En el último caso conocido, una persona fue asesinada dentro
del baño del centro comercial.
La inseguridad ha dejado seis muertos y
cuatro heridos en los mall de la capital
La imagen de los funcionarios policiales caminando por los pasillos del Sambil que se mostraba antes de las películas del cine ha quedado en una utopía, luego de que el pasado domingo un hombre fuera asesinado en uno de los baños. Pero cuatro centros comerciales más han sido escenario de tiroteos en lo que va de año. La muerte ha dejado de ser exclusividad de las calles de la ciudad.
La principal causa es que los ciudadanos se han mudado a los lugares seguros de esparcimiento por su vigilancia, y con ellos también se ha mudado la delincuencia. Además, en dos de los casos ocurridos en Caracas los sujetos habían decidido usar el centro comercial como lugar de encuentro para hacer sus negocios. La tercera razón es que también los bandidos se divierten en los centros comerciales, pero si allí consiguen a sus enemigos, se enfrentan a tiros sin importar el lugar.
Los casos:
El primer episodio del año fue en el centro comercial Valle Arriba el 9 de enero cuando un motorizado que había seguido a su víctima hasta un restaurante intentó robarle un reloj. Un empleado del local lo enfrentó a tiros dejando tres heridos.
El 2 de febrero, en un intento de asalto al dueño de una línea de taxis en Galerías El Hatillo, murió un taxista y uno de los delincuentes falleció a manos de un funcionario del Sebin que vio lo que ocurría. El 18 de ese mismo mes, en un intento de secuestro, a la salida de ese mall murió un delincuente.
En abril una riña colectiva entre adolescentes en La Feria de El Tolón causó destrozos y hubo varios detenidos.
Junio reunió dos muertos más, el primero fue un delincuente que trató de robar a un comerciante en Parque Caracas, en Bellas Artes, el dueño del local se defendió causando la muerte de uno de los asaltantes, pero a él lo hirieron de gravedad. Cinco días después la devolución de un carro robado se hacía a las puertas del centro comercial El Recreo, un tiroteo con la policía dejó a uno de los delincuentes fallecido.
Julio inició con la muerte de un sujeto en un baño del Sambil. El hombre había ido a negociar un arma.
Seguridad sobrepasada:
El director de la Policía de Baruta, comisario Freddy Rico, explica que los delitos en los centros ocurren bien porque los delincuentes van a divertirse o porque buscan víctimas.
Explica que luego de lo ocurrido en El Tolón reforzaron la seguridad en los centros comerciales, sobre todo los fines de semana. Los supervisores tienen la tarea de bajarse y ver cómo están trabajando los efectivos. Además, están trabajando más estrechamente con la seguridad privada para evitar delitos.
William Contreras, subdirector de la Policía de Sucre, explica que los centros comerciales del municipio son muy problemáticos. Dice que han encontrado varios carros robados en los estacionamientos. Además decidieron dejar una patrulla fija en el Unicentro El Marqués, que es uno de los más vulnerables por la cantidad de gente que llega por el metro.
Pero explica Contreras que la responsabilidad de establecer los sistemas de seguridad es de los centros comerciales. Incluso, aclara que ellos han hecho acuerdos con las directivas, porque en algunos estacionamientos les cobraban los tickets a los patrulleros.
Según Contreras, la gente debe comprender que se tiene que cuidar en los centros comerciales: no exhibir imprudentemente sus teléfonos o salir contando dinero de los bancos. También hay que ser cuidadoso en estacionamientos y baños, que son lugares menos concurridos y donde las cámaras de seguridad no tienen acceso.
Un alto funcionario del Cicpc, que solicitó no ser identificado, explicó que es indispensable que las policías municipales asignen cuatro efectivos fijos en los centros. Dice que su presencia sí disuade a los delincuentes; además, ellos pueden solicitar revisar a sospechosos. Esto, asegura, aumentaría la seguridad mermada.
Para el criminólogo Javier Gorriño “la inseguridad se ha apoderado tanto de la ciudad que no hay ningún sitio que los delincuentes no traspasen”.
Dice que el centro comercial, donde antes la gente iba por sentirse segura, se ha hecho una extensión de la calle, donde secuestran a la salida de los cines, roban o hay tiroteos.
Considera que la respuesta policial también ha bajado su esfuerzo y efectividad.
Para Gorriño, en los centros comerciales hay un clima donde la gente se siente protegida, pero dice que la inseguridad ha sobrepasado a la vigilancia.
Gorriño afirmó que hay que extremar las medidas de seguridad porque, de lo contrario, si el centro comercial se convierte en una extensión de la calle entonces no tenemos adónde ir.
Laura Dávila Truelo| Sucesos
EL UNIVERSAL | Jul 12 2010