Gadafi se tambalea tras ordenar el
mayor baño de sangre de la dictadura
■ Diplomáticos libios renuncian por respuesta del gobierno a las protestas.
■ Bengasi, la segunda ciudad del país, al parecer esta en manos de los rebeldes.
■ La rebelión libia ya está en Trípoli.
A primera hora de este lunes, se ha confirmado que las protestas violentas han llegado a Trípoli. La sede de la TV oficial ha sido atacada, aunque sigue emitiendo a esta hora. Un testigo ha contado a Reuters que el edificio donde se reúne el Congreso del Pueblo (Parlamento) está en llamas.
A diferencia de Túnez y Egipto, Libia es un importante productor de petróleo, 1,7 millones de barriles diarios. La repercusión en su precio es inevitable. Esta mañana, el barril de Brent ha regresado a la cota de 104 dólares. Una de las tribus libias, la situada al sur de Trípoli, ha amenazado con cortar la exportación de crudo mientras duren las protestas.
Los muertos y el caos no dejan de aumentar en Libia, donde el régimen de Gadafi sigue manteniendo cerrada la puerta para que ninguna fuente independiente pueda presenciar qué ocurre allí. Ayer fue otra jornada de violencia sin control. Son las peores revueltas a las que tiene que hacer frente el líder de la revolución, en el poder desde 1969. Pero, pese a la represión desatada, Gadafi no las debe tener todas consigo, pues hay unidades militares que están desertando y pasándose con la oposición. Así ocurrió en Bengasi, donde algunas de las fuerzas desertoras contaron al personal del hospital que estaban liberando la ciudad.
Intensos tiroteos se escucharon anoche en el centro de la capital libia, Trípoli, indicaron a la AFP varios testigos contactados por teléfono. “Oímos ráfagas de tiros por todas partes, que se acercaban al centro de la ciudad”, indicó un habitante del barrio residencial Al Andalus.
Otro testigo también dijo haber oído tiros en el barrio de Mizran, no muy lejos de la Plaza Verde, en el corazón de Trípoli. Un poco antes las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes contra el régimen en el barrio popular de Gurgi, indicó un habitante del barrio contactado por teléfono. “Hay manifestaciones. Se oyen consignas contra el régimen y tiros. El gas lacrimógeno invadió la casa”, dijo sin querer identificarse.
Los libios que protestaban contra el Gobierno parecían controlar las calles de Bengazi ayer, pese a que las fuerzas de seguridad mataron a varias personas en la más sangrienta de las revueltas que afectan al mundo árabe.
Testigos dijeron que Bengazi, la segunda ciudad libia, estaba en caos, con edificios del Gobierno saqueados y militares y policías que se vieron obligados a replegarse a un complejo fortificado, desde donde disparaban a los manifestantes con rifles.
Al igual que lo ocurrido el sábado, las fuerzas de seguridad dispararon ayer sus ametralladoras en contra de miles de dolientes que marchaban en un funeral en memoria de manifestantes antigubernamentales en Bengazi. Veinte personas murieron, dijo un médico de un hospital de la ciudad que recibe a muchos de los heridos.
La organización Human Rights Watch, con sede en Estados Unidos, dijo que 173 personas han muerto, sobre todo en Bengazi, durante tres días de enfrentamientos, mientras que algunos testigos calculan que son más de 200 las víctimas, muchas de ellas por armas de fuego.
Guerra civil. Saif Al-Islam Gadafi, hijo de Muamar Gadafi, dijo que su país corre el riesgo de caer en una guerra civil. El hijo de Gadafi, quien negó que hayan habido cientos de muertes en las protestas, sostuvo que el Congreso Popular General se reunirá hoy para discutir una agenda “clara” de reformas y adelantó que el Gobierno “incrementará los salarios”.
Saif Al-Islam Gadafi aseguró que Libia se encaminaba hacia un “gran caos” debido a que un movimiento separatista estaba amenazando la unidad nacional, ya que existía un intento por dividir a Libia en varios pequeños estados islámicos, pero que decenas de miles de ciudadanos se dirigían a Trípoli para defender a Gadafi.
Asimismo, afirmó que la policía y el ejército, dado su pobre entrenamiento, habían cometido errores en la represión de las manifestaciones y que tales instituciones habían perdido mucho equipamiento, como tanques y artillería, a manos de civiles.
De acuerdo con una información de la agencia Europa Press, Muamar Gadafi habría huido del país con destino a Venezuela. Así lo dio a conocer el secretario adjunto de la Embajada libia en Pekín, Husein Sadeq al Misurati, quien anunció su dimisión y su apoyo a la revuelta.
Diplomáticos libios:
Diplomáticos de alta jerarquía del gobierno de Libia han renunciado en protesta por la respuesta del gobierno de Muamar Gadafi a las manifestaciones de grupos de la oposición.
En embajador en India, Ali al-Issawi, le dijo a la BBC que mercenarios extranjeros han sido desplegados en el país para atacar a ciudadanos libios.
En El Cairo, capital de Egipto, el embajador libio ante la Liga Árabe, Abdel Moneim al-Honi, afirmó a un grupo de periodistas que se unía a la revolución que estaba en ciernes en su país.
El embajador de Libia en Pekín, China, también presentó su renuncia.
Gadafi lleva en el poder 42 años y desde hace unos días afronta protestas antigubernamentales sin precedentes, reprimidas por las fuerzas de seguridad.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos aseguran que desde que comenzaron las manifestaciones el pasado miércoles han muerto al menos 230 personas.
La rebelión pone contra las cuerdas a Gaddafi
La rebelión popular ha puesto contra las cuerdas al régimen del coronel Gadafi, que ahora amenaza con una guerra civil que causar “cientos de miles de muertos”.
Bengasi, la segunda ciudad del país, parece estar en manos de los rebeldes, mientras que miles de personas salieron a las calles del centro de Trípoli el domingo por la noche para gritar consignas contra el dictador. Los muertos en la revueltas que afectan a media docena de ciudades ya son 233, según Human Rights Watch. Los heridos superarían el millar, en una información recopilada por este enviado especial de La Vanguardia en Argel.
Saif el Islam Gadafi, hijo de mayor del coronel, salió en televisión a última hora del domingo para asegurar que “correrán ríos de sangre” si la rebelión sigue adelante. Aseguró que su padre está en Trípoli, “dirigiendo la batalla” y que “la guerra civil” que se avecina causará “decenas de miles de muertos” que llevará a Libia de nuevo a la era colonial. “Lucharemos hasta el último hombre, hasta la última mujer”, amenazó.
Saif el Islam prometió reformas administrativas (más descentralización) y subir los sueldos, pero, al mismo tiempo, acusó a los manifestantes de ser unos borrachos y maleantes al servicio de potencias extranjeras.
El discurso fue surrealista y difícilmente calmará a la población. Un abogado de Bengasi, contactado por la BBC, aseguró que el régimen no tiene ninguna credibilidad y que la lucha continuará. La población sabe que rendirse ahora es afrontar una durísima represión.
Los habitantes del Bengasi afirman que controlan la ciudad. Las fuerzas leales a Gadafi están recluidas en un recinto militar de edificios oficiales. Aseguran, asimismo, que varias unidades del ejército se han unido a la revolución. Un cirujano del hospital Al jale confirmó este punto. Dijo que a urgencias habían llegado muchos soldados heridos que habían dejado las armas.
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