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DIPLOMACIA: La desintegración marcó la política exterior de Venezuela en 2010

Expertos coinciden en que, luego de 10 años, la retórica de Miraflores carece de credibilidad en escenarios internacionales.

El acercamiento con Colombia fue
el hecho más destacado en 2010

 

Así como un camaleón cambia de color de acuerdo a la circunstancia, Venezuela vivió la primera década del siglo XXI bajo la sombra de un gobierno que, a lo largo del decenio, mutó su discurso para adaptarlo a las ambiciones políticas de su mentor, el presidente Hugo Chávez, por demás conocidas en el espectro nacional.

Si bien es común escuchar que aunque cambien los gobiernos la línea diplomática no debería verse afectada, la política exterior en el país es ejemplo fiel de cómo se ha dado un vuelco en los propósitos del Estado fuera de las fronteras: otrora los discursos integracionistas, Caracas se mostró en este período como una piedra de tranca para los procesos de unidad de la región, concluyen expertos internacionalistas sobre la diplomacia bolivariana.

“La política regional de Venezuela promueve la desintegración. Con un discurso que arrancó hace una década de consolidar la región, ha terminado por ser el Gobierno más desintegrador que haya tenido el país en su historia y uno de los que más ha propiciado la fragmentación de la región”, asegura el director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, Félix Arellano.

Venezuela anunció el retiro de la Comunidad Andina de Naciones en 2006 porque, según la información oficial, los acuerdos de libre comercio de Colombia y Perú con Estados Unidos “mataron” al sistema; y la salida también, en 2006, del Grupo de los Tres por ser un esquema “de puro neoliberalismo”. No obstante, para el catedrático son una prueba de falta de coherencia en la diplomacia.

A esto se suman los vaivenes que experimentaron las relaciones con Colombia.

La actualidad gira en torno al liderazgo de Venezuela en la ALBA, que no tiene mayor función que mantener el protagonismo e influencia de Caracas en una porción de la región; las constantes diatribas para desacreditar a la Organización de Estados Americanos, cuyos apéndices, la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se han mantenido firmes en denunciar las constantes desviaciones totalitarias del gobierno de Hugo Chávez.

“El desconocimiento y la violación de la legalidad han caracterizado la actuación internacional de Chávez. El régimen desprecia a los organismos de los cuales forma parte Venezuela y desestima los informes, las recomendaciones y decisiones sobre la situación del país”, resume el ex diplomático Adolfo Taylhardat.

La Unión de Naciones Suramericanas se muestra como un escenario más cómodo, a pesar de que el bloque no emitió resultados favorables a Caracas sobre el acuerdo militar que firmaron Colombia y Estados Unidos en 2009. La adhesión plena a Mercosur, mecanismo por el que Venezuela ha apostado desde su salida de la CAN y del G-3, sigue siendo inalcanzable por la negativa del Congreso de Paraguay a debatir la propuesta.

“Esta es una política exterior exitosa para el mandatario y desastrosa para el país, que está perdiendo enormes oportunidades. Hay mayor claridad en que la retórica bolivariana es un falso discurso para perpetuar a un gobernante en el poder, y de eso la historia tiene muchísimos ejemplos. No hay innovación alguna”, concluye Arellano.

Golpe final con la ley orgánica:

El 2010 se caracterizó por el cambio de dirección con Colombia con el fin de la era de Álvaro Uribe, la profundización de vínculos con naciones de dudosa reputación para Occidente y por la inminente aprobación de la Ley Orgánica del Servicio Exterior, que oficializará la desprofesionalización de la carrera diplomática.

“En la praxis ya está afectado el servicio exterior de Venezuela. ¿Qué más se puede afectar? Simplemente, con este marco legal se perpetúan las contradicciones, se consolida la desinstitucionalización de la Cancillería, que ya tiene muchísimo avanzado”, sostiene el director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, Félix Arellano.

“En el acercamiento colombo-venezolano lo que influyó fue la diplomacia colombiana. El presidente Juan Manuel Santos tuvo que olvidar –quizás temporalmente– los insultos y agravios que le propinó Chávez porque para Colombia las relaciones económicas y comerciales con Venezuela son vitales”, opina el ex diplomático Adolfo Taylhardat.

Sobre la gira que emprendió el jefe del Estado en octubre por Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Irán, Siria, Libia y Portugal, Arellano afirma que “los acercamientos en la mayoría de esos países son las acciones que mantienen el proyecto personal del Presidente, su liderazgo mediático internacional”.


JESÚS UZCÁTEGUI SUPERLANO
jeuzcategui@el-nacional.com
Internacional | Política
EL NACIONAL

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