En diciembre han reportado 468 muertes violentas,
hubo dos dobles homicidios en las últimas horas
Ayer en la mañana, un grupo de habitantes del barrio Hornos de Cal llegó a la morgue con la esperanza de que le entregaran el cadáver de Deivi Johan Padilla, un joven de 17 años de edad al que mataron frente a su casa, el sábado a las 9:30 pm.
Padilla fue víctima de una de las “nuevas bandas” que operan en el sector. Son grupos de adolescentes que intentan ganarse un espacio en el mundo delictivo. Para enviar un mensaje a los habitantes de la calle 3 del barrio, a la víctima le dieron 30 tiros. Lo mismo ocurrió con su amigo Edwin Díaz, de 20 años de edad. Ambos eran empleados de la Misión Tricolor.
Desde el domingo los familiares del adolescente preguntaban por qué tardaban tanto en entregarles el cadáver. En todas las oportunidades la respuesta fue la misma: la morgue estaba colapsada.
A la instalación han ingresado por lo menos 468 cadáveres durante diciembre. Un promedio diario de 18 cadáveres, casi 3 más que los recibidos durante octubre y noviembre.
Desde el 24 de diciembre llegaron a la instalación 79 cadáveres, lo que rebasa la capacidad de trabajo del patólogo de guardia. El lunes se utilizaron dos furgonetas para buscarlos tanto en las vías públicas como en los hospitales. Los cuerpos se acumularon no sólo en Bello Monte, sino también en las morgues del Domingo Luciani de El Llanito y el Pérez Carreño de La Yaguara.
Ultimados damnificados:
Los familiares de José Luis Contreras también tenían casi un día de espera en las afueras de la morgue.
El hombre de 21 años de edad era damnificado desde el 29 de noviembre, debido a los derrumbes que hubo en Antímano. Estaba refugiado en un albergue de La Pedrera.
Jackeline Porras informó que su hijo fue víctima de una emboscada que le prepararon seis individuos para quitarle una motocicleta, cerca del refugio.
En el mismo hecho también resultó herido mortalmente Juan Fonseca, que iba en otra moto y al igual que Contreras había perdido su vivienda durante las lluvias de los últimos días.
Contreras fue llevado al Pérez Carreño en moto por un hombre que también resultó herido, pero no fue atendido en el hospital porque temía que lo detuvieran los policías de guardia, debido a que tenía antecedentes.
Porras creía que su hijo estaba extraviado hasta que lo encontró el domingo en el centro de salud. Para ese momento ya había fallecido. Tenía heridas por proyectil en el abdomen y en la pierna izquierda.
La mujer se quejó, pues los dos guardias nacionales que estaban en el puesto del Dispositivo Bicentenario de Seguridad de Carapita le indicaron que no podían ayudarla porque tenían órdenes de no abandonar el lugar.
Exigió que tanto los militares como los oficiales de la Policía Nacional suban a los barrios y no se limiten a custodiar las calles principales.
VIOLENCIA JAVIER IGNACIO MAYORCA
jmayorca@el-nacional.com
Judicial | Sucesos
EL NACIONAL
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