“Si quieren acompañarnos que lo hagan,
pero no queremos controladores”
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cerró las puertas a los observadores nacionales e internacionales en las elecciones de noviembre y dejó entrever que buscará la reelección, durante un discurso televisado por todas las cadenas la noche del lunes.
Ortega aseguró que “los mejores observadores” y “defensores del voto” son las fuerzas políticas que participarán en los comicios que se celebrarán el 6 de noviembre para elegir al presidente, al vicepresidente y a diputados a la Asamblea Nacional y al Parlamento Centroamericano.
“Si quieren acompañarnos que lo hagan, pero no queremos controladores”, manifestó Ortega, quien ratificó la posición de magistrados del Consejo Supremo Electoral (CSE) que el año pasado eliminaron la figura de los observadores y la cambiaron por la de acompañamiento electoral. En su alocución de más de dos horas –durante la cual e se bloqueó la señal de la televisión por cable–, Ortega hizo la presentación de su informe anual de gestión y en varios momentos habló como el candidato a los próximos comicios.
El presidente incluso dio por iniciada la campaña electoral, que según la ley se realiza seis meses antes de la votación. “La campaña (electoral) arrancó aunque no es tiempo electoral, ya anda la campaña por todos lados. Nuestra campaña debe estar libre de insultos y ataques” para que el pueblo asuma el proyecto socialista, cristiano y solidario, subrayó.
Ortega desestimó críticas de grupos cívicos y de la oposición, que reclaman la presencia de observadores para garantizar la transparencia del proceso electoral. “Ya estamos grandecitos. No nos hace falta que venga a repetirse la historia de aquellas elecciones cuando Nicaragua estaba invadida (1912) y cuando las tropas yanquis (estadounidenses) vinieron a organizar el consejo electoral”, mencionó.
En las últimas dos décadas los procesos electorales nacionales, regionales del Caribe y municipales han sido observados por organismos nacionales e internacionales como el Centro Carter, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) o el Parlamento Europeo, entre otros. Ética y Transparencia y el Instituto para la Promoción y Desarrollo de la Democracia (Ipade) son dos de las principales entidades observadoras nicaragüenses.
Las elecciones de 1990, en las que Ortega buscaba su reelección para un segundo mandato y perdió ante la ex presidenta Violeta de Chamorro, fueron vigiladas por unos 3.000 observadores internacionales. El Partido Liberal Constitucionalista (PLC-derecha), del ex presidente Arnoldo Alemán, consideró que el anuncio de Ortega “evidencia su temor” a un proceso electoral limpio, justo y transparente para todos los partidos que participen en la contienda política.
El empresario radial y candidato presidencial Fabio Gadea calificó de “cuento chino” de Ortega que la observación internacional sea intervención. “Es un desaguisado para que no haya observación”. Gadea, quien pugna por ser el candidato único de la derecha y aún no decide con que partido competirá, consideró que el “acompañamiento” que propone Ortega es un “invento” y demandó que observadores extranjeros “vengan a vigilar las elecciones si van a ser limpias o no”.
La observación electoral “fue un gran logro de la democracia” y en todas las elecciones pasadas, salvo las municipales de 2008, contaron con esa participación ciudadana, declaró la dirigente del Movimiento por Nicaragua, Violeta Granera. Granera anunció una campaña para reunir 5.000 firmas para presentar al Parlamento una iniciativa que reconozca por ley la observación nacional y extranjera en los procesos electorales.
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