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Thursday, November 21, 2024
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Maracaibo: “Planta Mara es un desastre”

El dirigente sindical se mantiene firme. Exige el pago de los
599 ex-trabajadores. Se queja de Chávez. Deplora
el trato de Omar Prieto a este caso.

Richard Bracho, desde su
ayuno frente a Cemex

 

Richard Bracho, es presidente de Asocemento, asociación civil sin fines de lucro que aglutina a los 599 ex trabajadores de la empresa cementera Cemex Venezuela, de Planta Mara, ubicada en San Francisco. Asocemento surgió en el año 2008 como consecuencia de la incertidumbre que reinó en la cementera producto de la expropiación por parte del Ejecutivo nacional.

La compañía venía arrastrando deudas con los empleados, incluso antes de ser vendida a la corporación mexicana Cemex. La deuda fue heredada, generó intereses y actualmente, luego de la estatización de la empresa, sigue sin ser pagada. Su monto asciende a los 50 millones de dólares.

No obstante, pareciera haber un contrasentido en la masa laboral, pues creen en el socialismo “como filosofía y corriente de pensamiento”, según Richard Bracho, pero están claros que el de Chávez está muy lejos de lo que ellos apoyan. Bracho defendió su flanco en el Repiqueteo de Version Final.

 

—¿Qué es Asocemento, un sindicato, un movimiento político o ninguno de los dos?

–Asocemento es una asociación civil que agrupa a 599 ex trabajadores, más nada.

—¿Por qué dicen que Cemex vino a acabar con la industria cementera si con Cemex la producción de cemento en Venezuela estuvo en su mejor momento?

–Eso es totalmente falso. Cemex vino aquí a traer miseria, hambre y desinversión y no trajo trabajo por-que lo que hizo fue desincorporar a muchos padres de familia.

—Creo que exagera. Planta Mara sigue siendo una de las más importantes de América Latina y una de las de mayor producción.

—Lamentablemente los medios no tienen acceso a las entrañas de la empresa. Allí no existe producción. Las instalaciones están abandonadas, las áreas destruidas, Planta Mara por dentro es un desastre. Ahí no hay invertido un sólo bolívar desde hace ya muchos años.

—¿Cómo es que en Mazatlán, México, hay una planta más grande que Planta Mara y funciona bien con 57 obreros y aquí en Planta Mara hay más de 600?

—México es una cosa y Venezuela es otra. son dos leyes completamente distintas y aquí no hay la tecnología que te permita minimizar el número de obreros. Es una burricada lo que ellos dicen al respecto.

—¿Qué dejó de cancelar Vencemos Mara?

–Nuestros pasivos laborales desde el año 1994, a pesar de que en 1991 se hizo el primer reclamo a la cemente-ra y eso lo engavetaron a raíz de la venta de Vencemos a Cemex y ésta en el 2008 reconoció la deuda, de eso tengo documentos probatorios, es decir que desde 1994 que los mexicanos asumieron, conocían sobre esta vieja deuda que heredaron y que están en la obligación de pagar.

—¿A cuánto asciende la deuda?

–50 millones de dólares, considerando los intereses y todos los beneficios acumulados.

—Eso es impagable. El Estado no tiene dinero para pagar eso. Al menos no está presupuestado. Además no se ha finiquitado la expropiación de Cemex.

–El gobierno cuando quiere puede. Ellos no le han cancelado el justiprecio a Cemex y creo que la empresa no ha ejercido las presiones necesarias para que cancelen los pasivos laborales.

—Ustedes perdieron mucho tiempo. ¿Por qué tardaron tanto en crear Asocemento?

–La política de persecución que aplicó Cemex nos imposibilitó accionar mientras estabamos dentro del campo. Aquí se creó un sindicato en los años 70 y desde entonces éste se constituyó en un ápice del patrón. Asocemento fue posible después que nos sacaron.

—Justifícame el carácter patronal del sindicato cementero.

–Hubo despidos masivos, dejaron de pagar beneficios, eliminaron la política de adquisición y mejora de vivienda, el beneficio escolar para nuestros hijos, y otros beneficios sociales y en todo esto estuvieron siempre del lado del patrón. Jamás hicieron nada por nosotros.

—Ustedes dicen no ser políticos, pero se hacen llamar socialistas, creen en Chávez. ¿No se están contradiciendo?

–Recuerda que somos 599 personas, de varias tendencias políticas pero creemos que si el Presidente de la República, que dice ser obrerista, se sienta 10 minutos con nosotros, estoy seguro que firmaría la orden de pago inmediata.

—¿Chávez es obrerista?

–Nos está demostrando que no lo es. Pero más allá, creo que su entorno lo perjudica, porque a él no le está llegando la realidad sino lo que su entorno le maquilla.

—El gobierno expropia y ni le paga a la trasnacional, ni le paga a ustedes. ¿La lucha es contra quien entonces?

–¿Qué te puedo decir yo? simplemente que reconozca la deuda quien la tenga que reconocer. Ahora si el Estado venezolano no nos da la protección, ¿para dónde agarramos?.

—Chávez conoce muy bien el caso de ustedes, ¿Por qué lo defiendes?

–No lo defiendo, sino que creo que él no conoce bien el problema por-que él mismo no quiere, porque él debe saber que lo que le dicen sus funcionarios no es real.

—Ya con ésta son tres huelgas de hambre y no hay pago. Me parece que están asumiendo una actitud masoquista. La huelga no surte efecto.

–Claro que surte porque a través de la huelga logramos firmar acuerdos. El problema ahora es que el acuer-do no lo han cumplido. De no haber sido por la huelga no hubiesemos firmado y ya eso es un aval a nuestro favor.

—Van a volver a enviarles un delegado, les van a proponer otra mesa de diálogo con la condición de que levanten la huelga. La cosa ya es una mamadera de gallo.

–No hay más diálogo. Si de algo nos hemos caracterizado los traba-jadores es de pacifistas, ecuánimes y hemos agotado las instancias del diálogo. Ya diálogo hubo y firmamos un acuerdo y es que paguen nuestros pasivos laborales. Lamentablemente no firmamos lapsos para ellos por la misma buena fe que tenemos. Ahora sabemos que teníamos que firmarlo.

—¿Quiere decir que esta vez no se van a dejar engañar como las anteriores? ¿Cuándo termina la huelga?

—Que quede claro que si ciertamente nos han engañado es abusando de nuestra buena fe. Que sepan del Presidente para abajo nuestra condición de trabajadores que nos duele este país y que hemos hecho todo lo que nos han pedido. Que se sepa que quienes violan los acuerdos son ellos (Cemex y el gobierno). Yo no me voy a levantar de esta colchoneta y no me voy a meter un bocado de nada a la boca hasta que se cumplan los acuer


por: Ernesto Ríos Blanco
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