El Presidente de la República presentó ayer su
primer mensaje a la nueva Asamblea Nacional
No cabe duda de que perdió la oportunidad de rendir cuentas a la nación, de poner en blanco y negro la situación financiera del Estado. En una etapa excepcional de la historia del petróleo en que los precios se han mantenido altos de modo consistente durante más de una década, los ingresos públicos han alcanzado cifras de tal magnitud que no conocieron precedentes. La recaudación interna ha sido, igualmente, tan alta como nunca se registró.
Sumado a grandes ingresos, un gran endeudamiento
De modo que el Gobierno bolivariano navegó en la abundancia financiera, pero esta abundancia extraordinaria se convirtió en la pobreza y la ruina de todos los venezolanos, particularmente los sectores de menores recursos y la clase media.
Adicionalmente al ingreso petrolero y a la recaudación interna, el Gobierno del presidente Hugo Chávez Frías ha endeudado la nación como nunca antes, con cifras tan altas que el régimen no tiene explicación posible para su caótica voracidad financiera. Paralelamente, se aplica un sistema cambiario y una política de importaciones masivas que destruyen las estructuras productivas de la ciudad y del campo.
Al golpear la producción nacional, industrial y agrícola, el Gobierno condena a los venezolanos a la dependencia extranjera y a la importación creciente, mientras manipula el valor del dólar y su administración. Sólo el Gobierno dispone de divisas extranjeras a discreción.
No hay soluciones para los damnificados
Las lluvias de fin de año y la sequía que azotó el país meses atrás, ambas estaciones naturales, desnudaron el fracaso del Gobierno. En primer lugar, se puso de manifiesto la incapacidad para mantener y actualizar el sistema eléctrico nacional, y en especial sus fuentes hidráulicas. Resolvieron la crisis instalando plantas termoeléctricas, disparando el consumo de hidrocarburos que el país le resta a la exportación. Y en segundo término, las lluvias, a su turno, mostraron el gran fracaso del régimen en sus demagógicas políticas de vivienda. En pocos aspectos hizo más bullaranga el Presidente que en materia de vivienda. Comenzó con la fantasías de que contra las “cajas de fósforos” de los gobiernos anteriores, él llenaría el país de “viviendas dignificadas”. Pues, ni lo uno ni lo otro. Ahora todos los pobres están sin techo.
Ocurrida la desgracia de las inundaciones y de los deslizamientos en barrios abandonados y visiblemente en peligro, el Gobierno reaccionó tardíamente, improvisó y movió damnificados de un lugar para otro, en situaciones inhumanas, para finalmente irles administrando la noticia de que muchos de esos refugios podrán ser “indefinidos”.
Ha quedado demostrado de esta manera que el Gobierno es incompetente y no dejará de ser incompetente, pero, además, hostiliza y persigue a los constructores privados que podrían contribuir con sus recursos económicos y técnicos en la solución del problema. Las arbitrarias políticas de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscaciones han dejado el país sin cemento y sin cabillas, y aquí no podrá construir el Gobierno, ni tampoco los constructores independientes. Menos los rusos, los chinos o los bielorrusos. En conclusión, los refugios serán para largo, para muy largo. La cifra de 296.047 viviendas construidas en 12 años, ¿no establece, acaso, la responsabilidad de que ahora los damnificados padezcan las consecuencias del mal gobierno?
El análisis del mensaje presidencial
Varios voceros del oficialismo en la Asamblea Nacional han difundido el rumor de que los diputados que traten de analizar el mensaje presidencial, o sea, solicitar rendición de cuentas, como se hace en los parlamentos del mundo, “serán castigados”. El Presidente de la Asamblea ya tiene su fórmula, cuya terminología no repetiremos aquí. La amenaza pretende amedrentar, silenciar, convertir a los representantes populares en eunucos políticos. ¿Tendrán que arriesgar la vida los diputados para pedirle al jefe del Estado las informaciones pertinentes?
¿Será, acaso, también, un delito digno de castigo que los ministros y jefes de institutos autónomos y empresas estatales sean debida y oportunamente interpelados, y sus cuentas examinadas como es necesario?
El mapa del país, un desafío para los diputados
La infraestructura nacional está en ruinas. Las lluvias dañaron autopistas y carreteras, es verdad. Pero antes del 26-S, en medio de la desesperación oficial, el ministro de obras públicas (o como se llame ahora) prometió que en algunas semanas estarían pavimentadas las vías. Falsas promesas electorales. Las lluvias torrenciales agravaron hasta términos trágicos lo que ya estaba intransitable. Ocurrió con las carreteras y autopistas lo mismo que con la electricidad y la vivienda. El fracaso del Gobierno quedó desnudado a lo largo y ancho del mapa. La incompetencia no tiene solución.
Al mejor cazador se le va la liebre
Para saber lo que el Gobierno erogó en obras que prometió y no hizo, o hizo a medias, o los gastos no justificados en ninguna parte, ni su origen ni su destino, los diputados independientes tienen a la mano el mejor testimonio: las transcripciones completas de Aló, Presidente.
Allí están registrados los miles y miles de millones asignados a ministerios, institutos, bancos y empresas públicas. El Gobierno rehusó siempre rendir cuentas. Le ha llegado el momento de reconocer que la situación ha cambiado. Al mejor cazador se le va la liebre.
Caracas, 16 de enero 2011
Movimiento 2D • democracia y libertad
www.movimiento2d.org
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