HomeActualidadEloísa Álvarez: "Ahora la gente me pide asesoría"

Eloísa Álvarez: “Ahora la gente me pide asesoría”

La familia Álvarez celebró el jueves en la noche el retorno a su hogar. Para llegar al consenso, tuvo que pasar 23 días durmiendo en el pasillo junto a su hija mayor.

Eloísa Álvarez le ganó la lucha a sus
inquilinos y volvió a su apartamento

 

Durante 23 días, Eloísa Álvarez, junto con su hija Macarena, durmió en la puerta de su apartamento esperando que los inquilinos -que ya tenían dos órdenes de desalojo- abandonaran su vivienda principal. En contadas ocasiones se movió del lugar, y solo de esa manera obtuvo lo que no había logrado con ayuda de sus abogados y de los tribunales.

El pasado jueves, por primera vez en casi un mes, Eloísa volvió a dormir en el apartamento que desde el 2002 había alquilado a una familia de origen libanés. Las paredes de su casa son el trofeo que le quedó tras la lucha que tuvo que emprender, una vez que el Tribunal Supremo de Justicia emitió una sentencia en la que suspende temporalmente el desalojo de inquilinos.

Para celebrar su regreso, Eloísa no excluyó a ningún vecino; tanto, que en el ascensor del edificio colocó una invitación abierta para los que quisieran brindar por el objetivo alcanzado. Y es que nunca se imaginó el apoyo que recibiría de ellos, ni el de decenas de desconocidos que le dieron palabras de aliento.

“Recibí demasiado apoyo, gente de a pie, que no conozco… también de mi familia, somos doce hermanos y entre todos nos ayudamos para lo que sea. Gracias a Dios lo logramos”, dijo Eloísa en medio de una improvisada celebración que acompañaron con pizzas.

Aunque siempre tuvo fe de recuperar su vivienda, Eloísa nunca se imaginó que se convertiría en una referencia para otras personas que están en la misma situación. “Cuando estaba esperando el camión de la mudanza una de las vecinas de la calle me dijo que no botara el colchón inflable porque estaba en la misma situación, esperando por su casa. Ahora la gente me pide asesoría”, comenta sorprendida.

Y aunque el jueves en la noche todo era celebración, cantos y alegría, los días que precedieron al desalojo no fueron lo mejor. El consenso que logró la familia Álvarez con los inquilinos les costó cerca de diez mil bolívares.

“Hace una semana y media él salió del apartamento, me abrazó y me dio la llave. Yo le dije que le daba plazo hasta el miércoles para que sacara todo, luego me pidió un día más y dijo que lo teníamos que ayudar porque no tenía suficiente dinero para pagar los arreglos que tenía que hacer en el apartamento que consiguió para mudarse”, cuenta Eloísa.

En total, tuvieron que pagar piezas de baño, rodapiés, pintura y mano de obra, por temor a que no se concretara la salida que ya habían concertado de manera “amistosa”.

Con agua bendita que le dio una de las vecinas, la familia Álvarez selló el último capítulo del regreso a casa, aunque sus abogados creen que hay que ponerle punto final al procedimiento legal. El fin de semana será de limpieza y el lunes retomará la rutina que abandonó hace 23 días. “Estoy cansada, pero feliz, no hay manera de explicarlo”, afirma Eloísa.


BEATRIZ CRUZ SALAZAR | EL UNIVERSAL
sábado 12 de febrero de 2011

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