Noviembre ha tenido 19 días de aguaceros, cerca de 580 familias
resultaron afectadas en Vargas.
Ayer, los balnearios estaban vacíos
y las calles y Av. llenas de polvo
Varias casas de la carretera vieja Caracas-La Guaira se caen por efecto dominó desde hace una semana. Cerca de 235 personas han sido desalojadas de los barrios Blandín y El Limón, ante la amenaza de que sus viviendas puedan derrumbarse por saturación de los suelos.
“Apenas llovizna, se forma una catarata que amenaza con tumbarnos la casa. El viernes a las 11:00 pm dijimos que no podíamos seguir esperando y nos fuimos a dormir al módulo de la policía que pusieron como refugio”, cuenta Ángela Moreno, habitante de Blandín.
La joven es una de las refugiadas en la sede de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad en Catia. El albergue provisional ha atendido a cerca de 78 familias entre el viernes y el domingo.
René Rojas y tres familiares están en el refugio. Recuerda que participó en el rescate de la familia que murió tapiada en la zona en septiembre. En esa fecha les prometieron desalojarlos, pero nada ocurrió. El viernes en la noche vio cómo su casa se desplomó.
Teodocia Molina, de 72 años de edad, afirma que a su vivienda no le pasó nada e insiste en regresar. “La casa del frente se derrumbó y ahora puede llevarse la mía. Si se viene el terreno le va a caer encima, pero yo quiero volver a mi casa porque trabajo y si me llevan a otro sitio no sabré cómo llegar”, argumenta.
Además del derrumbe de varias viviendas, la lluvia cobró otra vez la vida de una niña.
El domingo en la madrugada, Mónica Benavides, de 9 años de edad, falleció al desplomarse una de las paredes de la habitación donde dormía, en el sector Los Robles de El Hatillo.
Su muerte se suma a la de Robinson Luis Mora, de 71 años, que fue arrastrado por la corriente de un río en Falcón.
La Gobernación de Miranda reportó, además, el fallecimiento de Juan Alexander Avilés, que el sábado se ahogó en un pozo de agua en el municipio Páez; y una persona sin identificar, arrastrada ayer por la crecida de un río en la parte alta de Panaquire.
El recuento de víctimas mortales de los aguaceros desde el viernes pasado incluye a otros 5 niños. En total, desde el lunes 22 han muerto 17 personas.
Llueve sobre mojado:
En el kilómetro 5 de la carretera que conduce a El Junquito, una vivienda colapsó y otras cinco quedaron severamente averiadas. La vialidad está dañada por las filtraciones constantes, y las lluvias de las últimas horas incidieron en la estabilidad de los suelos y causaron derrumbes.
En el barrio Raúl Leoni de Casalta II, una pantalla atirantada se vino abajo. Denunciaron que la obra no fue concluida y por eso cedió, y derribó una
Vecinos de Colinas de Santa Mónica contaron por lo menos 24 deslizamientos de tierra.
Francisco González Ascanio, vocero del consejo comunal del sector, señaló que el derrumbe en la vía entre Colinas de Bello Monte, Santa Mónica y Cumbres de Curumo amenaza con dejarlos incomunicados.
Vargas: malos recuerdos. “Sé que vivo en una zona de riesgo. Esta es la tercera vez que me quedo sin casa y los nervios me están matando. Soy una mujer pobre y sin marido. Necesito una vivienda y estoy dispuesta a irme a donde sea, siempre que sea un lugar seguro y pueda dormir tranquila cuando llueva”, expresa María Acosta.
Lo dice con las manos en la cabeza, llorando, buscando apoyo en vecinos que tienen iguales necesidades.
Tiene 51 años y es nativa de Anare, población situada en el este del estado Vargas. Esta vez, los aguaceros produjeron el deslizamiento del cerro situado en la parte posterior de su rancho, el alud arrasó una de las paredes de la vivienda y la lanzó a la calle, junto con dos de sus cinco hijos y un nieto de meses de nacido. Temporalmente, un vecino le dio alojamiento, pero está cansada de vivir “con la tragedia a cuestas”.
Durante el deslave de 1999, el río de Anare cargó con su casa.
Después, en el sector Las Cadenas del mismo pueblo, perdió su residencia con la vaguada de 2005 y desde el viernes pasado, por tercera vez, no tiene dónde vivir.
Johana García, del consejo comunal La Lagunita, advierte que en el lugar hay 37 viviendas afectadas por los deslizamientos. Asegura que la canalización del río evitó consecuencias mayores, pero rechaza la manera como se ha ejecutado el programa Misión Barrio Tricolor, porque no se atendieron las prioridades inmediatas.
En la carretera nacional Los Caracas hubo cuatro deslizamientos que dificultaban el paso de carros livianos. Estaba paralizado el transporte público hacia Anare, la Ciudad Vacacional y los siete poblados de la parroquia Caruao. Al mediodía, una máquina intentaba remover los sedimentos que impedían el acceso.
Ayer el sol salió otra vez, pero los balnearios estaban vacíos y las calles llenas de polvo. Al parecer, el alerta había cesado, pero la emergencia sigue para las 110 familias que perdieron su vivienda.
El gobernador de Vargas, Jorge Luis García Carneiro, informó que después de 4 días de aguaceros intermitentes 580 familias quedaron afectadas.
Entre las zonas que presentan más daños figura Carayaca, por la obstrucción de la vialidad rural; La Llanada, por la congestión de una parte de la ruta que pasaba por encima del río Camurí Chico; Catamare en Catia La Mar, por el deslizamiento de terrenos, y el sector El Cojo de Macuto.
Para atender a los residentes de las 11 parroquias del estado, fueron creadas 4 comisiones: seguridad ciudadana, comunicaciones, salud y gestión de vivienda. La residencia del gobernador, en Playa Grande, fue habilitada como centro de acopio.
Los cauces de Camurí Chico, El Cojo, Curucutí y Marapa requieren atención urgente, para que las aguas se desplacen libremente. Las máquinas empezaron con el dragado y el despeje de las vías.
El suministro de agua por Hidrocapital, en la entidad, ha tenido problemas por la obstrucción de los diques de captación de agua cruda.
LISSETTE CARDONA
KAREM RACINÉS LA GUAIRA
lcardona@el-nacional.com
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EL NACIONAL
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