Gremios denuncian que no fueron
incluidos en la discusión de la ley
Los conserjes exigen reivindicaciones que incluyen vivienda, pero rechazan las propuestas de expropiación.
Natividad Arenas, de 34 años de edad, no escuchó el 8 de enero al presidente Hugo Chávez. Sin embargo, sospecha que el discurso influyó en su despido de la conserjería en un edificio de Chacao. “La gente del condominio me echó de repente. Argumentaron que no tenían dinero para pagarnos. Luego, me enteré de que botaron a otros conserjes en varios conjuntos residenciales”, aseguró.
Lo que no oyó el hombre fue una conversación televisada entre el jefe del Estado y Nélida Cordero, vocera de Conserjes Unidas por Venezuela, en la que se planteó la posibilidad de otorgar viviendas a esos trabajadores y de reformular por vía Habilitante algunos artículos de la Ley Orgánica de Trabajo.
Las palabras del mandatario nacional causaron angustia. A José Soto, presidente de la junta de condominio de El Carmen, en El Marqués, lo inquieta el tema. “En nuestro caso, no nos propusimos despedir a la conserje, pero a veces en algunos edificios prefieren pagar servicios de mantenimiento que son 50% más caros, para evitar problemas legales. Creo que ahora se pondrá peor, pues no sabemos cuáles serán las reformas que tienen que ver con viviendas”, dijo.
Clasificado en la Inspectoría del Trabajo como despido injustificado, el expediente de Arenas engrosó el número de cesantes de conserjerías en enero. De acuerdo con el Sindicato Nacional de Conserjes de Venezuela, son 176 personas en el país, lo que representa un aumento de 18% en comparación con el mismo período de 2010. “En este caso, los condominios deben liquidarlos, lo que no ocurre si son contratados por una empresa”, explicó la abogada Tibaire Altuve.
Para algunos conserjes, pedir reivindicaciones puede hacer tambalear sus puestos de trabajo. A. L., que tiene 26 años en el oficio, presenció el desalojo de la conserje de un edificio en la calle Sucre de Chacao. “A María la sacaron a la calle hace 10 días con su bebé y otros dos niños. Ahora, están viviendo arrimados en El Junquito”, afirmó.
Para A. L. y las conserjes vecinas, fue una experiencia más.
Cuando se aprobó la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo en 2007, hubo despidos masivos, afirmó la ex presidenta de la Unión de Conserjes Unidos por Venezuela, María Isabel Fajardo, quien aseguró que ese año despidieron a más de 100.
Propuesta incógnita. Todavía no están precisadas las reformas legales para ese oficio en el proyecto que se aprobará vía Ley Habilitante. Sin embargo, en reuniones con la Escuela de Ciudadanos, especialistas expresaron que no aprobarán expropiaciones para suplir la necesidad de viviendas.
“Si lo hicieran en conserjerías, no estaríamos de acuerdo. Involucra trabajar de por vida y que no puedan dejar nada a los hijos. Eso sí sería una esclavitud, además de que los confrontaría con los condominios”, apuntó Elías Santana, director de esa organización. En caso de una expropiación como la anunciada, se preguntan si los conserjes deberán pagar la alícuota que debe cancelar todo propietario por metro cuadrado de vivienda en un condominio o si podrán vender el inmueble.
Las reformas transitorias a cuatro artículos de la Ley Orgánica del Trabajo, vía Habilitante, son discutidas por 120 miembros del Movimiento de Pobladores y Conserjes Unidos por Venezuela en la Universidad Bolivariana. Hoy, los grupos pretenden concretar las propuestas que consignarán en la Asamblea Nacional.
A juicio de los miembros de Sindicato de Conserjes, el proceso de discusión se manejó de forma discrecional.
“No fuimos convocados a reuniones. Invitamos a Nélida Cordero, vocera de Conserjes Unidas, para debatir y nunca respondió”, afirmó María Isabel Fajardo.
Alegan, además, que solamente se consideraron opiniones de representantes de Caracas. “Esos grupos no tienen seccionales en el resto de los estados de Venezuela; quizás eso pueda debilitar el debate porque en Nueva Esparta, por ejemplo, tenemos casos de conserjes que cobran 300 bolívares al mes”, explicó Maribel Márquez, secretaria general del sindicato.
Ella, por ejemplo, colecciona con desdén cartas enviadas a altos funcionarios del Gobierno: José Vicente Rángel, Nicolás Maduro, Elías Jaua y Hugo Chávez Frías.
Los proyectos del sindicato, que agrupa a más de 29.000 afiliados, están escritos desde 2007. Proponen limitar la jornada laboral a 8 horas diarias, aumentar el salario, revisar la LPH y crear un fondo de viviendas y pensiones. “Siempre hemos ido por los canales regulares, no queremos medidas que afecten a los propietarios de los edificios. Eso es populismo al final”, indicó María Isabel Fajardo.
Creen que el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales debería fiscalizar los condominios para garantizar las condiciones de los conserjes. “Hay que aplicar medidas que solucionen sus problemas más allá del corto plazo, no irse por radicalismos o creer en promesas políticas”, subrayó la sindicalista.
Doble drama:
Quienes son despedidos de conserjerías afrontan doble infortunio: pierden el salario y la vivienda.
Natividad Arenas, por ejemplo, tuvo que arrendar una habitación. Su esposa, Nancy Linares, se alojó en casa de una hermana, y las dos hijas del matrimonio debieron suspender estudios para “pasar unos días” en la casa de los abuelos en Acarigua, estado Portuguesa.
Ese relato hace llorar a Sarah Ramírez. Ella ha pasado 31 de sus 62 años de edad como conserje en una residencia de Bello Campo.
“Creo que me pasará lo mismo que a él. Lo peor es que estoy vieja, como un trapo, y no me darán empleo. Solamente tengo a mi perrito”, dijo.
Ramírez cotizó en el sistema de la Ley Política Habitacional, pero su sueldo mínimo hace que sea descartada como candidata para optar por vivienda propia.
Podría decirse que Ana Higuita, conserje del edificio Puma, en Chacao, está conforme con su trabajo.
Sus vecinos son como familiares. “A mí me quieren y yo los quiero. Siempre hay un `pepito gruñón’, pero en general hay gente hermosa acá”, afirmó la trabajadora.
La mujer, de 56 años de edad, se declara cansada de los trámites burocráticos.
Escogió dedicarse a la conserjería con la intención de no quedar en la calle con sus hijos. “Han pasado 25 años.
Esperé durante años créditos o ayudas económicas de distintos entes gubernamentales, y nunca me resolvieron”, concluyó la conserje del edificio Puma.
Por: MAOLIS CASTRO
macastro@el-nacional.com
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