Cierre de minas en Australia y regulaciones
internacionales motivan interés
Un adolescente fue el guía de la expedición. Había sido contactado el día anterior por un grupo de hombres que tenían un objetivo: buscar coltán en el subsuelo de las sabanas que se despliegan entre el norte de Amazonas y el oeste de Bolívar. El muchacho los llevó hasta un cerro localizado a pocos kilómetros de El Burro, un pueblo bolivarense fronterizo con Colombia. Ahí los mineros comenzaron la faena de remover la tierra y sacar esas piedras negras de valor estratégico internacional, porque son insumos esenciales para la industria electrónica, militar, aeroespacial y médica.
Se encontraban en plena faena cuando fueron detenidos por comandos rurales de la Guardia Nacional. Según las actas del caso tenían en las manos las bateas o “surucas”, los tamices artesanales usados para separar el material valioso del desperdicio.
Ocurrió el 25 de junio del año pasado, 5 meses antes de que voceros del Gobierno anunciaran públicamente “el descubrimiento” en Venezuela del coltán, recurso del cual pueden extraerse dos metales: columbio (o niobio) y tantalio, este último esencial para fabricar celulares, computadores, dispositivos de audio y sonido y consolas de juego.
El episodio es apenas un reflejo de cómo se expresa la presión de la economía internacional, dedicada a las búsqueda de un recurso escaso en el mundo, en el sur de Venezuela. Allí no sólo ha proliferado la minería ilegal sino las redes de intermediarios que despachan cargamento hasta centros industrializados del mundo. Ya no es sólo por petróleo y por oro que el país está bajo la mirada global. Aunque el ciudadano común lo ignore, en el exterior hay gobiernos, corporaciones multinacionales, firmas de inteligencia y expertos que disponen de información al día sobre el coltán venezolano.
Información:
Roskill, una compañía británica que monitorea la existencia de recursos minerales en el mundo, ofrece un informe anual sobre el tantalio a 5.000 libras por ejemplar. Venezuela fue incluida en la lista de productores. Un ejecutivo de la empresa explicó que se basaron en información de la United States Geological Survey, agencia estadounidense que estudia, monitorea y mapea recursos naturales en el planeta. Ésta depende del Departamento del Interior estadounidense. Según el vocero, el texto indica que en territorio venezolano hay “pequeños depósitos” que no son formalmente explotados.
El documento fue divulgado por Roskill tres meses de que el Gobierno lanzara la Operación Oro Azul, con despliegue de la FAN para custodiar el recurso.
A pesar de que el Gobierno señala que se enteró de la existencia del coltán el año pasado, Anthony Mariano, geólogo canadiense experto mundial en la búsqueda de las llamadas “tierras raras”, llegó a otras conclusiones en la década de los años setenta. Fue contratado por el Estado venezolano en 1975 para explorar las riquezas del Cerro Impacto. Allí y en otra zona del estado Bolívar que no quiso mencionar, pudo comprobar la existencia de coltán en cantidades y calidad importantes. Desde entonces considera que en el continente hay dos lugares de importancia para explorar y producir: la Columbia Británica (Canadá) y la frontera colombo-venezolana.
“Dejé asentado eso en un informe. Venezuela definitivamente tiene mucho potencial como fuente estable de producción de tantalio por la geología de la región, pero debe ser estudiado”, indicó vía telefónica desde su país de origen.
Coyuntura:
El mercado internacional atraviesa un momento de cambio que ha disparado los precios: el tantalio, que se obtiene una vez procesadas piedras como las que se sacan de Venezuela, se cotiza en 400 dólares el kilogramo. Varios factores contribuyen: la alta dependencia de la industria tecnológica por el recurso; el cierre de minas en Australia y Suráfrica (que producían 30% del insumo mundial); y la presión internacional, incluyendo Naciones Unidas, por regular que su origen haya sido lícito y controlado. Éste elemento ha obligado a grandes compañías como Apple, Dell, Intel, Hewlett-Packard, Sony, Nokia y Nintendo a abrir una campaña de relaciones públicas en el ámbito mundial, sobre los mecanismos de control que aplican para evitar que coltán ilegal del Congo, donde más de 5 millones de personas han muerto por guerras asociadas al control del recurso, haya entrado en su cadena productiva. Sin embargo, no deja de existir fuentes que nutren a las grandes corporaciones del mundo con material de origen ilegal, como ocurre con el caso Venezuela.
Presión multinacional:
La preocupación de las multinacionales por controlar las fuentes de coltán data de 2001, cuando expertos de la ONU demostraron que en la República Democrática del Congo su comercio ilegal financió guerras tribales que han causado 5 millones de muertos. Se vetaron compañías y personas, pero el coltán del Congo sigue abasteciendo el mercado.
El 29 de noviembre de 2010 el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1952 que insta a sus miembros a exigir que se certifique el origen del coltán que adquieran, como lo hace la OCDE. El congreso de Estados Unidos aprobó una ley al respecto y tiene otra en camino. El suministro de tantalio proveniente de fuentes no conflictivas es escaso”, señaló en agosto la revista en línea Tantalum Investing News.
De allí el interés en países como Venezuela. Un ejemplo: Chris Grove, portavoz de Commerce and Resources, compañía productora del recurso, afirmó: “Hay una gran oportunidad en Venezuela y Colombia para producir tantalio y generar ingresos”. Anthony Mariano, geólogo canadiense, opina que el tantalio de Venezuela es mejor que el de Australia, que en 2009 suplió 53% de la materia.
El Gobierno venezolano anunció que creará una empresa estatal para explotar el recurso, pero de momento impera la minería ilegal.
Por: FABIOLA ZERPA| DAVID GONZÁLEZ
fzerpa@el-nacional.com | dgonzalez@el-nacional.com
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EL NACIONAL
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