Asesinos pasean por San Blas
después de la masacre
Uno de 15 heridos en la fiesta murió en el Domingo Luciani. Era hermano del agente de Polibaruta muerto. Vecinos temen represalias por denunciar. El barrio San Blas, en la parte alta de Petare, vivió y bailó- ayer la despedida de quienes perdieron la vida en la fiesta callejera del domingo. Rivera, manicurista a domicilio, de 29 años de edad, a quien describen bajita, morena, alegre y muy solidaria, convocó a casi dos centenares de personas a su partida, rociada de alcohol y con música colombiana a todo volumen. La policía sigue tras la búsqueda de las dos bandas asesinas.
Los habitantes de La Casona, en San Blas de Petare, están asustados. Tienen miedo de denunciar públicamente.
El lunes en la mañana vieron caminar por las calles del barrio a los responsables del asesinato de seis personas en una fiesta.
“Iban sin pararle al dolor de la gente después de un día de la masacre. Se sentían seguros porque nunca pagan por sus crímenes”, dijeron.
Pese a que prefieren reservar sus identidades, reconocen a los asesinos. Son miembros de las bandas de “La Chicharronera” y de “El Encantado”. Señalan a un delincuente apodado “el Argenis”, residenciado en la calle Palomino de la parte baja de La Casona, de comenzar el tiroteo.
Él habría sido perseguido por 22 miembros de los 2 grupos delictivos. “Prendió el problema y le cayeron a plomo a gente inocente. Ninguno sufrió rasguños, están sanitos”, afirmaron testigos.
Ayer, mientras velaban a varias de las víctimas, vigilaban cada esquina de La Casona. “No podemos dejar de salir para despedir a nuestros amigos aunque tenemos miedo, porque este barrio se ha convertido en una bomba de tiempo”, confesaron.
El funeral de la manicurista Yeimi Rivera, de 29 años de edad, fue el más concurrido. La mujer recibió dos tiros en el pecho y uno en la pierna derecha. Sus familiares, que se agolpaban sobre el ataúd, prefirieron despedirla en el sitio donde la mataron. Colocaron música colombiana y bañaron su urna en licor. “Ay, mi prima se me va. Ya empezaron a descompletar la familia”, gritaba una mujer.
A Héctor Orozco Padilla, de 28 años de edad, lo velaban a dos cuadras de su novia Yeimi Rivera. Él murió por impactos de bala en el abdomen y brazo. “Por favor, no coloque mi nombre, tengo miedo. Sólo puedo decir que mi amigo era una linda persona”, dijo un allegado.
Algunos dolientes lloraban de nostalgia. Una viejita recordaba el dolor de perder a un hijo debido a la violencia. “Sé lo que se siente. A mi muchacho, que simplemente era escolta, me lo mataron el 12 de octubre en este barrio para quitarle su arma.
No podemos hacer nada, si denunciamos nos asesinan”, afirmaba.
Sin esperanzas. Ayer solamente se observaba una comisión de la Policía de Sucre en el barrio Mesuca, en San Blas de Petare. Ninguno de los uniformados custodiaba La Casona, donde ocurrió la masacre.
“Cuando viene algún policía sólo lo hace para matraquear a los vendedores y en las licorerías. El ministro Tareck el Aissami debería visitarnos y no hacerse el loco. Si el Gobierno no toma medidas acabarán con todos en el barrio”, aseguraron vecinos.
MAOLIS CASTRO |SANDRA GUERRERO
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