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    Elías Pino: “el Presidente se protege de una segura derrota electoral”

    Pino Iturrieta considera que los jóvenes forman parte de los anticuerpos democráticos

    “Nosotros tenemos que lograr que
    el Presidente nos tenga miedo”

     

    El historiador considera que Chávez convirtió a los venezolanos en conejillos de indias para fabricar una dictadura que parezca democracia. Considera que la Habilitante es una bofetada a la sociedad.

    Elías Pino Iturrieta come un croissant y bebe un café con leche después de la entrevista. Su cerebro de historiador está agotado: en una hora, pasó revista al país convulsionado por el paquete de leyes que ha aprobado la Asamblea Nacional. Casi al final de la conversación, el autor de El divino Bolívar señala, a propósito de un comentario sobre los poderes que el Reichstag (Parlamento alemán) le otorgó a Hitler, que no le parece apropiado comparar a Chávez con el Führer o con Mussolini. “El Presidente no tiene la crueldad de ellos. Si lo convertimos en el monstruo que no es, le hacemos un favor porque pareciera que nuestro discurso sólo tocara lo estrambótico, lo exagerado, lo falso. Y eso no es. Lo importante es ver cuál es ese monstruo que se está creando que no parece monstruo. Chávez nos convirtió en conejillos de indias para la fábrica de una dictadura que parezca democracia y los conejillos de indias todavía no sabemos exactamente cómo salirnos de ese laboratorio”.

    -­¿Cómo interpreta los poderes que le ha dado la Asamblea al jefe del Estado?

    –­El Presidente tenía todos los poderes, como no los ha tenido en Venezuela ningún jefe de Estado desde los tiempos de Pérez Jiménez. Le dejaron manos libres. La Asamblea Nacional se convirtió en la dejación total y le dijo al Presidente: `Usted va a ser el gran senador, usted va a ser el gran diputado; conviértase en Licurgo y haga, como Licurgo, lo que a usted le dé la gana’.

    Al Presidente le cayó del cielo una calamidad: él necesitaba un hecho concreto que le permitiera atar lo que no había atado bien, si podemos usar una frase de Francisco Franco. Él quiere protegerse de lo que siente como una posibilidad cierta: la derrota electoral en 2012.

    -­¿Estas medidas tienen algún precedente?

    –­Chávez no está haciendo cosas inéditas. Lenin se aprovechó de la hambruna de la recién nacida Unión Soviética para liquidar un poder que obstaculizaba su autocracia plena: la madre Iglesia.

    Cuando cesan los efectos de la hambruna, la Iglesia Ortodoxa estaba absolutamente controlada por el partido comunista y por la autoridad de Lenin, que se convierte en el máximo pontífice desde el punto de vista ateo. En China ocurrió algo semejante: el poder de Mao creció a propósito de una crisis. Ya hay referencias que nos tienen que provocar angustia y tensión. El Presidente está entrampado porque es presidente debido al voto popular. Él no puede desconocer a rajatabla el voto.

    -­Si bien el Presidente es reo de las formas democráticas, los resultados del 2-D, la elección del alcalde Ledezma y los resultados del 26-S no han sido acatados cabalmente. El voto ha sido devaluado.

    ­–Peor todavía: el voto es absolutamente despreciado. Él es prisionero del voto. Pero él desprecia al carcelero. Generalmente uno desprecia a los carceleros. Para el Presidente, el voto popular es una prisión. No ha podido arremeter plenamente contra los barrotes de la prisión, pero lo ha hecho a cuentagotas. Al Presidente el voto le preocupa, pero él lo domina por dos razones: por el control del Poder Electoral y por la debilidad y la complacencia de los votantes venezolanos. El Presidente ha hecho lo que le ha dado la gana con el voto popular, simplemente porque nosotros los venezolanos, flacos de republicanismo, no hemos hecho absolutamente nada para reclamar la validez del resultado electoral.

    -­¿Y qué debería hacer la sociedad? ­

    –Lo peor que podemos hacer es darle recetas. La sociedad venezolana tiene que hacer de la necesidad virtud. Ahorita está ante la necesidad de la supervivencia de la democracia y tiene que convertir esa necesidad en cualidad.

    ¿Cuándo y cómo? No lo sé. El resultado electoral de las elecciones parlamentarias nos indica que existe un principio de voluntad, que tontos no somos. Pero una cosa es ser tonto y otra cosa es ser indeciso. Yo creo que nos falta coraje. Y mientras no unamos el republicanismo con el coraje va a continuar el Presidente de la República haciendo lo que le dé la gana.

    ­-Octavio Paz señala que, desde la Independencia, la democracia había sido considerada como la fuente de legitimidad en América Latina y que muchos dictadores, incluso, asumían su carácter provisional. Fidel Castro contraviene esta costumbre y se monta en el esquema de la legitimidad revolucionaria. ¿No terminará Chávez en esta misma línea? ­

    –Cuba no hizo su democracia.

    Cuba no hizo su independencia. No hay un proceso republicano liberal en el siglo XIX en Cuba lo suficientemente fuerte para establecer una convivencia democrática que conduzca a la independencia.

    Se tiene que esperar a fin de siglo para que Estados Unidos le declare la guerra a España y se apodere de Cuba. Y Estados Unidos le propone al pueblo cubano un modelo democrático hecho a su medida, que lo acepta. La independencia de Cuba sólo es hecha a medias por los cubanos. En el caso venezolano no sucedió así. El proyecto liberal democrático que comienza con la independencia y nos lleva a la democracia del siglo XX es hecho por nosotros. Sin muletas, sin ayuda de nadie.

    Chávez sí quiere copiarse de Fidel, pero la sociedad venezolana no es el molde en el que quepa ese proyecto, como sí fue Cuba el molde para que cupiera la autocracia de tendencia comunista de Fidel Castro.

    ­-Son dos cosas distintas…

    ­–Las historias son distintas.

    Tan distintas que Chávez está ahora pidiendo poderes especiales: Fidel Castro no los necesita porque los tiene todos desde el principio y hasta el día de su muerte. Chávez pretende un socialismo al estilo cubano. Pero la sociedad venezolana, a pesar de su debilidad, le ha puesto trabas.

    Hay una parte de la sociedad que se refleja en la mejor parte de la historia de Venezuela, que fue el siglo XX venezolano. El siglo XX es un tesoro y tiene elementos para levantar la cabeza.

    ­-¿Cuáles elementos? ­

    –Las obras de nuestros padres y de nuestros abuelos.

    En cada casa nuestra, en cada hogar nuestro hay una referencia a las grandes luchas democráticas contra Pérez Jiménez y contra Gómez. Y a la primera gran fábrica de la democracia venezolana, que ocurre en los 15 años posteriores a 1958, es decir, concretamente al gobierno de Betancourt, al gobierno de Leoni y al primer gobierno de Caldera. Es esa reserva que en algún lugar recóndito estaba la que nos está animando ahora como sociedad. Yo no me desdigo de lo que afirmé al principio. La culpa de que Chávez haga todo lo que le dé la gana la tenemos nosotros mismos. Pero a la vez nosotros mismos tenemos el anticuerpo. ¿Y sabes dónde está ahorita ese anticuerpo? En los muchachos más jóvenes.

    El movimiento estudiantil le cambió el juego a Chávez.

    ­-¿Confía en la efectividad de esos anticuerpos democráticos?

    ­–No estoy seguro. Sé que están allí. Nosotros tenemos que lograr provocarle miedo a Chávez y él todavía no nos tiene miedo. Eso es muy importante. Él se ha burlado de los obstáculos, él se ha burlado de tu voto. Y no ha encontrado un grito contundente.

    Nosotros necesitamos, ahora sí, llamarle la atención de verdad. “Mire, Presidente, hasta aquí llego el juego; nosotros no queremos echarlo, pero queremos que nos respete y estas son nuestras reglas y usted tiene que enfrentarse a estas reglas en 2012”. Eso es lo que nos falta. El presidente amenaza: “Yo puedo tener la Ley Habilitante por el tiempo que me dé la gana”.

    Esa es una bofetada, ese es un puntapié por el trasero de la sociedad venezolana. En términos republicanos y cívicos, Venezuela no puede darse el lujo de poner la otra mejilla porque ahí sí es verdad que se cierra por completo el ciclo de la dictadura. Esto es una campanada de alarma. Si no nos despertamos con este despertador, vamos a tener que bajar la santamaría.


    Por: GLORIA M. BASTIDAS
    GLORIABASTIDAS@GMAIL.COM
    Politica | Noticias
    EL NACIONAL

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