País mojado Y humillado…
Como si fuera poco lo que nos está pasando por la ineptitud del régimen militar, tenemos que calarnos la humillación de que países tan pobres como Bolivia, al cual le hemos regalado todo (incluso según dicen hasta el bastón que usa Evo Morales luego de su operación en la pierna), nos manden “55 toneladas de ayuda para los afectados por las lluvias en Venezuela”. Pero lo humillante no es que sea Bolivia sino que le estamos quitando el pan de la boca a un pueblo que vive en condiciones miserables.
Si el Gobierno venezolano fuera serio, le diría a Evo Morales que “muy bien y gracias”, pero que esa ayuda debe ser canalizada hacia los sectores más pobres de su propia población que no alcanza a alimentarse debidamente, como bien lo indican las cifras de los organismos de las Naciones Unidas. A los venezolanos les tiene que preocupar que a ese pueblo que tiene hambre y sufre de desnutrición persistente, se le quiten parte de sus alimentos para hacer un acto propagandístico que en nada ayuda a quienes, como los venezolanos, podemos salir adelante con nuestros propios recursos.
Pero esa es la banalidad bolivariana, que ha resucitado la fulana “solidaridad entre los pueblos”, bandera de las naciones que cuando estuvieron bajo el protectorado de la Unión Soviética actuaban al unísono, pero que no era más que un pretexto para alimentar la propaganda comunista. Ahora vuelve a tomar vida en la ALBA, una comandita que se presta y se da el vuelto comercialmente (porque no hacen otra cosa que intercambiar mercancías) en función del interés del socialismo del siglo XXI.
Anteayer, según los cables de las agencias de prensa, el “ministro boliviano de Defensa, Rubén Saavedra, despidió en la ciudad central de Cochabamba el avión cargado de arroz, agua embotellada y potabilizada, leche en polvo y colchones”.
Fíjense en la lista de la ayuda enviada a los desamparados venezolanos: arroz que sobra en toda la cadena de abastecimiento en territorio nacional, agua embotellada que ya las Empresas Polar han dicho que están produciendo a marchas forzadas para donar a los centros de acopio, y leche en polvo que según el Gobierno está presente en los mercales y en los supermercados.
Punto aparte merecen los colchones que, como hasta un niño de cuatro años sabe, Venezuela produce no sólo en una cantidad apreciable sino en un rango de calidad que supera cualquier colchón boliviano. Quizás los del altiplano tengan un forro especial para guardar las hojas de coca (permitidas legalmente en Bolivia) pero nunca tendrán la calidad de tantos años de funcionamiento, control de calidad y exigencia de la clientela como en esta inundada tierra de Venezuela.
Lo peor y lo más doloroso es que la OEA, en una declaración del inefable Insulza, diga que está dispuesta a venir en socorro de los hermanitos venezolanos, hundidos en la desgracia. ¡Por favor!
Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL
Comments are closed.