Damnificados desplazan
a otros damnificados

Daniel Pallén, damnificado por las lluvias de 1999, permanecía ayer apostado en una carpa junto con otras 39 personas frente a la urbanización Brisas del Mar, donde se supone que les serían adjudicados 200 apartamentos. “Estamos en vigilia permanente, día y noche, desde el 6 de enero, en espera de que se cumpla la promesa que nos hizo en diciembre el ministro de Vivienda, Ricardo Molina, quien nos ofreció solución a nuestra demanda de un techo”, dijo.

El grupo de manifestantes representa a 225 familias que tienen 3 años organizados, asistiendo a mesas técnicas de trabajo con distintas instituciones de gobierno, nacional y regional, para que se les ofrezca una solución de vivienda definitiva. Provienen de sectores que fueron afectados por las lluvias de 1999 y de 2005, tales como El Cardonal, El Brillante, Cerro Caído, Quebrada Seca y Piedra Azul.

Otros integrantes del grupo demandan techo propio porque están hacinados desde hace más de 10 años en viviendas prestadas y alquiladas o arrimados con parientes.

También están allí representados los residentes de casas que están en las márgenes de los ríos o en laderas a punto de desplomarse.

En tres oportunidades sus casas han sido sometidas a procesos de inspección para verificar la necesidad de reubicación en zonas seguras.

Tienen en sus manos las actas firmadas por funcionarios del Ministerio de la Vivienda, en las que se confirma la decisión de adjudicarles un lote de apartamentos en el complejo recién construido al lado del terminal aéreo.

Actuar en el día a día. Desarman sus carpas por la noche, a petición de la Guardia Nacional, porque “dan muy mal aspecto a la zona”, utilizan los baños del aeropuerto, se costean su comida diaria y su hidratación.

“El 18 de diciembre de 2010 terminaron las inspecciones a las casas en construcción, que era el último paso que se debía cumplir. Pero cuando fuimos a concretar el proceso de adjudicación, nos informaron que había un cambio de planes porque el presidente Chávez había ordenado que la prioridad era atender las necesidades de los damnificados de las lluvias más recientes”, detalló Yolanda Manrique, vocera de los manifestantes.

Consideran injusto que se eche por tierra una lucha que iniciaron desde hace tres años.

Admiten que existe una gran necesidad de vivienda en la región, pero no están dispuestos a ceder lo que se les había ofrecido con antelación a la reciente emergencia.

En la urbanización aún quedan torres completas sin habitar. Esa información se la hicieron llegar personalmente al ministro Molina el pasado 29 de diciembre, y el funcionario les aseguró que el 6 de enero se trasladaría a Vargas para dar solución a sus peticiones.

Por eso, desde ese día lo están esperando, durmiendo a la intemperie, frente a lo que sueñan que sea su nuevo lugar de residencia.

Por: KAREM RACINES ARÉVALO | LA GUAIRA
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EL NACIONAL