La tecnología que usan
no representa riesgo
■ Donde otrora funcionaba el centro nuclear hay una planta para esterilizar materiales quirúrgicos y algunos productos de consumo humano
La crisis nuclear en Japón ha generado polémica sobre la utilización de aquellos tipos de energía cuyas emisiones radiactivas puedan poner en riesgo la vida y el equilibrio ambiental, especialmente de las zonas aledañas a las plantas y reactores en funcionamiento.
“En Venezuela no tenemos ningún reactor nuclear del que preocuparnos. En el IVIC, donde antes funcionaba uno, tenemos una planta de rayos Pegamma cuya operación es segura y útil para el país”, explicó vía telefónica Omar Díaz Heredia, ingeniero químico, ex director de Asuntos Nucleares de Venezuela y actual coordinador del Programa de Energía Nuclear de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada. En 1960, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas inauguró el primer y único reactor nuclear venezolano con fines académicos.
Conocido como el reactor RV1, el equipo funcionó satisfactoriamente hasta 1991.
En 2001, el reactor sufrió una modificación reversible para convertirlo en una planta de esterilización Pegamma.
“La principal fuente de energía de ese tipo de instalaciones es el cobalto 60, un material radiactivo que no es inflamable, no explota ni tampoco es combustible, por lo que no representa ningún tipo de riesgo”, ilustró Díaz Heredia.
El experto señaló que las barras de cobalto 60 con las que funciona la planta Pegamma del IVIC están controladas por piscinas de agua, en las que la conducción de la radiactividad es prácticamente nula.
Utilidad nacional:
La función principal de la planta Pegamma es esterilizar productos de fabricación nacional, entre los que se encuentran instrumentos médico-quirúrgicos y material de laboratorio y farmacia. También pasan por la planta diversas marcas de cosméticos, especias, envases y contenedores pequeños y algunos tipos de alimentos.
En enero de este año, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas anunció que la Dirección de Energía Atómica del Ministerio para la Energía Eléctrica había renovado la concesión para operar la planta Pegamma hasta el 15 de noviembre de 2012.
El mismo oficio ratifica como responsables por la seguridad radiológica, el funcionamiento y operación de la planta, así como por la protección radiológica a los investigadores Ángel Viloria, Paolo Traversa y Hendrik Yánez.
Diferencias importantes. Díaz Heredia afirmó que existen diferencias importantes entre los reactores nucleares japoneses y la planta de rayos Pegamma que funciona en el IVIC en cuanto a tamaño, tecnología y utilidad, por lo que la población no debe alarmarse.
“En el caso de Japón, los reactores nucleares satisfacen la demanda de energía eléctrica de varias ciudades debido a que no tienen acceso a otras fuentes de generación, como centrales hidroeléctricas. Esos reactores trabajan con uranio y sodio, materiales característicos distintos al cobalto 60 empleado en el IVIC”, refirió.
El experto hizo un llamado a la calma: “Es común asociar la crisis nuclear que actualmente se desarrolla en Japón con tragedias terribles como las vividas en Chernobil, Ucrania, en 1986. Pero la verdad es que la energía nuclear también tiene fines pacíficos muy útiles que no tienen los mismos niveles de riesgo”.
Por: ANDREA SMALL CARMONA
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