Las exequias de Lina Ron
contaron con vigilancia militar
■ Cinco unidades de Metrobús trasladaron a sus seguidores al cementerio
El funeral de la fundadora de Unidad Popular Venezolana, Lina Ron, en la plaza Andrés Eloy Blanco, tuvo una logística digna de un acto oficial. La Guardia Nacional, la milicia y los miembros del “comando” que lleva el nombre de la dirigente oficialista custodiaron desde el sábado las exequias.
Instalaron seis baños portátiles al lado de la iglesia Santa Capilla, cuya entrada se convirtió en un estacionamiento de motos. Abajo, en la plaza, en el más grande de los cinco toldos instalados, estaba el féretro de la dirigente que falleció el sábado de un infarto.
Una larga cola de gente esperaba para pasar frente al ataúd y observar por última vez a la rubia que popularizó la frase “Con Chávez todo, sin Chávez plomo”. Vendedores de cotufas, pinchos y jojotos le entretenían el hambre a los de la fila.
El café era gratis: había un termo enorme y vasos plásticos dispuestos para el público.
El diputado Freddy Bernal anunció por micrófono la pronta llegada de Hugo Chávez y advirtió: “No se le vayan a abalanzar a darle papelitos pidiendo casa o por cosas de salud. Hoy estamos aquí por Lina”.
En la fila, Clara Medina lloró cuando recordó que “la comandante Lina” visitó a su madre cuando se enfermó.
También la recordó la caballería del 23 de Enero, un grupo de muchachos que llevó seis caballos al acto. “A veces cuadrábamos con Lina; traíamos los caballos para acá los fines de semana y los niños se montaban gratis. Vinimos a hacerle un homenaje”, expresó uno de sus líderes.
La plaza estaba repleta de flores, al punto de que los militantes de UPV no eran suficientes para trasladar las coronas al cementerio. Llegaron arreglos de Pdvsa, el Ministerio de Comunicación, el Ministerio de la Mujer, Misión Robinson, Misión Ribas, entre otras instituciones.
Los ministros Tareck el Aissami, Andrés Izarra, Rafael Ramírez y el diputado Freddy Bernal enviaron coronas personalizadas.
Poco antes de que llegara Chávez, la multitud comenzó a gritar “¡Fuera, fuera!”. “Esos son los de Globovisión. Hay que caerles a coñazos”, vociferaba un hombre con la franela olivácea de UPV que se abrió paso hacia donde estaban los periodistas de medios oficiales, los únicos que pudieron cubrir el acto. La reportera agredida fue Alexandra Blanco, fotógrafa de El Nacional.
Los diputados Diosdado Cabello y Darío Vivas, el canciller Nicolás Maduro y la ex senadora colombiana Piedad Córdoba llegaron primero. Luego apareció Chávez y con él, la euforia de la gente que se apretujó y luchaba contra los guardaespaldas. Algunos sí le entregaron papelitos con peticiones. Chávez comparó a Ron con Cristo y exhortó a seguir su ejemplo. En su discurso recordó las diferencias que tuvo con Ron, que dirigió actos violentos contra televisoras privadas, la Iglesia y sectores opositores.
“A veces ella me regañaba a mí y yo a ella, pero siempre con mucho amor”, afirmó.
Minutos después, los seguidores de la dirigente cargaron el ataúd en hombros para llevarlo al Cementerio General del Sur. Dispusieron de 5 unidades de Metrobús para trasladar a la gente. Vivas coordinaba la salida de la caravana, que estuvo marcada por los cornetazos de un enjambre de motos (“son más de 300”, dijo uno que estaba a la cabeza). Primero fueron con el féretro al 23 de Enero, zona de los colectivos con los que trabajó Ron. “Vamos pa’llá a echar plomo”, dijo un motorizado cuando arrancaba la caravana.
Después de las 5:00 pm, el cuerpo de la dirigente llegó al cementerio. La oradora en el entierro fue Córdoba, que se declaró admiradora de Ron. Los seguidores de la líder de UPV colocaron la bandera de Venezuela sobre la urna y la despidieron cantando las rancheras que a ella le gustaban.
Por: ADRIANA RIVERA
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