“En un segundo, el piso se convirtió
en una gelatina y llegó el pánico”
■ El diseñador Maykel Medina dijo estar preparado para una evacuación y la periodista Irene Herrera alabó la solidaridad asiática.
“Estábamos tranquilos y en un segundo el piso se convirtió en gelatina y el pánico llegó. Sabíamos que era un sismo, pero no imaginamos sus consecuencias”, dijo vía telefónica Maykel Medina, diseñador gráfico venezolano de 27 años de edad, que reside desde hace tres años en la ciudad de Kyoto, al sur de Japón.
El joven, que estudia una especialización en Ilustración y trabaja en una compañía, jamás había tenido una experiencia similar. “Cuando uno llega aquí recibe una inducción para enfrentar un terremoto, pero nunca es capaz de imaginar lo que es vivirlo”, apuntó desde su casa.
Japón se vio sacudido ayer por un terremoto de 8,9 en la escala de Richter de 10 como mayor intensidad-. Su epicentro estuvo en el mar y afectó en mayor grado la zona norte y noreste de la isla, aunque se extendió por toda ella. Le siguieron réplicas, otro sismo de 6,6 y un tsunami con olas de más de 10 metros de altura, que devastó zonas costeras.
Kyoto, capital del país hasta 1868, se encuentra al sur. Medina advirtió que quizás por ello el movimiento telúrico fue de menor magnitud allí.
“No se han visto derrumbes ni grandes daños. Podría decirse que fue sutil, aunque se oía el `taca, taca, taca’, de los objetos chocándose. Aquí solo detuvieron el tren bala que va de Tokio a Kyoto, el metro y otras líneas con conexiones más lejanas para evitar problemas”, indicó.
Aseguró que el sismo lo sorprendió en la oficina donde labora. La tierra se estremeció y con ello comenzaron los problemas. “Sentí un pánico bárbaro. Tembló y me bloqueé; no entendía nada; la gente comenzó a meterse debajo de los escritorios y seguía paralizado.
Fue cuando me dijeron: `Muévete, vamos, a bajar’; allí reaccioné. En Tokio fue peor”.
Una vez en la calle, comprobó a través de celulares que el norte del país había sido golpeado por la fuerza de la naturaleza. Aseveró que los movimientos se mantuvieron, aunque más leves, por lo que volvieron al trabajo, pero una réplica mayor los envió a sus casas. “Tembló desde las 3:00 pm, hora local, hasta las 7:00 pm; las réplicas ocurrieron cada 20 minutos”, indicó.
Aseguró que la ciudad está en emergencia. Incluso se suspendió una prueba de ingreso a los colegios. “No tenemos alerta de tsunami porque estamos lejos de la costa, pero dicen que entre sábado y domingo pudiéramos sentir un sismo aquí”, agregó.
Medina ha seguido al pie de la letra las indicaciones de las autoridades para evitar daños.
“No estoy usando gas, tengo varios litros de agua almacenados, al igual que comida y tengo las ventas y la puerta sin seguro por si acaso debo salir de emergencia; siempre usando las escalares. Espero estar preparado”, precisó.
Destrozos:
Irene Herrera, comunicadora social egresada de la Universidad Católica Andrés Bello reside desde hace más de siete años en Japón. Ayer fue contactada por Unión Radio y Globovisión. Aseguró desde Tokio que la ciudad sufrió daños pero no graves. “Al norte, en Sendai y Miyagi, la historia es diferente”, expresó.
Indicó que el sismo afectó los teléfonos fijos y móviles, no así la electricidad ni internet, lo que le permitió comunicarse para confirmar que estaba bien.
La colaboradora de la agencia de noticias Reuters evitó cuantificar los daños ocurridos. “Las autoridades japonesas son cautelosas; hasta que no confirmen el número de afectados no darán nada”, comentó.
Declinó dar un reporte complejo de la situación en el país por la falta de información. “Lo que se recibe es confuso y aislado”, reforzó. Destacó la solidaridad entre los japoneses.
“Hay mucho tráfico; mucho movimiento pero a la vez orden. La gente está tratando de ser buenos ciudadanos y asistir al prójimo”, indicó.
Desde blackberrys y foros de internet se difundió un mensaje de Ramón Eduardo Argote: “Me encuentro en un refugio militar y quiero informar que junto a mí se encuentran dos venezolanos, Carlos Enrique Moreno y su hermano Carlos Ernesto Moreno; los dos están bien a pesar de estar en cuidados médicos intensivos y quieren que sus padres sepan que se encuentran con vida”.
Redes. La redes sociales y dispositivos electrónicos fueron imprescindibles para que compatriotas pudieran informar de su situación desde el país asiático. Desde el grupo de Facebook “venezolanos en Japón” se ofreció ayuda a quien quisiera.
Por: ARMANDO AVELLANEDA
aavellaneda@el-nacional.com
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