Denuncian el ahorcamiento
económico de la fundación

 

La Procuraduría pide medida de secuestro sobre el terreno de 25.000 metros cuadrados cedido en comodato por el Ministerio del Ambiente

Un Oldsmobile Curved Dash de 1903 se exhibe imponente en el Museo del Transporte.  El modelo sin techo, de color negro y con ruedas de bicicleta, fue el primer automóvil que llegó al país. A su lado está un Ford del año siguiente, una verdadera reliquia que ya no se consigue, ni siquiera en la casa matriz, dice el guía.

Más adelante están los carros presidenciales que trasladaron a Charles de Gaulle y a Mario Moreno “Cantinflas” en sus visitas a Caracas. En los espacios abiertos se muestra el Cadillac donde asesinaron a Carlos Delgado Chalbaud.

Los 104 carros, 12 locomotoras, aviones, carruajes, carretas y embarcaciones que integran la colección del museo podrían terminar en casas de particulares si la fundación que lo administra pierde el juicio contra la Procuraduría General de la República, por supuesta violación de las cláusulas del comodato. La demanda fue interpuesta a petición del Ministerio del Ambiente ­propietario del terrero de 25.000 metros cuadrados donde está la sede de la institución desde 1970­.

El Juzgado de Sustanciación de la Sala Político Administrativa admitió la demanda hace 2 días. La Procuraduría pide el cese del comodato, vigente hasta 2018, así como que se decrete “medida de secuestro” sobre el terreno. Alfredo Schael, presidente del museo, deberá comparecer a la audiencia preliminar, pero señala que ni siquiera ha sido notificado. “Tenemos un comodato por 20 años otorgado por el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables en 1998. Ese documento a veces existe y a veces no. Sabemos que la situación de los comodatos es precaria, que el día que nos pidan el espacio lo tenemos que entregar. Cuando el Estado requiera del terreno lo entregamos. Sin embargo, lo que ocurre es que desde hace 3 años nos tienen montada una cacería. Ordenaron a los concesionarios que tenemos subarrendados (el Consorcio Fonbienes y la Empresa de Transporte Pelixpress) que no nos cancelen las mensualidades. Eso significa el ahorcamiento del museo, que no recibe favores de la empresa privada ni del Gobierno”.

Schael asegura que el contrato de comodato le permite subarrendar ciertas áreas del museo como mecanismo de autogestión; que por eso Fonbienes y Peliexpress operan en su sede, y que las áreas verdes también son alquiladas a entes públicos y privados para la realización de eventos diurnos. “Es falso que se hagan fiestas de noche, en las que se sirve licor, porque aquí ni siquiera contamos con luz después de las 6:00 pm”.

El destino de la colección y de los 20 trabajadores que integran la nómina del museo es incierto. La directiva de la fundación no cuenta con otro lugar en Caracas donde se puedan albergar ferrocarriles y aviones. “El espacio fue creado para esto. El Estado lo promovió para que se salvara este patrimonio, que estaba disperso por todo el país. Se logró reunir la colección a través de pesquisas y donaciones; rescatamos piezas que estaban listas para ser fundidas. Tenemos también una biblioteca muy completa especializada en el tema de transporte. Lamentablemente, en la última inspección del ministerio, los funcionarios dijeron que los `juguetitos’ que tenemos aquí nos los podemos llevar a nuestras casas”.

Historia:

Tres siglos por aire, mar y tierra:

El Museo del Transporte fue creado el 12 de octubre de 1970 y alberga la colección de automóviles más amplia del país, con piezas que datan de entre 1903 y 1970. Además de los carros presidenciales usados por Juan Vicente Gómez, la Junta de Gobierno, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, hay vehículos de utilidad pública como carros de bomberos, de servicio funerario, transporte colectivo y de alimentos y bebidas. En la sección de aeronaves se exhibe uno de los primeros aviones Douglas DC-3 traídos al país, el cual fue usado como avión presidencial hasta 1949, cuando llegó La Vaca Sagrada. En La Cochera hay diligencias del siglo XVIII, carruajes, sillas de mano y carretas. Más adelante están los trenes del Gran Ferrocarril de Venezuela, el de Carenero y el Caracas-La Guaira.

Por: CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
cvmendez@el-nacional.co
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