Familiares y amigos consideran
que lo mataron sin razón
Los globos y pancartas que adornaron el pasado martes un árbol en la entrada de la vivienda de Carlos Alejandro Blanco no eran para celebrar su cumpleaños 23. Eran para protestar por su asesinato, así como el del abogado Edgar Carrasquel ocurridos en La Florida.
Nadie sabe por qué ni para qué los mataron, pero el grupo de manifestantes que se congregó ese día en Las Palmas está dolido por la inseguridad en Caracas. Una pareja, en un automóvil Yaris rojo, llegó el 7 de enero a las 10:30 pm a la casa de Blanco en la avenida Maracaibo de la urbanización, y le disparó 3 balas en la espalda. Y, 5 horas más tarde, Carrasquel, de 52 años de edad, se trasladó al Instituto Clínico La Florida para recoger a una amiga de Blanco y ladrones lo ultimaron de 2 tiros por negarse al robo de su camioneta en la iglesia Chiquinquirá.
“Sentimos que desde ese momento, la vida nos cambió.
Todavía no sabemos qué haremos, pero esto nos ha movido”, afirmó Diego Blanco, hermano de Carlos.
Expresiones de dolor. Raquel Suárez, madre de Blanco, solamente espera en su habitación que el tiempo transcurra. “La impactó demasiado el asesinato. No ha dejado de llorar y no atiende el teléfono a nadie; simplemente no quiere hablar”, confesaron sus familiares.
La mujer no tiene palabras para expresar su dolor. Apenas fue el pasado domingo al cementerio del Este para sepultar al mayor de sus hijos; no tuvo fuerzas para retirar el cadáver del muchacho en la morgue de Bello Monte.
Blanco, estudiante de primer año de Medicina en la UCV, fue asesinado sin motivos aparentes. Pocas veces estaba fuera de su casa, no tenía novia y destacaba por ser tranquilo. “Como diríamos nosotros, lo mataron por matar”, dijo su amigo Francisco Pérez.
Los amigos del joven asesinado han dejado firmes las muestras de cariño e impotencia. En una carta, hallada en la puerta de la casa de Blanco, estaba escrito: “Gracias Carlos. Por haber venido a este mundo a enseñarnos que ser amable, cariñoso, sincero, sencillo, honesto, buen hijo, hermano y amigo son cualidades que debemos practicar… Gracias Carlos, porque en tu corta vida sembraste tanto… Sé que tu partida no será en vano porque nos ha movido el suelo y estamos en pie de lucha”.
Asediados por el crimen:
Diego Blanco ha comprendido a sus 18 años de edad que la muerte se pasea por Caracas. “El 31 de diciembre, varias mujeres de mi familia fueron atracadas a las 3:00 pm. Ya mi hermano había sido asaltado 2 veces cerca de la estación de metrobús de la universidad. Y, por último, lo mataron”, dijo.
Asomado detrás del muro de su vivienda, tiene temor de toparse con delincuentes.
Sus familiares adoptan la misma actitud. Prefieren echar eventualmente una mirada a la calle, mientras son entrevistados en la sala de casa.
La familia, que ha sido víctima del hampa, nunca esperó un desenlace fatal para uno de sus miembros. “Somos gente buena. Si habláramos de alguna persona metida en problemas, sería otra cosa; sin embargo, estoy entendiendo que esto les sucede a unas 40 ó 60 familias en un fin de semana en Caracas y continuará ocurriendo. No nos mudamos porque no tenemos dinero”, aseguró Diego.
La familia del abogado Carrasquel continúa impactada.
Sus dos hijos, estudiantes de bachillerato del colegio San José de Tarbes, son atendidos por psicólogos a causa del trauma por este homicidio. Hasta el día del asesinato del padre estaban exentos de los altos índices de criminalidad en el país.
Las investigaciones sobre los crímenes están en blanco. El Cicpc todavía no tiene identificados a posibles sospechosos del asesinato y el Estado tampoco ofrece garantías de protección a las familias.
Carlos Sandoval, que pronunció unas palabras para despedir a su amigo Carlos Blanco en el cementerio, advirtió que lo más doloroso del asesinato pudiera ser la impunidad. “Lo que más toca en el corazón es que esto sucede diariamente. A Carlos lo mataron antes de soplar las velitas de su cumpleaños. Mi papá decía que el padre debe morir primero que el hijo, pero eso no está sucediendo en Venezuela. Es doloroso, sólo las autoridades tienen la solución en sus manos”, concluyó.
ROSTROS DE LA VIOLENCIA
Por: MAOLIS CASTRO
macastro@el-nacional.com
Sucesos | Caracas
EL NACIONAL
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