El envío encubierto de misiles
Shahab 3 iraníes a Venezuela
Según informes de las agencias de inteligencia europeas y norteamericana, se acrecientan los rumores de que “Chávez y Ahmadinejad trabajan para desarrollar acciones militares conjuntas, así como para desplegar en tierra suramericana misiles de alcance intermedio operados por unidades militares de ambas nacionalidades”.
Este presunto hecho, avalado por la política internacional del régimen iraní, la cual busca fortalecer su influencia en distintas partes del mundo, ha convertido a Venezuela en uno de sus mayores aliados en Latinoamérica; al grado de convertir a la nación bolivariana en un firme candidato para el despliegue de misiles balísticos de mediano alcance (Shahab 3, Scud-B y Scud-C) en bases militares que también serían construidas por las Fuerzas Armadas de Irán.
En América Latina, el plan iraní pretende obtener presencia en tres lugares estratégicos; por un lado, en la triple frontera conformada por Argentina, Paraguay y Brasil; así como también, en Panamá y Venezuela. Esta última nación, es la puerta de entrada al continente debido a la manifiesta “amistad” existente entre los presidentes de ambos países.
Ciertamente, estos rumores que apuntan a desvelar la existencia de misiles iraníes en suelo venezolano no son nuevos; recuérdese cómo con ocasión de la crisis ocurrida entre los presidentes de Colombia, Ecuador y Venezuela, el 7 de marzo de 2008, durante la XX reunión cumbre del Grupo de Rio en Santo Domingo, Hugo Chávez, haciendo uso de sus consuetudinarias dotes como pantomimo político, ordenó públicamente el despliegue de varias divisiones del Ejército Nacional hacia la frontera con Colombia. Para ese momento, el Ejército de Colombia ya contaba con dos batallones antiaéreos apostados en la frontera con su vecino país, y además, el gobierno venezolano había denunciado la presencia de tropas norteamericanas en Aruba y Colombia, las cuales contaban con armamento antimisilístico.
En esa ocasión, Kenneth Rijock, veterano del conflicto en Vietnam y Camboya, y experto consultor en delitos financieros y lavado de activos para los Servicios de Inteligencia de los Estados Unidos y Canadá, informó a las autoridades norteamericanas sobre el envío encubierto de misiles iraníes a Venezuela; al respecto manifestó que: “.estos sistemas de armas ofensivas han sido montados e instalados dentro del territorio venezolano, teniendo como principal objetivo militar, amenazar al gobierno colombiano con la tentativa de una posible invasión de su territorio. Los testigos oculares informan que los misiles están ubicados sobre la frontera con Colombia, bajo la supervisión técnica directa de funcionarios iraníes y están en funcionamiento”.
¿Qué gana Irán con su presencia en suelo americano? Muy simple: el propósito es responder
desde América Latina a cualquier ataque que sufra Irán en su territorio.
Es el clásico choque de trenes. Se ve venir.
El pasado 25 de noviembre, el diario alemán Die Welt publicó un artículo en el que señaló que Chávez habría firmado un acuerdo durante su visita en octubre del año pasado a Teherán para permitir la instalación de una base de misiles que sería operada por personal de la Guardia Revolucionaria y por oficiales venezolanos entrenados por Irán en tecnologías misilísticas.
El artículo señaló que la base estaría concebida para operar misiles Shahab 3, con un alcance de 1.300 a 2.000 Km y con capacidad de transportar una tonelada de explosivos; misiles Scud-B, con un alcance de 285 a 330 Km; y misiles Scud-C, con un alcance de 300, 500 y 700 Km, según su versión.
Además, el convenio de cooperación incluiría, en una de sus clausulas, la posibilidad de que Venezuela pudiera hacer uso de los misiles en caso de una emergencia nacional; informó el diario conservador con sede en Berlín, y cuyos 200.000 ejemplares circulan en más de 130 países.
Preocupa también la denuncia hecha por varios medios de comunicación, en el sentido de que el líder religioso de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, habría aprobado una reasignación presupuestaria por US$ 4.500 millones destinados a financiar la expansión militar y política de ese país en diversos puntos del globo, y que además, dichos recursos serían ejecutados por dos de los comandantes militares más poderosos del régimen de Ahmadinejad; el comandante de la Guardia Islámica Revolucionaria, Mohamed Alí Jafari, y el jefe de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani. En este sentido, el informativo alemán señaló que “Soleimani acaba de aprobar el nombramiento de 150 funcionarios para América Latina durante el 2011, incluyendo cargos burocráticos en el cuartel general, así como posiciones operativas en la región. De esos US$ 4.500 millones, Soleimani ya habría transferido US$ 87 millones a la Fuerza Quds destinados para ser usados en América Latina, incluyendo 7 millones de dólares para financiar acciones de la unidad de operaciones internacionales de Hezbollah en esta región.”.
En opinión del autor, toda esta trama que se viene tejiendo en los últimos años entre Caracas y Teherán, y que aparentemente gira en torno a la legítima vocación que tienen todos los estados de buscar alianzas en el campo comercial, como sería el caso de la creación de bancos binacionales o los acuerdos petroleros y energéticos perfeccionados entre ambas naciones, no son más que distractores de una realidad que linda más bien con los intereses iraníes de buscar, a toda costa, alianzas estratégicas y militares con regímenes populistas como el de Hugo Chávez, que les permitan, de una parte, evadir las sanciones impuestas por la Organización de Naciones Unidas para la adquisición de cierto tipo de armamentos, y por otra, establecer una base estratégica en el corazón del hemisferio occidental, que evoca lo intentado por la Unión Soviética en 1961-1962, cuando desplegó vectores con ojivas nucleares en Cuba.
Frente a lo primero, resulta muy revelador lo registrado por la agencia rusa Novosti, la cual citó a finales del año pasado las palabras de Igor Korotchenko, jefe de un think tank en ese país que monitorea el comercio de armas, revelando que Moscú ya concedió a Caracas varios créditos para la compra de material bélico ruso, incluyendo un reciente acuerdo por US$ 2.200 millones para comprar 92 tanques T-72M1M, sistemas de lanzacohetes Smerch y sistemas de defensa aéreo S-300PMU-1. En varios centros de estudios de defensa ya se descuenta que si Irán no consigue los S-300 directamente de Rusia, bien se los podría facilitar Chávez.
Frente a lo segundo, bien vale la pena mencionar el artículo publicado el pasado mes de diciembre por El Nuevo Herald de Miami, en el sentido que “. diez congresistas norteamericanos le habían pedido a la jefa de la diplomacia de los Estados Unidos, Hillary Clinton, que tratara de detener el fortalecimiento de la alianza entre Chávez e Irán, alarmados por las crecientes versiones, por ahora no confirmadas, de una especie de base iraní en territorio venezolano”.
Este grupo de congresistas, encabezados por Connie Mack, representante por el Distrito 14 de la Florida, hizo un nuevo llamado a la administración Obama para incluir a Venezuela dentro de la lista de los países que auspician el terrorismo. “Las consecuencias de este tipo de colaboración entre Irán y Venezuela sería devastadora y es imperativo que tengamos un plan preparado para evitar que esta asociación avance”, señaló Mack en carta firmada, además, por los representantes republicanos Marsha Blackburn, de Tennessee; Phil Gingrey, de Georgia; Sue Myrick, de Carolina del Norte; Gus Bilirakis, de Florida; Dan Burton, de Indiana; Elton Gallegly, de California; y Doug Lamborn, de Colorado.
Actualmente sólo cuatro países aparecen en la lista de patrocinadores del terrorismo: Cuba, Irán, Sudán y Siria.
* Alberto Uribe Cantalejo es Licenciado en Derecho.
Máster en Seguridad y Defensa en la UCM-CESEDEN.
Máster en Comercio Internacional en la UCM.
Ex Director de Orden Público de la Gobernación de Cundinamarca (Colombia).
Por: Alberto Uribe Cantalejo
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