Fue acuchillada el pasado lunes, por un
empleado del local que administraba
“Estamos todos muy dolidos y sólo queremos que se haga justicia”. Lucía de Acevedo, asegura que su cuñada jamás pensó que sería atacada mientras desempeñaba sus labores.
Los 10 años de experiencia como administradora de la arepera Misia Jacinta, en El Rosal, no fueron suficientes para que María Ysabel de Nóbrega comprendiera cuáles eran las verdaderas intenciones de Jonathan José Peña Ramírez, el lunes 31 de enero en la noche, cuando entró a su oficina para matarla.
“Estamos todos muy dolidos y sólo queremos que se haga justicia, porque ella era una persona muy buena, atenta, que jamás pensó que la iban a atacar. A pesar de que siempre manejaba mucho dinero, nunca había tenido problemas con ningún empleado”, expresó Lucía de Acevedo, cuñada de la víctima.
La repentina muerte de la mujer causó conmoción en la comunidad de comerciantes de origen portugués en Caracas, pues, según De Acevedo, ellos siempre han procurado mantener buenas relaciones con quienes colaboran con el crecimiento de sus negocios.
La víctima tenía 63 años de edad. Había llegado de Portugal hace 40 años, junto con su madre y 3 hermanas.
Vivía con sus hermanas solteras y fue precisamente una de ellas la que advirtió que algo pasaba el lunes en la noche, pues María Ysabel no había llegado a su casa a las 10:00 pm.
“Nosotros no tenemos la culpa de que este pueblo esté como está, porque siempre procuramos que los empleados no pasen necesidades; les damos buenos sueldos, estamos pendientes de ellos, de sus casas y sus familias para que trabajen a gusto. Por eso lo que ocurrió nos duele mucho, porque nosotros confiamos en los empleados”, advirtió De Acevedo.
Maldad insospechada:
De acuerdo con la información que manejan los familiares de María Ysabel de Nóbrega, el homicida, con apenas 20 años de edad, supuestamente tiene registros policiales.
Peña tenía cuatro meses trabajando en el establecimiento, pues un hermano que también labora allí lo recomendó.
Algunos de los empleados de la arepera relataron la frialdad con que el homicida actuó al cometer el crimen.
“Fue impresionante, porque nosotros sin saber lo que había ocurrido estábamos en las mesas esperando que la policía hiciera su trabajo, y él estaba ahí sentado, como si nada. Cuando la policía lo agarró, simplemente se paró y se dio media vuelta para que le colocaran las esposas, pero nosotros no nos imaginábamos que había sido él, hasta que vimos las imágenes del video”, relató una empleada.
En las imágenes de las que habla la trabajadora de la arepera, captadas por una cámara de seguridad de la oficina, se ve claramente cuando Peña entró con el cuchillo en la mano y cómo agredió a la víctima hasta matarla. Presumen que posteriormente tomó el dinero, envolvió el arma homicida en una camisa y la arrojó en la platabanda del local, donde fue hallada. Dicen que sacó el dinero que robó para esconderlo sin el más mínimo signo de alteración, y se quedó con los demás empleados sin mostrar sentimiento de culpa alguno.
“Ese hombre no tuvo compasión con ella, que era una mujer tan detallista. Sus sobrinos eran como sus hijos y era ella quien se encargaba de sus hermanos cuando enfermaban, con los empleados igual, los cuidaba y atendía si se sentían mal, les daba pastillas, si se cortaban los curaba, era una persona muy sencilla”, aseguró la cuñada.
Durante el velorio de De Nóbrega, fueron múltiples las demostraciones de afecto de los empleados de la arepera. Muchos de ellos expresaron su dolor por la muerte de la víctima y la describieron como una persona excepcional.
Uno de ellos fue Breydy José Briceño, quien dijo que la conocía desde hace siete años. “Era muy buena persona. Yo trabajo en el turno del día y justamente el lunes cobré con ella a las 7:10 pm, pero después me fui a mi casa y me enteré de lo que había pasado el martes en la mañana cuando llegué al local y conseguí el papel que decía `cerrado por duelo’; pero todos sentimos un dolor muy grande”, agregó el empleado.
Los restos de María Ysabel de Nóbrega fueron sepultados en el Cementerio del Este el miércoles pasado. El único llamado que hicieron sus familiares a las autoridades es que el homicida pague por lo que hizo para que se haga justicia.
Por:THABATA MOLINA
ROSTROS DE LA VIOLENCIA
tmolina@el-nacional.com
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EL NACIONAL
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