Hasta cuatro horas para surtir combustible
Las fuertes lluvias que se registran en Táchira desde hace más de cuatro semanas causaron daños a la vialidad principal y secundaria del estado y eso ha afectado el suministro de combustible, que es transportado por más de 250 kilómetros desde la planta de llenado de El Vigía (sur de Mérida) hasta las estaciones de servicio de Táchira.
Santiago Contreras, presidente de la Corporación Tachirense de Turismo, indicó que de acuerdo con los cálculos, habrá una reducción importante de turistas por esa razón.
“Estamos esperando entre 60.000 y 80.000 temporadistas, sobre todo hijos de tachirenses que viven en otros estados o incluso fuera de Venezuela.
Es posible que debido a esta emergencia se abstengan en venir, teniendo en cuenta los inconvenientes en las carreteras y los servicios públicos que han resultado seriamente afectados.”, dijo Contreras.
La incertidumbre de que la merma de visitas a Táchira se extienda varios meses causa preocupación en los funcionarios encargados de las estrategias de promoción y turismo de la entidad, pues se vería afectada una de las principales actividades de Táchira.
“Calculamos que 35% de esos visitantes se va a abstener. Nos preocupa también que si continúan las lluvias eso se prolongue hasta la Feria Internacional de San Sebastián, lo que sería un gran golpe a la economía de Táchira. Esperamos que el presidente Hugo Chávez atienda la situación y mejore las condiciones de los servicios y la vialidad en nuestro estado”, dijo Contreras.
En fila. Hasta cuatro horas han demorado las personas en cola para abastecer de combustible sus vehículos. Aunque se reanudó el paso de cisternas transportadoras de gasolina a través del río Escalante, en los límites de Táchira y Mérida las estaciones de servicio están atiborradas de conductores.
Los ánimos se han caldeado en ocasiones.
En una bomba ubicada en la avenida 19 de Abril los conductores cerraron la vía en protesta por la negativa de los militares de vender combustible.
Exigieron una medición pública de los tanques de la gasolinera, petición a la que los militares se negaron. Los conductores dijeron que hubo un momento en que los uniformaros apuntaron sus armas de fuego para intimidar a los que estaban en la cola. Finalmente, ante la presión ciudadana tuvieron que abrir la gasolinera y vender el combustible.
ELEONORA DELGADO SAN CRISTÓBAL
TÁCHIRA | Economia
EL NACIONAL
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