Una de las quejas crecientes de los ciudadanos con respecto al tráfico
es la permisividad creciente, de las autoridades ante los motorizados.
Ninguna autoridad parece dispuesta a
combatir la anarquía que el gremio genera
EL DESORDEN ANDA SOBRE DOS RUEDAS. Ya se ha vuelto parte de la cotidianidad de cualquier caraqueño, un elemento más del paisaje urbano: motorizados por las aceras, dando giros en U en las narices de un fiscal, saltándose luces en rojo y sin casco.
A fuerza de cometer infracciones, los motorizados parecen tener licencia para infringir cualquier ley, y a esta especie de patente se han acogido incluso las autoridades, pues no es nada raro ver a policías motorizados sin casco montados o rodando por las aceras.
Para acabar con el desorden, en el Instituto Nacional de Tránsito Terrestre cifraban sus esperanzas en la Ley de Transporte Terrestre (aprobada el primero de agosto de 2008), pero allí quedaron pendientes casi todos los temas que tenían que ver con este gremio. Las esperanzas fueron trasladadas entonces a un reglamento que está en segunda discusión en la Asamblea Nacional desde hace más de un año.
También Ricardo Vargas, de Integración Motorizada Nacional, cree que para poner orden en el gremio es necesario que se promulgue este reglamento.
Asegura que desde que la organización que dirige se han diseñado e implementado campañas de concienciación para motorizados, muchas de ellas en alianza con el INTT. “Lo que pasa es que hay una cultura de hace muchos años y eso no va a cambiar de un día para otro”, dice, y cree que un buen punto de partida podría ser la aprobación (finalmente) del mencionado reglamento.
Pero la existencia de leyes no garantiza la inexistencia de delitos o infracciones, por más que nos guste creerlo. Porque actualmente está claro que es una infracción que un motorizado se coma una luz o se monte en una acera, y las leyes al respecto no ha servido para evitar que estas irregularidades se hayan vuelto la cosa más común en la ciudad.
Para el psicólogo social Axel Capriles, la tendencia a la anarquía ha estado siempre presente en Venezuela desde los tiempos de la Colonia, y ha sido uno de los elementos a vencer por los distintos gobiernos que hemos tenido. Y cuando desde arriba no se hace nada por combatir esta tendencia, el caos no hace más que crecer.
Y aunque al venezolano le guste pensar en sí mismo como una persona “viva”, lo cierto es que el agregado colectivo de estas “vivezas” termina actuando en desmedro de la sociedad: “La gente cree que puede estar por encima de reglas e instituciones, y cada quien busca resolver su problema de la mejor manera, ya sea comiéndose una luz o montándose en una acera con una moto para llegar más rápido. Pero al final eso lo que hace es que la vida ciudadana sea más difícil, y termina siendo una ciudad atomizada, individualizada, lo que, paradójicamente, no beneficia a cada quien como individuo”.
Para el sociólogo Antonio Cova, los motorizados, más que los causantes del caos, son un síntoma del mismo: “Son un síntoma de una ciudad que no puso reglas y que cuando lo hizo no estuvo dispuesta a correr los riesgos que implica hacer que se cumplan”. Cree que el caraqueño es tan anárquico como se lo permiten las autoridades, pero así es cualquier ser humano: “La gente no nace correcta, sino que se hace correcta”.
Cree que no es posible que en Caracas cualquiera pueda ser no solo en motorizado sino también mototaxista, una profesión que implica velar por la integridad física del cliente.
Cuatro intentos fallidos:
Septiembre 2007. – El INTT anuncia que penalizará con multas de diez unidades tributarias (que en ese momento equivalían a 376 bolívares) a los motorizados que viajasen sin casco o que transportasen a más de dos personas. El anuncio no tuvo ningún efecto en la práctica pues no vino acompañado de operativos para garantizar su cumplimiento.
Diciembre 2007.- Desde el Concejo Municipal de Libertador se hace un intento por introducir normas en un mundo sin normas. Para finales de 2007, se asegura, se aprobaría una ordenanza dirigida sobre todo a combatir la toma de espacios públicos por parte de los motorizados. Aparte del anuncio, más nunca se supo de este instrumento legal.
Enero 2008.- El entonces presidente del INTT, Franklin Pérez Colina, retomó el anuncio de fuertes multas para los motorizados que no usasen casco y aseguró que a partir de ese momento el operativo sería permanente y que en una segunda fase se sancionaría también a quienes manejaran sin licencia y sin documentos de propiedad.
Agosto 2008.- Se aprueba la Ley de Transporte Terrestre y muchos creyeron que con la misma terminaría la anarquía. Pero el tema de los motorizados quedó postergado, pendiente de un reglamento que aún no ha sido aprobado y que establecería lineamientos para los mototaxistas como, entre otros, la obligación de portar chaleco identificatorio.
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
Lunes 8 de noviembre de 2010