El nauseabundo saqueo que
hace Rafael Ramírez de Pdvsa
Las cosas en Venezuela están mal planteadas. Ni Chávez es Gómez, ni Rafael Ramírez, Gurmensido Torres. La historia petrolera de Venezuela no la hicieron ladrones, resentidos, dibujantes de tuercas y tornillos, guerrilleros que mataban en el monte porque su compañeros les tumbaban las mujeres -como los que hoy la dirigen- y no la deben escribir los pícaros aventureros y charlatanes que hoy mienten y distorsionan para justificar el nauseabundo saqueo que hacen de Pdvsa.
Gómez interpretó a cabalidad la oportunidad que el potencial petrolero le ofrecía a Venezuela y negoció con las empresas extranjeras con pragmatismo,
habilidad y patriotismo, logrando las inversiones y la tecnología necesarias para desarrollarla.
Es cierto que personas de su entorno se enriquecieron sin causa con esto y no creo que la revolución sea la indicada para echar dedo sobre estos asuntos. Pero también es cierto que con la colaboración de hombres honestos, competentes y patriotas, como Román Cárdenas, Vicente Lecuna y Gumersindo Torres, se pusieron las bases de la industria petrolera venezolana.
Ellos entendieron en 1917 que la industria petrolera no podía desarrollarse sin una clara definición de derechos y deberes del Estado y las empresas. Y ratificaron en la Ley de Minas de 1918 el principio regalista de la propiedad nacional de los minerales con una disposición que establecía que el Estado explotaría el petróleo por administración directa o por arrendamiento.
TRAICIÓN:
Pero en ningún caso concedería derechos reales sobre los yacimientos, ratificando con inequívoca claridad el principio de la reversión al Estado de los yacimientos al término de la concesión, con todos sus edificios, maquinarias y obras anexas, sin pago por mejoras. Esto fue el fundamento de la ley de 1943 y de la reversión anticipada de las concesiones de 1975, mal llamada “nacionalización”, de la cual nació Pdvsa.
Así lo hicieron aquellos, y eso estuvo bien. No lo que hizo el señor Presidente Chávez, que convirtió en co- propietarias a las empresas extranjeras a través de las empresas mixtas. Por alguna razón, en el acto de burla más grande que gringo alguno haya proferido contra un Presidente del tercer mundo, el Presidente de Chevron, David Oleary, con motivo de la entrega de la Plataforma Deltana en 2004 por el gobierno, le dijo al Presidente, “Puede contar con nosotros, porque creemos en hechos, no en palabras”. Hable paja, pero entiéndase en los negocios, así de vulgar
es la traducción.
No recuerdo cómo juró frente al Presidente de la República el ciudadano ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez cuando de aquel tímido dibujante de tuercas y tornillos en el ministerio pasó a dirigir los destinos de la política petrolera. No lo recuerdo, entre otras cosas, porque nadie esperó que aquel muchacho con aspecto de espantapájaros pudiera robarse una locha.
Ya se encargaría el tiempo de darnos lecciones que no siempre por la maleta se conoce el pasajero.
En todo caso debió jurar ante Dios. Así seguramente fue.
NÚMEROS:
Como Dios anda en sus asuntos, los venezolanos, debemos demandar lo que el creador en su infinita misericordia olvida. Los costos de la principal industria, desde que Ramírez es el sultán de Pdvsa, no bajan del 78 % de los ingresos totales.
De cada 10 dólares que produce, Pdvsa se traga siete. Así debutó este emperador en Pdvsa y así ha seguido hasta hoy: sin que de nada sirva quejarse, protestar, argumentar, denunciar, interpelar, marchar, hacer huelgas, paros, trancas, instancia de esas que tienen el desparpajo de llamarse tribunales de justicia, a ver si alguien puede hacer algo para detener sus arbitrariedades, o siquiera revisar sus cuentas personales, limitar sus pillerías,
exigir cálculos por sus dispendios inconsultos, obligarlo a que dé explicaciones a sus negocios contraproducentes, o frenar siquiera alguna de las muy variadas formas de un despotismo absolutamente autoritario.
El cronista tiene en su poder un informe confidencial, alarmante y lleno al final de la bochornosa realidad en la que hoy está Pdvsa, que es lo que nunca debió ser: una empresa quebrada. Hoy, Venezuela produce dos millones 320 mil barriles diarios de petróleo, unos 750 mil barriles con las empresas mixtas (es decir, asociada con terceros), 400 mil barriles de petróleo pesado, cuyos costos de producción son mayores, y 35 mil barriles
de medianos. De esta producción, no aportan “divisas” a la tesorería de Pdvsa las siguientes cantidades: unos 700 mil barriles por consumo en el mercado interno cuestan 17 $/barril producirlos (12 de producción + 5 de refinación) para venderlos a 9$/barril porque debe subsidiar.
INFORME:
100 mil barriles se le “regalan” a cuba, otros 12 mil se le “regalan” a los hermanos del Alba y Petrocaribe a cambio de cambures y caraotas. La cuenta sigue con 400 mil barriles que se le entregan a China como pago de los préstamos y 100 mil barriles se le paga a Japón por pago de préstamo para un total de: 1 millón 312 mil barriles.
La diferencia, es decir, un millón de barriles, correspondería al petróleo vendido a terceros que estarían entrando a la tesorería de Pdvsa. Lo que llamamos factura petrolera. Pero varios de estos países -“hermanos” pero de bolsillo- mantienen una deuda creciente con Pdvsa equivalente a 800
mil barriles día.
Aquí el asunto se pone duro porque si tomamos el precio promedio del año de la cesta petrolera, reportado por el gobierno nacional: 72,69 dólares por barril, le restamos esa deuda (800 mil barriles de la deuda) y lo dividimos entre dos millones 32 mil barriles día, que es la producción, y lo multiplicamos por 72,69 que es el precio de la cesta, nos da unos 25,06 dólares por barril, que es lo que le está entrando al país. Esto quiere decir que si la tesorería de Petróleos de Venezuela recibiese oportunamente el “pago efectivo” por su factura petrolera, por cada barril producido recibiría 25,06 dólares.
En resumen, los ingresos unitarios (dólares por barril) a la caja de Pdvsa, si todos sus clientes pagaran oportunamente la factura petrolera, de 25,06 día por barril y Pdvsa tiene costos operacionales (de producción, refinación, subsidios al mercado doméstico y pagos a sus socios en las empresas mixtas), por 33,19 dólares día, y obligaciones con el fisco nacional de 44,97 día, que materialmente es imposible cumplirlas.
Pdvsa no es capaz de generar los recursos necesarios para operar, y menos para dar su aporte al fisco nacional, y mucho menos para honrar sus compromisos de pagos de sus deudas financieras, de los pagos a los dueños de las empresas nacionalizadas, expropiadas, de los litigios internacionales, y sus compromisos con las obligaciones sociales que le impuso el gobierno nacional: misiones, ornatos, etc., lo que la ha transformado
en una empresa “maula”. Esto explica el por qué Pdvsa no rinde cuenta alguna de sus operaciones al país.
Así será el asunto que para la Refinería de Pernambuco que se haría en Brasil, Pdvsa pidió al banco brasileño que pusieran los reales, a cuenta de préstamo por la participación de Pdvsa, y los brasileños están parados porque Pdvsa no ha puesto una locha.
Yo no sé si logro explicar semejante disparate. El asunto equivale a que Boves le hubiera dicho a sus tropas: páguense ustedes su alimentación, que algún día nosotros le pagaremos sus muertos.
Tendrá que escribir una carta el tío Simón a Rafael Ramírez, donde le explique que una vaca se ordeña, pero hay que darle de comer.
Por: LEOCENIS Habla Claro
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@LEOCENISOFICIAL
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