Eso se desprende de un artículo publicado en Aporrea y suscrito
por el médico Felipe Guzmán. (*)
Sin embargo, dichos males no es lo más grave que
tiene disfrutar de una cajita feliz o un McCombo
Felipe Guzmán quien asegura que los alimentos expendidos en dicha cadena producen, a la larga, diarrea, celulitis, gastritis, cardiopatías, cáncer, y obesidad.
Lo más grave es que contribuye con la fuga de capitales y “financia las guerras imperiales, con las que EEUU pretende someter a nuestros pueblos y seguir robándose sus riquezas naturales, la esperanza y sonrisa de los pueblos”. Como ven, comer hamburguesas es contrarrevolucionario, vender todos los días casi un millón de barriles de petróleo al imperio es patriótico.
¡Gracias McDonald’s!
Ronald MacDonald nos ha brindado a los anaqueses el placer de tener que oler el aroma a carne sintética que despide sus chimeneas y sin tener que ver la sonrisa forzada y exhausta de sus jovencísimos empleados.
Por supuesto que no es esta una crítica a los empleados de McDonald’s, que son además unos trabajadores sobre los cuales se practican las más “modernas” formas de explotación capitalista: contratación de jóvenes estudiantes a quienes les pagan como “pasantes” o “aprendices”, pero trabajan 10 a 12 horas haciendo, cada uno de ellos, todos los oficios posibles (cajeros, freidores de papas, barrer pisos, limpiar baños…). Todo esto en medio de un intensísimo bombardeo ideológico y psico-social, que los enseña a competir a muerte entre ellos (el “empleado del mes”). Seguramente, como forma de “involucrar a los trabajadores a las decisiones de la empresa.
Pero no podría ser de otra forma:
Una empresa que muestra semejante desprecio por sus trabajadores, que basa sus amplísimas ganancias en la explotación más espantosa. Recientemente leí que esta cadena de comida rápida había abandonado Bolivia por sus bajísimas ventas (o por la altísima pelazón de bolas de los bolivianos, que da igual pero no es lo mismo). Yo consideraría un avance cultural-gastronómico e incluso socio-económico para el país si McDonald’s nos abandona. Claro que tendrán que inventarse alguna excusa para irse (el “castro-comunismo” ya está muy trillado, ¿qué tal Mao-chavismo?), pues los mismos carros que caravanean estos días por Anaco, se estacionan todos los
Diario VEA, ¿Por unos pocos centavos?
Felipe Guzmán (*) – www.aporrea.org
Cuando en YVKE me exigieron, que tenía que conseguir patrocinantes para poder seguir con el programa semanal, “CURARNOS EN SALUD” que mantuvo la CONAMEV, por casi tres años consecutivos, los jueves a las 6:00 pm; decía entonces, el interlocutor de la directiva, que poco importaba que esos patrocinantes estuviera o no con el proceso, fueran del gobierno o del sector privado. Nos hizo entender, entonces, que nada teníamos que buscar en esa emisora l@s médic@s revolucionari@s y chavistas; ya que, no íbamos a negociar nuestros principios socialistas por unos centavos provenientes de la derecha, CIA, farmaco-industria terrorista y salvaje o, del sector engañoso y lucrativo de esta, que venden sahumerios y pócimas, que todo lo curan.
No es la primera vez que públicamente critico la debilidad manifiesta del Diario VEA. Espero estar equivocado, no creo sea por los cobres. Imagino que es el producto de una desatinada política que los pone al servicio de una de la más deleznable, insana y perversa industria de dominación imperialista: la comida chatarra y en especial Mc. Donald. La crisis económica no puede colocar a los revolucionarios al servicio del capitalismo y sus mentiras.
“Convierte un “Big Mac en una sonrisa”, dice la publicidad de este diario socialista en la pág. 17 del 01-11-10. MENTIRA, esa basura dará sonrisa hoy, pero también dará diarrea, celulitis, gastritis, cardiopatías, cáncer, y obesidad, mañana. Pero para que no quede corto el comentario, con cada Big Mac que compras, hay fuga de capitales, financias las guerras imperiales, con las que EEUU, pretende someter a nuestros pueblos y seguir robándose sus riquezas naturales, la esperanza y sonrisa de los pueblos; contribuyendo en forma determinante en la dominación y sometimiento alimentario, borrando nuestra cultura culinaria y logrando esa transculturización, que les permite vulnerar nuestra seguridad agroalimentaria y mantenernos dependientes, además de insanos.
En mis discursos, cuando me toca alguna intervención ante colectivos, propongo el boicot a los productos gringos, en particular a esos que ya casi forman parte de nuestra cultura gastronómica, a través de la mediática terrorista salvaje. Esos productos que forman parte, de la desgracia, empobrecimiento y enfermedad de nuestros pueblos dominados, como lo son: Coca-Cola (todas las gaseosas o refrescos), Mc Donald, Pizza Hut, KFC, cigarrillos y tabaco, por nombrar algunos, debemos combatirlos y eliminarlos de nuestras costumbres. Necesitamos rescatar y fomentar nuestras comidas y bebidas, pues fortalecen nuestra independencia y seguridad gastronómica, económica, cultural e industrial, y elevan la calidad de vida y nivel nutricional de nuestro pueblo. Mc Donald embrutece, porque aporta grasas dañinas y azucares complejos de baja calidad y costo, que enferman a nuestros niños. Mc Donald no forma cerebros, los deforma. Es así como nos quiere el imperio dominante, débiles mentales y cortos de cerebro. Mc. Donald es chatarra. No le mintamos a nuestro pueblo y no apostemos la dependencia.
(*) Médico Gastroenterólogo venezolano
Vocero de la CONAMEVfelipeguzman17@yahoo.es
http://www.aporrea.org/medios/a111441.html