El instituto ha sido desalojado dos
veces en lo que va de periodo escolar

Edificio que otorgaron a escuela alberga ahora a damnificados.

Los alumnos de bachillerato de la Unidad Educativa Nacional 23 de Enero se han quedado sin sede dos veces este año escolar. En principio, no pudieron comenzar las clases en el edificio de la institución porque está en muy malas condiciones.

Gracias a las protestas de la comunidad, se logró la reubicación de los liceístas en los salones del Inces del 23 de Enero. Empezaron clases allí el 8 de noviembre, pero el 23 de diciembre trasladaron a ese edificio a familias damnificadas. Hay 450 alumnos afectados por la medida. El liceo ha sido desalojado 2 veces y ahora no tiene sede.

Ayer en la mañana se realizó una asamblea de la comunidad educativa de la escuela 23 de Enero, en medio de mucha tensión. Padres y alumnos discutían el destino del año escolar. Se analizaba la posibilidad de llevar a los muchachos a seis aulas del liceo Manuel Palacio Fajardo, que se encuentra en la misma zona. Silvia Bolívar, representante de un estudiante de primer año, decía que no. Algunos alumnos de esas instituciones tienen enfrentamientos. Ella teme por la seguridad de su hijo.

José Sulbarán, estudiante de quinto año, lo que pedía era una sede para terminar las clases. La propuesta era pasar 10 días en el Manuel Palacio Fajardo mientras desalojaban el Inces. “Hemos tenido problemas con ese liceo. Nosotros, que somos mayores, podemos ir. Pero, ¿y los pequeños cómo van a hacer?”, se preguntaba.

Wilker Morales, alumno de cuarto año, estaba en la parte exterior de la institución y saludó a un amigo del Manuel Palacio Fajardo: “Él es uno de los pocos que tratamos. Pero son algunos, no todos”. Perla Graterol, de quinto año, estaba de acuerdo con ir al otro liceo, y por eso discutía con Morales.

Para ella, el asunto estaba decidido, irían allá mientras solucionan el problema del Inces.

Pero Moramay Gil, representante de un estudiante de primer año, no estaba de acuerdo con esa opción y, según ella, muchos padres tampoco. Les dijeron que, por lo pronto, no desalojarán el Inces. “Los muchachos van a estar sin clases mientras les consiguen una sede. El viernes nos volveremos a reunir”, aseguró.

Además del liceo Manuel Palacio Fajardo, propusieron que los trasladaran a la Escuela Bolivariana Flores de Catia, en la que estuvo el presidente Hugo Chávez el domingo pasado.

Pero Silvia Bolívar informó que sólo ofrecieron cuatro salones para el turno de la tarde.

Francisco Vargas, gerente general del Inces Distrito Capital, se negó a dar declaraciones.

Que los damnificados están allí es seguro. Se sabe porque hay colchones apilados en la planta baja. El coordinador no estaba al mediodía y los demás no quisieron suministrar información.

Fallas viejas:

Los problemas de infraestructura de la Unidad Educativa Nacional 23 de Enero no son nuevos. El inmueble que corresponde al liceo parece una casa vieja y abandonada. En el piso hay botellas rotas y una especie de cartel que resalta los 50 años de la institución. En un aula hay pupitres desordenados. Otros salones huelen a humedad y el techo está en mal estado.

Personal de la institución, que prefirió no identificarse, aseguró que en 2001, cuando Aristóbulo Istúriz era ministro de Educación, se hicieron reparaciones en el techo. En 2005 se registraron filtraciones en las paredes y, a partir de ese año, comenzaron a proponer proyectos para mejorar la edificación. Después del sismo que ocurrió en Caracas y otras ciudades el país el 12 de enero de 2009, la estructura se deterioró aún más.

La matrícula era de 1.200 estudiantes, pero por los problemas que se han presentado desertaron 250.

El Ministerio de Obras Públicas y Vivienda hizo un estudio de suelos en diciembre. El miércoles visitaron el plantel y afirmaron que los trabajos podrían comenzar en mayo.

Por: ARIANA GUEVARA GÓMEZ
arguevara@el-nacional.com
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