Leomaris Carrasquero y sus tres hijos
“lo perdieron todo, hasta la ropa…”

Los cuatro llegaron el viernes en la tarde a las instalaciones del liceo bolivariano Pestalozzi, en Coro, estado Falcón, que actualmente sirve de refugio a los afectados por las fuertes lluvias de los últimos días.

Su vivienda, ubicada en el sector Cástulo Mármol Ferrer, se anegó y los palos que servían de base a la débil construcción de zinc cedieron y la hicieron caer. “Nos dicen que tenemos que esperar, no sabemos qué va a pasar con nosotros”, asegura.

En el plantel, un salón de lleno de ropa donada causó alborozo el domingo en la tarde entre los 132 damnificados que están allí. Hombres, mujeres y niños escogían entusiasmados piezas de vestir para reemplazar las que perdieron en la inundación. Entre la multitud, Reina Chirinos buscaba con afán zapatos que les quedaran a sus tres hijos. “Esto no se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo. Es terrible vivir así.

Queremos que la gobernadora venga a ofrecernos una solución”, dijo.

En la cancha de la escuela, estudiantes de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador de Falcón se prestan como voluntarios para entretener a los más pequeños con actividades recreativas.

Otro salón funciona como consultorio de salud. Allí, el médico cubano Alejandro Mustafá le da atención médica a los afectados. Explicó que aun cuando la situación está controlada han tenido algunos casos de infecciones respiratorias. “Tenemos los insumos necesarios para atender la contingencia. Esperamos que estas personas puedan solucionar su problema lo antes posible”, acotó.

Pero no todos son bienvenidos:

En la puerta de la institución, Yamileth Morales llegó implorando cobijo con su esposo y su bebé de 8 meses.

Sin embargo, las autoridades le explicaron que el lugar estaba lleno y que no se podían quedar ahí.

“Tengo los pies llenos de hongos, no podemos caminar más entre el agua. Estamos desesperados y nadie nos ayuda.

Quiero que el Presidente venga y no se olvide de nosotros.

Algunos ni siquiera podemos entrar a los refugios”, dijo en medio del llanto.

Drama paralelo:

Aunque la ma- yor parte de la atención está concentrada en los que actualmente se encuentran en los refugios, también están aquellos que no pueden trasladarse a un albergue y buscan acomodo con sus familiares.

Carmen Chirinos es una de las personas que vive este drama. El sábado en la madrugada a su hija de 25 años de edad se le cayó el rancho en el que vivía, ubicado en el sector La Urbina, uno de los más afectados por las lluvias. El hecho ocurrió a las 1:00 am y tuvo que salir corriendo con sus cinco hijos a esa hora.

“Vino a refugiarse conmigo en la casa de mi mamá, que sólo tiene 3 cuartos, en la urbanización Cruz Verde, donde también ha habido mucha gente afectada. Pero no estamos solas. Mis 6 hermanas también están damnificadas por las lluvias y están aquí con nosotras.

Somos 7 familias ahí, en total 23 personas. Mi hija duerme bajo el techo del patio en un solo colchón con sus 5 pequeños. Yo duermo en una silla al lado de la cama de mi mamá.

No se puede vivir así. No hayamos cómo hacer”, expresó.

Chirinos, que labora como personal de limpieza y mantenimiento en el hotel Cumberland de Coro, se siente agradecida por su trabajo pero asegura que hay momentos en que la embarga la angustia por la falta de casa.

“En 2003 introduje una solicitud de vivienda ante las autoridades porque en ese entonces ya mi situación era muy precaria. En la contingencia actual fui a hablar con el ingeniero Jesús González, que trabaja en la Gobernación de Falcón, pero me dijo que la prioridad la tenían los damnificados que estaban en los refugios. Queremos que sepan que hay otras familias que están en mi condición, nosotros también somos afectados. No se olviden de nosotros y préstennos el apoyo, por favor”, expresó notablemente afligida.

Aseguró que han intentado ir a un refugio pero que no han conseguido cupo, porque casi todos están llenos y los afectados ya fueron censados.

Chirinos agregó que en su zona varias casas acogen a más de una familia por lo precario de la situación. Recordó también que luego de la tragedia de Vargas muchos de los afectados fueron trasladados al estado Falcón, en casas construidas por el Gobierno nacional.

“Muchas de esas personas vendieron las viviendas y se fueron de la zona. Nosotros tenemos toda la vida aquí y de verdad necesitamos la ayuda.

Esperamos que nos escuchen”, indicó.

ANDREA SMALL CARMONA
asmall@el-nacional.com
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