A pesar de que el Gobierno declaró hace años como rubros bandera o estratégicos
a productos como el arroz, el maíz, el café, el cacao o la ganadería, hoy el país
debe importar parte de esta producción para atender la demanda interna.
Rubros denominados “bandera”
se encuentran a media asta
Los cultivos de café, arroz y maíz van en retroceso; en leche y carne no hay avance. El Gobierno nacional ha tratado de impulsar el desarrollo de la producción nacional mediante la aplicación de políticas económicas que permitan el autoabastecimiento de alimentos y, en especial, de los productos agrícolas.
En ese intento por alcanzar el desarrollo endógeno, el Ejecutivo fijó en dos ocasiones prioridades para una serie de rubros con la intención de potenciar su desarrollo. De allí que surgieran los denominados rubros bandera: arroz, maíz, café, cacao, palma aceitera y ganandería de doble propósito (leche y carne); y que años más tarde fueran catalogados como productos estratégicos.
Con esa distinción, se aseguraban recursos y políticas de estímulo para el despegue de esos rubros considerados “estratégicos” a los que se suman, además de los anteriores, el algodón, la soya y el girasol.
Sin embargo, esos esfuerzos no fueron capitalizados en todos los rubros y mucho menos materializados, pues el país sigue dependiendo en gran medida de la importación de materias primas, incluso en aquellas en las que anteriormente era autosuficiente.
Si bien es cierto que la producción de rubros como arroz, maíz y caña de azúcar tuvieron un repunte entre 2004 y 2007, a partir de 2008 la producción de esos mismos rubros y otros como el café, comenzaron a mostrar un franco retroceso, originado principalmente por los controles de precios y los rescates de tierras.
De acuerdo con cifras del sector productivo, al cierre de 2009 la producción agrícola mostró un descenso de 9% respecto al año anterior; y en 2010 la producción ha caído cerca de 30% en promedio, siendo los rubros bandera los más afectados.
Entre blanco y amarillo:
El Ejecutivo clasificó al maíz como un rubro estratégico para el cual no sólo tenía previsto reducir las importaciones, en el caso del grano amarillo, sino que también tenía anhelos de exportación.
Sin embargo, el despegue que tuvo el cultivo de este importante cereal, se ha visto frenado por las distorsiones de un control de precios que amenaza las posibilidades de expansión, obligando a muchos productores a desistir de invertir en este sector.
El clima también ha sido un factor a considerar en el rendimiento de la producción en los últimos dos años.
Hoy la superficie de siembra del maíz blanco, rubro en el que Venezuela era autosuficiente, se sitúo en 275.000 hectáreas que, según cifras de Fedeagro, es inferior a la siembra promedio de los años 90.
Incluso para atender la demanda interna, el Ejecutivo importó 300.000 toneladas de maíz blanco. En el caso del amarillo, que históricamente ha sido deficitario, este año se importó más que en años anteriores.
En caída libre:
Los picos históricos de producción registrados en los años 2008 y 2009, cuando se sembraron 230 y 213 hectáreas de arroz respectivamente, se vinieron abajo este año con una caída de 48,8% en la superficie de siembra y 45,2% en el rendimiento de la producción del cereal.
Este año se sembraron apenas 98.500 hectáreas respecto a las 214.000 hectáreas cultivadas en 2009, lo que coloca a la producción actual a niveles de 1980.
Este sector, lejos de exportar como preveía el Gobierno, hoy se ve cercado por las crecientes importaciones que están dejando sin colocación la producción nacional, que hasta hace dos años fue autosustentable.
De acuerdo con estimaciones del sector, se han importado 300.000 toneladas de arroz.
Ni verde ni maduro:
Por otro lado, el plan café, para el cual el Ejecutivo destinó más de $300 millones, no arrojó los frutos esperados. Por el contrario, el café es el cultivo que más deprimido se encuentra, y la regulación de los precios es el principal factor que agobia al sector.
Venezuela pasó de exportar 266.000 quintales de café en el 2000 a cero quintales en 2009. Luego de la caída de las ventas al exterior de este rubro se abrió un ciclo de importación que hoy mantiene en jaque al sector caficultor que se ve afectado por la importación de unos 600.000 quintales este año.
Ni carne ni leche:
La ganadería de doble propósito tampoco da cuenta de las políticas de incentivo del Gobierno. Actualmente se importa el 48% de la carne que se consume en el país, y las importaciones de leche subieron 37% este año.
Tanto el rebaño como el ordeño de leche se mantienen estancados desde hace tres años.
ANGIE CONTRERAS C. | EL UNIVERSAL
domingo 14 de noviembre de 2010
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