La red oficial de farmacias
tiene un año de retraso

El Ministerio de Comercio aprovechó las mesas técnicas con las farmacéuticas para conseguir proveedores.

A la red de farmacias socialistas se le asignó un presupuesto inicial de 100 millones de bolívares en febrero del año pasado, pero siete meses después su presupuesto de gastos ascendía a 181.600.384 de bolívares.

Hace un año el Gobierno anunció que incursionaría en la comercialización de medicamentos y que lo haría a través de una red de farmacias socialistas, la cual comenzaría a funcionar con tres sedes: una en el centro comercial Sambil de la Candelaria, otra en la Plaza O’Leary de El Silencio y una más, en Caricuao. El proyecto, que forma parte de la Corporación de Mercados Socialistas y que está a cargo del Ministerio de Comercio, se lanzó el 14 de enero de 2010 pero aún no se concreta.

El Sambil de la Candelaria que fue expropiado, entre otras razones expuestas por el Gobierno, para darle una sede a Comerso, se habilitó en diciembre como refugio para los damnificados. El acondicionamiento de un local para la farmacia aún no ha comenzado. En los alrededores de la Plaza O’Leary tampoco hay avances en la construcción de un recinto para la venta de medicamentos, al igual que en Caricuao donde todavía esperan su farmacia socialista. Las inauguraciones se prometieron para abril del año pasado, pero apenas esas eran las sucursales pilotos de un proyecto más amplio.

La red de farmacias socialistas fue un proyecto del farmaceútico Eduardo Samán cuando todavía estaba al frente del Ministerio de Comercio.

La idea era construir 22 boticas, una en cada parroquia de Caracas, donde se venderían medicamentos a bajos precios. Para ello se establecería una droguería estatal que compraría todo directamente a los laboratorios sin pasar por intermediarios y que en el largo plazo, se abastecería de las plantas que levantará el Ministerio de Salud, según Comerso.

Cuando Richard Canán asumió esa cartera en febrero del año pasado, el proyecto dejó de ser una prioridad para Comerso, que además administra las areperas socialistas y las tiendas Alba. El destino de las boticas está ahora en manos de Edmée Betancourt, que acaba de asumir ese despacho.

Dinero hubo:

La intención de crear un conjunto de farmacias directamente administradas por el Gobierno que vendan los medicamentos básicos para la hipertensión, las reacciones alérgicas o los resfriados a bajos precios tampoco es una novedad. Igual meta se propusieron gobernadores y alcaldes de Caracas a comienzos de los noventa. Ninguno de los planes se concretó, pero Comerso tiene algo a su favor: un buen apoyo económico.

Cuando se constituyó Comerso, en cuyos estatutos se incluyó la red de farmacias socialistas como una empresa filial, se le asignó un presupuesto inicial de 100 millones de bolívares mediante el decreto presidencial N° 7214 del 3 de febrero del año pasado. Siete meses después, la casa matriz expuso que su presupuesto de gastos ascendía a 181.600.384 de bolívares, según se lee en la Gaceta Oficial N° 39518 del 27 de septiembre de 2010.

Si bien es cierto que el dinero no sólo estaba destinado a las farmacias, sino también al resto de los locales Comerso como las areperas, las caucheras, los mercados de economía popular, en la nómina queda claro que las boticas no eran la prioridad. Los gastos de personal suman 12.454.305 bolívares para el pago de 45 empleados, de los cuales sólo 9 están clasificados como profesional y técnico. La plantilla es deficitaria para atender las 22 sucursales que se proyectaron para 2010.

“Es fundamental considerar que las farmacias requieren mano de obra especializada.

Tú no puedes poner a cualquier persona a vender medicamentos como si se tratara de papas. Hay que contratar a farmaceúticos, tal como lo hacen las cadenas privadas de farmacias”, afirma Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana.

La adecuación de los locales más que una fuerte inversión demanda un conocimiento sobre el ramo. “Existen pautas muy rigurosas sobre el almacenamiento de los medicamentos que deben cumplirse.

Los fármacos no pueden estar guardados al lado de una nevera o en una vitrina expuesta directamente al sol. Tampoco puedes tener locales improvisados con techos de zinc, porque si el lugar es muy caluroso se puede perder la estabilidad de algunos medicamentos”, señala Ceballos.

La compra de los medicamentos que se venderán es el otro elemento esencial para el establecimiento de las farmacias socialistas. Más allá de los convenios de importación de fármacos que tiene el Gobierno con Cuba, el Ministerio de Comercio aprovechó las mesas técnicas con las cámaras farmacéuticas para conseguir proveedores radicados en el país.

“A mediados del año pasado, el Gobierno solicitó unas referencias de precios medicamentos básicos a la Cámara Venezolana de la Industria Farmacéutica y se les presentaron ofertas para que compraran directamente a los laboratorios. Ellos manejaban estudios de cuáles podían ser los productos más solicitados por zonas, pero la venta aún no ha arrancado,” asegura Ángel Márquez, vicepresidente ejecutivo de Cifar.

Tras una cadena grande:

Durante dos noches seguidas Mario Silva, el conductor del programa La Hojilla en VTV, repitió que el Gobierno debería expropiar una cadena grande de farmacias, como una alternativa para “frenar la especulación de precios” y para consolidar el proyecto de las boticas socialistas.

La idea tampoco es nueva.

En los foros de Aporrea.org, el portal revolucionario, la petición sonó, por primera vez, en marzo de 2010. Las farmacias han insistido en que sólo comercializan a los precios que les expenden los mayoristas. Además, han explicado que los volúmenes de inventario también son conocidos por las autoridades.

Por: MARGARET LÓPEZ
mjlopez60@gmail.com
Salud | Política
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