Controlan la construcción improvisada
e ilegal de anexos o garajes
Durante los últimos días de noviembre de 2008 cayeron intensas lluvias sobre Caracas que causaron graves estragos en varias zonas, entre ellas la urbanización Los Campitos, donde algunas rutas quedaron tapiadas y la remoción completa de los escombros se prolongó por meses.
En ese momento, los derrumbes tomaron por sorpresa a los vecinos. “De los 26 años que llevo viviendo aquí, esa ha sido la única ocasión en la que han ocurrido deslaves serios”, recordó el vecino Alí Domínguez.
El Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela registró para ese noviembre precipitaciones por 288 milímetros. Sin embargo, para noviembre de este año el récord en caída de agua aumentó considerablemente, pues se registraron 407,3 milímetros.
Pese a que el temporal en esta ocasión fue mucho más fuerte, en la urbanización no se han presentado grandes deslizamientos. Los vecinos aprendieron de la experiencia de hace dos años y se organizaron para tomarle la delantera a la lluvia.
En este tiempo, la comunidad ha instalado un sistema de alerta temprana y también ha decidido aplicar en varias laderas una técnica de hidrosiembra para proteger algunos taludes.
“Un día antes de que el Ejecutivo suspendiera las clases, nosotros habíamos advertido a los dos colegios de la urbanización que los suelos se estaban saturando de agua”, expresó Carlos Eduardo Martínez, presidente de la asociación de vecinos, para ejemplificar la efectividad del sistema de alerta.
Una pequeña estación de medición, que funciona en la casa de Martínez, indica el registro diario de lluvia. De ese modo fue como se detectó que entre la semana del 14 al 20 de noviembre de este año cayeron 116 milímetros de agua, y la semana que va entre el 21 al 27 de noviembre, 92 milímetros.
“Para nosotros ya es preocupante cuando los registros nos indican que ha llovido por 2 semanas seguidas, cada una con un récord de 80 milímetros. Por eso el 29 de noviembre avisamos a los planteles de la urbanización que debían suspender las clases para prevenir cualquier emergencia”, expresó Martínez.
Conciencia vecinal:
La idea de instalar un pluviómetro que precise cuánto está lloviendo en la urbanización surgió luego de que sostuvieron reuniones con Roberto Centeno, ex viceministro de Transporte y Comunicaciones y experto en geotécnica vial.
El especialista les dio, además, otros consejos útiles para evitar que ocurran derrumbes en la urbanización.
Domínguez explicó que hicieron recomendaciones a los residentes de la zona que tuvieran botes de aguas que cayeran sobre taludes para que los arreglaran: “Algunos vecinos hicieron modificaciones para corregir esas fugas que tanto favorecen los deslizamientos”.
También comenzaron la reconstrucción de cunetas y la limpieza de alcantarillas y torrenteras.
Martínez indicó que tramitarán una inspección de los árboles, pues algunos pueden traer problemas. “Los jabillos son los peores enemigos de las calles. Durante las lluvias de 2008, uno se fue completo porque había levantado la acera y el agua de lluvia caía directo en el agujero, y socavaba el terreno que está debajo”.
Otras de las irregularidades sobre las que han tratado de poner más control son las construcciones que se levantan sin estudio. Algunos vecinos edifican anexos o garajes adicionales sin estudios previos, que pueden terminar por colocar más peso sobre los taludes, obstruir escorrentías o poner a descargar desagües en zonas peligrosas.
Gracias a la hidrosiembra:
Al encontrarse con varias de sus laderas derrumbadas, los vecinos de Los Campitos comenzaron a buscar alternativas para asegurar esos terrenos.
Identificaron la técnica de hidrosiembra, que consiste en aplicar una mezcla compuesta de agua, semillas, polímeros y fibras, que permite el crecimiento de vegetación y evita que el agua de lluvia penetre en las profundidades del suelo.
En el caso de la urbanización se necesitaba, además de emplear esta técnica, colocar mantos de retención de erosión, manufacturados con materiales especiales que minimizan la posibilidad de que los suelos se saturen con agua.
El activista vecinal resaltó que una de las zonas más afectadas en el pasado fue el terreno que está debajo del colegio Emil Friedman, donde las lluvias de 2008 arrastraron árboles completos.
El éxito es evidente, porque en esta oportunidad, pese a las fuertes lluvias, no se han presentado más deslizamientos.
También se colocaron en las rutas G y C y en la ruta principal, junto al Directv Sport Park.
“Las hidrosiembras las financiamos los vecinos. La Alcaldía de Baruta lo podría hacer, pero tiene otras prioridades en zonas más necesitadas. De esa forma colaboramos con el municipio que se gastó parte importante de su presupuesto de 2009 en la reparación de la urbanización, que costó más de 2 millones de bolívares”, señala.
Por: SIMÓN GONZÁLEZ
sgonzalez@el-nacional.com
Ciudad | Educación
EL NACIONAL
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