninguno de los contratos que el Ministerio de Salud firmó con los laboratorios Heber Biotec, Cimab, Laboratorio Dalmer, Farmacuba y Vacunas Finlay.
Russián, en su informe, mencionó a la Pentoxifilina, empleada para el tratamiento de trastornos circulatorios, úlceras, entre otros; y denunció que 29 mil, de las más de 112 mil unidades compradas, fueron destruidas, lo que representó un daño al patrimonio público de 106 mil bolívares.
Pese a que acusó al Ministerio de Salud de realizar “adquisiciones de productos farmacéuticos a la República de Cuba, sin ningún tipo de planificación y por ende de medicamentos no requeridos por los centros de salud a nivel nacional, otros cuyas existencias no justificaban nuevos pedidos” y de no supervisar “la ejecución de los contratos”, el contralor no solicitó a la Fiscalía investigar a quienes ordenaron estas compras.
El Pdval de la salud:
– Meses después de que los venezolanos fueran sorprendidos por el caso de las más de 100 mil toneladas de alimentos que importó la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (Pdval) y que se pudrieron en los puertos, la Contraloría General de la República sacó a la luz pública una situación similar, pero en el Ministerio de Salud, según reseñó este diario el pasado 31 de marzo.
– En su informe correspondiente a 2010 Russián denunció que en el Puerto de La Guaira (Vargas) permanecieron lotes fármacos por un promedio de cinco meses y que eso originó que el Ministerio de Salud debiera pagar 2,8 millones de bolívares adicionales por “almacenamiento y desaduanización”.
– Asimismo observó retrasos en la entrega de remedios de hasta dos años y que los almacenes donde se depositaban los insumos no reunían las condiciones para preservarlos, tal y como lo demuestra el hecho de que 27 mil inyectadoras se dañaron porque el techo del lugar donde se hallaban estaba perforado y les caía agua de lluvia.
– En el reporte también se da cuenta que entre 2008 y 2009 el Ministerio debió pagarle a una compañía más un millón de bolívares para quemar 566 mil kilos de medicinas que se dañaron. ¿Por qué se dañaron? Russián verificó que un porcentaje importante de ellas estuvieron más de dos años guardadas sin ser distribuidas a los hospitales.
JUAN FRANCISCO ALONSO | EL UNIVERSAL
jalonso@eluniversal.com
sábado 9 de abril de 2011