“Hay dolor en el campo,
tristeza en el campesino…”
La impotencia en el que se esfuerza y angustia en quien lo perdió todo. Hace años, muchos años, sembramos la tierra y comenzamos a criar los animales. Hoy sentimos que lo perdemos todo, porque en un acto criminal contra el sector agropecuario se está matando la capacidad de alimentación del país. El despojo de las tierras y la eliminación de nuestro aparato productivo, es vergonzoso para nosotros los venezolanos a quienes en el mundo nos conocen como hombres y mujeres emprendedores.
Pensaran que ahora somos unos holgazanes o sinvergüenzas, porque estamos importando casi el 70 por ciento del consumo nacional de alimentos, en un país con el 5 % de las tierras (A-1), las de mayor capacidad de producción agrícola del planeta, con los mejores climas y micro-climas para la producción agropecuaria, con plantas petroquímicas para el mantenimiento y fertilidad de las tierras, con presas y corrientes de agua capaces de bañar millones de hectáreas, con una red de energía eléctrica instalada desde hace años, con combustible a borbollones y con una mano de obra formada en las universidades, en los institutos de educación técnica media y superior y en general con hombres y mujeres que junto a sus familias le han dedicado su vida al campo.
No señalemos a alguien como el culpable, porque nos irritaríamos más. Todo el mundo los conoce; además, perderíamos el control, y eso ya sería perderlo todo. Debemos mantener la calma, la mesura y la sabiduría para enfrentar el problema, porque el tiempo está a nuestro favor. Si hacemos el inventario, la realidad es que el sector rural está quebrado y allí podemos observar que no sólo hemos perdido capital, sino algo mucho más lamentable: estamos perdiendo el pie de cría de la ganadería de doble propósito (leche y carne), los rebaños de ganado limonero (raza típica española), la raza caroreña (más de 80 años de cruce genético) y el mosaico perijanero (orgullo de la ganadería zuliana). Ahora intentan seriamente acabar con el centro de recría de la raza Gyr (cebú) también para la producción de leche y ganadería de doble propósito, instalado en Mene Grande. Es un crimen lo que se está cometiendo.
En la agricultura la situación es igual. Los productores están arruinados, porque hay una deslealtad con el precio. Importamos café de Nicaragua y se le paga a los productores de allá a 1.500 bolívares el quintal, mientras que a los productores nuestros se lo pagan a 650 bolívares; en cuanto al azúcar, en la actualidad estamos importando más de 800 mil toneladas, se redujo la producción nacional en cuatro millones de toneladas y el precio en el mercado internacional se triplicó en los últimos días, pasó de 12 centavos de dólar la libra a 37 centavos de dólar, mientras que a los productores nuestros se les mantiene congelado el precio y están en la ruina. Igual está sucediendo con la siembra de maíz, arroz y caraotas. La cosecha ahora se recoge en los puertos, allí es donde les interesa a los que nos hacen sentir avergonzados, y no en los campos venezolanos.
En la cosecha del año pasado que se da en esos puertos, recogimos 130 mil toneladas de alimentos podridos, cargados en 2.600 gandolas. ¡Que vergüenza! Este año la zafra ya comenzó en Machiques con la leche podrida en la planta que despojaron. Estamos avergonzados con el mundo. Nadie nos quitará la dignidad. Podemos decir con plena seguridad que veremos a los productores al frente de la batalla para reconquistar lo perdido. El hombre del campo es silencioso, preciso, esperará la nueva cosecha y lo volveremos a ver libre, en democracia y emprendedor como siempre. El orgullo que sentimos por ellos nunca lo perderemos.
Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez