Chávez desmantelo el Consulado
de Venezuela en Miami, Florida
EFE.— El personal diplomático del Consulado de Venezuela en Miami fue despedido, luego de un reporte del diario El Nuevo Herald donde se señalan irregularidades como venta ilícita de pasaportes y compra de celulares a un precio excesivo.
El cónsul Antonio José Hernández Borgo ha renunciado en apoyo a los destituidos, informó a la agencia EFE un funcionario venezolano.
“Hubo un despido masivo y nos dieron 30 días para abandonar nuestros cargos. Estamos exigiendo al canciller Nicolás Maduro y al presidente Hugo Chávez que nos informen el motivo”, dijo Román Orta, uno de los destituidos y portavoz de sus colegas.
La Cancillería notificó el viernes al cónsul Antonio Hernández Borgo el despido de 29 funcionarios.
“Ese mismo día el cónsul puso su cargo a la orden. Él nos dijo que lo hizo, y confiamos totalmente en él”, afirmó Román Orta, del departamento de pasaportes del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería.
Orta señaló que son falsas las acusaciones de ex funcionarios del Consulado, señalando presuntos cobros ilegales por la expedición de pasaportes y otros supuestos actos de corrupción.
“No han mostrado las pruebas, que lo hagan públicamente. Nos han difamado y agredido sin tener pruebas. No tenemos nada que temer, somos personas responsables, y si tenemos que salir lo haremos con la frente en alto “, dijo Orta, que tenía cuatro años trabajando en el Consulado.
El cónsul venezolano Antonio José Hernández Borgo también negó las supuestas irregularidades en la sede diplomática.
En octubre de 2012, siete funcionarios fueron despedidos por Hernández Borgo, por haber formulado denuncias ante las autoridades venezolanas en Caracas.
Una veintena de empleados del consulado de Venezuela en Miami, despedidos en masa por supuestas irregularidades, pidieron que la cancillería de su país entregue las pruebas que supuestamente los comprometen en acusaciones que calificaron de falsas y malintencionadas.
El cónsul Antonio Hernández Borgo, quien se solidarizó con los empleados, dijo por su parte a El Nuevo Herald que no piensa renunciar, que no se le ha pedido la renuncia y que tampoco la ha ofrecido.
“A los empleados los estoy defendiendo, soy un soldado y tengo que acatar la orden [de cancillería], esté de acuerdo o no, pero ellos han sido víctimas de una campaña salvaje, bestial de difamación, calumnias y bajezas”, dijo Hernández al referirse a denuncias de ex empleados del consulado que fueron despedidos por él en octubre.
Los ex funcionarios que hicieron las denuncias declinaron comentar sobre la reacción de Hernández y de los empleados removidos de sus cargos.
Entre los 16 empleados que se reunieron con El Nuevo Herald el lunes había desconcierto, rabia y tristeza y una sensación de que pagaron justos por pecadores con la decisión de Caracas. Todos dijeron que respaldan al cónsul.
Algunos de sus nombres han sido citados en informes de prensa que reseñaron las presuntas irregularidades, pero otros dijeron que no tenían idea de porqué fueron involucrados.
“Creemos que el presidente Chávez no sabe qué está pasando aquí. Cuando se entere y tenga las pruebas, se va a saber a ciencia cierta que somos inocentes, que estamos limpios’, dijo Elimat Hernández, empleada administrativa que llevaba cuatro meses en el consulado.
En una medida sin antecedentes en la historia diplomática moderna de Venezuela, la cancillería despidió a todos los empleados locales (23) y ordenó el traslado o el despido de seis funcionarios diplomáticos del consulado, uno de los más importantes en Estados Unidos en términos de usuarios.
Los funcionarios tienen 30 días para dejar sus cargos.
Hernández dijo que la cancillería no explicó el motivo del despedido masivo ni él fue consultado previamente.
Cuando se le preguntó a qué atribuía la destitución de los empleados, Hernández respondió:
“Bueno, yo la capacidad de adivino no la tengo. Ese ministerio, como cualquier ministerio de cualquier país, tiene una dinámica de rotación y transferencia de empleados, obviamente nunca en estos niveles”, respondió Hernández.
Se sabe que la determinación se tomó el pasado 4 de marzo luego de que los ex funcionarios despedidos por Hernández en octubre denunciaron ante varias entidades, incluyendo la cancillería, presuntos cobros en la expedición de pasaportes, la existencia de cónsules con ciudadanía estadounidense que trabajan sin autorización del Departamento de Estado, gastos no justificados y supuestas adquisiciones irregulares de teléfonos satelitales, entre otras.
Algunas de estas denuncias fueron publicadas por El Nuevo Herald hace la semana pasada.
En relación con el cobro de sumas ilegales por la expedición de pasaportes, algunos de los empleados explicaron que existe una cadena de intermediarios, fuera de su control, que venden la cita para obtener el documento a cambio de un pago.
Estos gestores se dedican durante varias horas a obtener el turno a través del sitio de internet del Servicio Administrativio Identificación, Migración y Extranjería (Sime) que expide un formulario, agregaron.
Sin el serial del formulario del Sime, los empleados en el consulado no pueden físicamente tramitar el pasaporte, explicaron los entrevistados.
“Nosotros sólo captamos los datos y las huellas”, dijo Román Orta, vocero de los funcionarios removidos de sus cargos.
Los empleados aseguraron que no hay manera de que un pasaporte sea tramitado por influencia de un funcionario del consulado. Los denunciantes dijeron a El Nuevo Herald la semana pasada que están dispuestos a demostrar que sí es posible.
Hasta ahora, agregaron los empleados despedidos, nadie les ha explicado el motivo de su despido y se lamentaron de que su reputación ha quedado ensombrecida por denuncias ‘‘totalmente falsas y sin pruebas” explicó Orta. “Aquí no se ha seguido ningún paso de una investigación”, agregó Orta.
Varios de ellos pidieron que se nombrara una auditoría para que investigue sus actuaciones.
“No tenemos nada que temer”, dijo Nieves Alvarez.
A la pregunta de si creían que un despido de esta envergadura estaba motivado por una “gran equivocación” del gobierno del presidente Hugo Chávez, los empleados respondieron afirmativamente al unísono.
“Están mal informados. Si ellos tienen esa duda ¿qué les cuesta mandar a un personal de confianza de ellos y pararlo ahí todo el día para que vea lo que se hace o no se hace?”, agregó Juan Toro.
Simón Delgado, empleado de atención al público, dijo que entre las personas despedidas en octubre había funcionarios de alto nivel con contactos en altas esferas del gobierno.
“Son chismes de pasillo, nos sentimos afectados por culpa de cuatro personas que nos tienen en una situación que no sabemos ni donde estamos parados”, dijo Delgado.
Carlos Herbut, quien lleva 11 años en el consulado, dijo que continuarán trabajando hasta el último día. “Tenemos ética”, agregó.