Venezuela se convierte
en un narcoestado
■ Lentamente se van cumpliendo todas las etapas que conducen a que Venezuela se convierta en un narcoestado, si es que ya no lo es.
Las declaraciones de Walid Makled, prisionero en una cárcel de máxima seguridad en Colombia, no sólo han estremecido a la opinión pública de nuestro país, sino que han develado al resto de América Latina y al mundo occidental el triste papel que estamos desempeñando como gran portaaviones de la droga tanto por los repetidos e incesantes narcovuelos que van hacia Centroamérica, como por aquellos que se dirigen a África y Europa.
Desde hace más de una década, las agencias internacionales vinculadas a la ONU y a la Unión Europea han alertado a Venezuela sobre lo que está ocurriendo en el país y sobre las perspectivas de que el narcotráfico fuera creando un inmenso delta de complicidades en los altos sectores oficiales, es decir, donde se toman las decisiones claves.
El gobierno bolivariano respondió con la expulsión de la DEA y con el cierre de nuestras comunicaciones con las autoridades colombianas que combaten el narcotráfico. A la DEA se le acusó de ser agente del imperialismo, y a los colombianos de ser enemigos del proceso revolucionario. Pero mientras tanto, nuestras policías van caminando agarraditas de la mano con los “imperialistas” ingleses y franceses que patrullan el Caribe.
Resulta difícil, luego de las declaraciones de Walid Makled, no vincular este escenario con la expulsión de la DEA en Venezuela.
De inmediato, el Gobierno comenzó a colabora con las agencias antinarcóticos europeas, que ¡trabajan directamente con la DEA! Lo importante era sacar a la organización del juego aquí y dejar el campo libre para que los militares y altos funcionarios manejaran a placer las decisiones sobre el narcotráfico en Venezuela.
No cabe duda de que, de muchas maneras, la DEA tenía a Walid Makled en la mira y también a la gente del gobierno bolivariano que estaba colaborando con él. No era un secreto para las autoridades policiales y para los periodistas del estado Carabobo (uno de ellos fue asesinado por denunciar esta confabulación) que la familia Makled estaba manejando no sólo inmensas fortunas de origen incierto, sino que en esa feria de dinero participaban generales y almirantes afectos al régimen.
Hoy, las declaraciones de Walid Makled son tan reveladoras de esa red de narco complicidades en el gobierno chavista, que al Presidente de la República no le queda otro destino que negociar su “exportación” a Venezuela como un producto altamente valorado como chaleco antibalas para su propia estabilidad política.
Makled vale todo el oro del mundo para el presidente Santos, y con cara de póker lo negocia mano a mano con su nuevo mejor amigo.
Pero el segundo acto del Makledgate está por iniciarse y sus documentos, videos y cheques a los militares y funcionarios (que ya están a resguardo en Estados Unidos) jugarán ahora un papel protagónico en esta tragedia.
Por: Redacción
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EL NACIONAL