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LLUVIAS: Río Chico, laguna grande

“Algunos pudieron sacar sus corotos, pero otros perdieron ropa, escaparates, colchones”,
contó Edwin Colina, que montó su cama sobre bloques para salvarla de la inundación.

El agua entró en las casas el lunes y subió metro y medio,
comparan inundaciones con las de diciembre de 1999

 

En Falcón, las persistentes precipitaciones causaron daños en 52 centros educativos. Las autoridades suspendieron las clases hasta el lunes. El río El Limón hundió a Río Chico bajo el agua. Protección Civil reportó 1.188 viviendas anegadas en Miranda. Los municipios más afectados son Andrés Bello y Páez.

Estamos mojados desde el domingo”, fue el grito que se escuchó en el barrio La Trinidad, en Río Chico. Al borde de la vía algunos habitantes de la calle principal del barrio esperan en un refugio improvisado que el agua del río El Limón, que se desbordó el domingo pasado, salga de sus casas.

La emergencia es por las intensas lluvias que azotan el área rural del estado Miranda desde el viernes pasado. Ayer todavía llovía por momentos, aunque con menor intensidad.

“Necesitamos agua, comida, colchonetas y pañales para los niños”, señaló Mabel Hernández, una de las afectadas. La mujer aguardaba sentada debajo de las láminas de zinc y unas vigas que le prestó su vecino Edwin Colina para guarecerse de las lluvias. Ella fue designada por sus compañeros como la vocera de su comunidad en Río Chico, municipio Páez.

De acuerdo con los reportes de Protección Civil, hasta ayer en la mañana había en esa localidad 178 viviendas anegadas y 869 personas afectadas.

En total, en el estado se reportaron 1.188 viviendas dañadas.

El organismo atendió llamadas de emergencia provenientes de La Compuerta, La Amistad, Los Aguacatitos, Villa Nueva y Los Chaguaramos.

Pareciera que a los que esperan al borde de la vía no les importa pasar el día al aire libre, mojándose con la intermitente lluvia. “El lunes teníamos el agua dentro de las casas, como a metro y medio del piso. Algunos pudieron sacar sus corotos, pero otros perdieron la ropa, escaparates, los colchones.

Yo perdí 20 sacos de cemento y tuve que montar la cama en bloques para que no se mojara”, dijo Colina.

En las paredes de su casa se ve la marca de la humedad que dejó el río a su paso, aproximadamente a un metro del piso. Ayer en la mañana había agua en el patio trasero de la vivienda.

Miseria extrema:

En La Compuerta, la zona más pobre de Río Chico, más de 60 casas se inundaron y 150 personas están afectadas, en su mayoría niños. El hedor de las cloacas y pozos sépticos desbordados por las aguas del río invade el aire en el sector.

“Esto fue casi igual a la vaguada del año 99”, dijo Gilda Oráa, vocera de la calle 2 de la comunidad. En el porche de su casa se refugian las vecinas de la cuadra con los niños más pequeños. Aunque el nivel del agua bajó hay casas que aún están anegadas.

“Estos niños necesitan comida, pañales, vacunas y medicamentos. Algunos sufren de asma y otros tienen gripe”, afirmó Oráa. Otras afectadas han tenido que mandar a sus hijos a casas de sus familiares porque las viviendas todavía tienen agua.

“Perdimos los colchones porque se llenaron de agua sucia y ahí no podemos dormir, pues nos puede dar sarna”, dijo Briseida Meneses, una de las afectadas.

Disputas políticas:

Aunque la Gobernación del estado Miranda ha repartido alimentos y agua potable la ayuda no ha sido suficiente. El miércoles estuvo en el sector el gobernador Henrique Capriles Radonski, que visitó las viviendas y ordenó que se hiciera un censo de cuántas familias resultaron afectadas.

Pese a la emergencia las disputas políticas no quedaron de lado por las lluvias. Algunos afectados no querían aceptar los insumos dados por la gobernación y otros se negaban a recibir la colaboración del alcalde del municipio Páez, Jesús Monterota.

Los damnificados fueron trasladados al Club de Los Abuelos, en San José de Río Chico. En total, en la casa hay 30 personas, 19 niños y 11 adultos. Ayer en la mañana un médico hizo un recorrido por las comunidades inundadas para hacer un chequeo básico a los afectados.

Protección Civil instaló un centro de acopio en la casa de los guardianes de La Playa, donde esperan recibir agua potable, comida y ropa.

Una de las damnificadas es Maye Díaz, que vive en el sector Villa Nueva y relató que en su casa el agua llegó casi hasta el techo. Su hermana, desesperada por ponerse en resguardo junto con sus dos hijos pequeños, se subió al techo de la vivienda.

Mientras pasa la contingencia los que padecen los embates de la naturaleza esperan con resignación que les llegue alguna ayuda que les permita sobrevivir mientras cesan las lluvias y pueden regresar a sus casas.


Por: THABATA MOLINA
tmolina@el-nacional.com
Salud | Ciudad
EL UNIVERSAL

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