“En Venezuela cualquier esquina es
buen punto para los delincuentes..”

Tras el anuncio vía twitter del presidente de Movistar, Juan Abellán, de no importar más blackberries a Venezuela de la compañía canadiense RIM que fabrica los equipos, por una supuesta resistencia al bloqueo de los aparatos denunciados como robados.

Surge la interrogante de si las operadoras que desde 2010 forman parte de una comisión para crear una base de datos conjunta acerca de los teléfonos reportados, podrán conjuntamente con las autoridades, hallar también otras maneras de prevención que conduzcan a disminuir la ocurrencia del robo a mano armada de teléfonos inteligentes o de cualquier celular, pues sobran los sitios en internet y tiendas en línea donde se consiguen los celulares liberados y hasta más económicos sin adquirirlos a través de las empresas que prestan servicio en Venezuela.

La impunidad del robo de equipos se estima en 90%, sin contar que existen diferentes versiones de la cantidad de asaltos al mes, de los cuales hay coincidencia entre las operadoras en que se trata de miles, y en algunos casos con saldos devastadores de personas muertas a manos de los delincuentes. El mayor de los absurdos: se reduce la vida de la gente al costo de un aparato. Y los delincuentes saben que no tienen que pagar por ello.

Podrían desarrollarse campañas de prevención relacionadas por ejemplo con el código IMEI al cual sólo los dueños de los equipos con tecnología GSM –de chip- tienen acceso.

Las tiendas autorizadas de cualquier operadora saben cómo liberar los teléfonos sin pedir factura y cobrando desde Bsf. 90 hasta Bsf. 150 o más y colocarles una nueva tarjeta Sim o una línea. Así ocurre en tiendas del bulevar de Sabana Grande.

No hay misterio alguno y depende del modelo de celular para hacer la operación. Tampoco se necesita una acción encubierta ni cómplice, la cosa es así abiertamente igual en los centros comerciales o simplemente en locales de venta y reparación de equipos.

La firma Kerrygan asegura que alrededor de 25% de la población venezolana a partir de 10 años, usa a menudo un celular, y más de 1.500.000 personas usan blackberry, y tanto las operadoras como Conatel saben que en el país hay más celulares que pobladores porque es lo que indican las estadísticas.

Todos expuestos al desenfreno del hampa si no se toman medidas de precaución y de contención por parte de los organismos de seguridad.

En las policías no hay denuncias, sólo en casos en los que se aseguran los equipos, y en la ruta para el cumplimiento del objetivo que es un nuevo usuario después del robo, interviene una mafia que se nutre de los rateros y atracadores en las vías expresas, calles y avenidas.

Pero como en Venezuela cualquier esquina es buen punto para los delincuentes dado que los usuarios tampoco toman conciencia del problema, se descuidan y conversan en la vía pública y se convierten en blanco fácil de los asaltantes.

“Llevaba 5 minutos parado en la avenida principal de Los Cortijos el sábado 19 de enero a las 9 y media de la mañana. 5 minutos. Hablaba por el blackberry con un pana que venía a la misma reunión que yo. Se me apareció una moto con dos chamos a bordo, me sacaron una pistola y les di el celular sin mediar palabras.

Se lo llevaron y me quedé como un pendejo de pie en la acera. Por supuesto cuando entré con el cuento a la reunión nadie sabía qué hacer. Para qué denunciar si esos tipos ya debían estar bien lejos por la autopista. ¡Qué bríos!”, relató José Bello, estudiante de la UCV.

Las fuentes, que solicitaron mantener su nombre en reserva, explican que desde febrero de este año las tres operadoras de telefonía celular del país, Movistar, Movilnet y Digitel, forman parte de una comisión en la que intentan ponerse de acuerdo para crear una base de datos conjunta acerca de los teléfonos reportados como robados.

De llegar al acuerdo, se evitaría en su totalidad el negocio del robo de celulares, pues una vez reportados, ninguna operadora le activaría una línea.

Por: Teodoro Petkoff