“Le aconsejé irse del país
por miedo a la inseguridad”

Oswaldo Valderrama le recomendó a su hija que no comprara otro celular costoso luego de un primer robo.

ROSTROS DE LA VIOLENCIA. Mayling Valderrama Montes de Oca, de 19 años de edad, era una presa predilecta de delincuentes: “Afable, ojos grandes, delgada, mejillas ruborizadas, vestimenta a la moda y accesorios costosos”. Sus cualidades, expuestas por sus amigos, llamaron la atención de dos antisociales en menos de tres meses.

El primero solamente quiso despojarla de su Blackberry.

Lo hizo el pasado mes de noviembre y no agredió a la muchacha. Oswaldo Valderrama, papá de la joven, quedó asustado y le recomendó con insistencia que no adquiriera otro teléfono costoso.

Pese a los consejos del padre, Mayling Valderrama compró un nuevo Blackberry. Y el episodio se repitió el 15 de enero a las 6:30 pm cuando salió con su novio del McDonald’s de La Urbina. “Ella iba a entregar el celular, pero el ladrón al pensar que escaparía disparó una bala en la frente a la mujer”, aportaron fuentes policiales.

Valderrama Montes de Oca, estudiante del segundo semestre de Comunicación Social en la UCAB, fue asesinada por Oscar Enrique Cordero, de 18 años de edad, quien aparentaba ser pedigüeño para cazar a sus víctimas en las prolongadas colas de vehículos en La Urbina.

El homicida, solicitado por robo y porte ilegal de arma de fuego, no temía a los cuerpos policiales. Operaba en el referido sector y luego iba a dormir a su casa en San José de Petare. Aunque el delincuente fue capturado tras el crimen, los dolientes de Valderrama se preguntan cuántas personas pudo haber asesinado. “Lo que le sucedió a Mayling fue horrible, pero a cuántos habría matado ese tipo”, repitieron amigos en el funeral.

Nelly Montes de Oca, mamá de la víctima, no desea saber nada del homicida. “Mi hija iba a ser una gran periodista y le troncharon su destino. Abramos los ojos, pues esto pasa todos los días y a todo el mundo”, concluyó.

Sociedad al borde. El papá de Valderrama, asesor de seguridad y comisario jubilado del Cicpc, luce acongojado a una semana del crimen. Contuvo las lágrimas en el funeral, efectuado el pasado lunes, para mostrar fortaleza delante de su ex esposa Nelly Montes de Oca. Sepultar a la muchacha cambió su vida. “Era mi única hija. Yo compartí planes con ella. Antes de que la mataran, le aconsejé irse del país ­con su hermana a España­ por miedo a la inseguridad”, contó.

El padre de la estudiante no alcanza a comprender el asesinato de la joven. Opina que la sociedad ha perdido valores. “¿Por qué la mataron? He escuchado cosas lindísimas de mi hija, que no sospechaba. Era excelente estudiante, todos las querían y tenía una bondad inmensa, nadie podrá decir nunca nada malo de ella”, afirmó Oswaldo Valderrama.

Espera que otras familias venezolanas no pierdan a algunos de sus miembros por la delincuencia. “Ningún ser humano debe morir de esa manera”.

Recordó que, diez días antes del entierro de la hija, leyó en los periódicos sobre el asesinato de Carlos Alejandro Blanco, estudiante de Medicina de la UCV, en Las Palmas. “Ahora son los compañeros de clase de Mayling quienes protestan por su homicidio. Yo nunca conté con despedir a mi hija de esta forma”, aseveró.

Por: MAOLIS CASTRO
macastro@el-nacional.com
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