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Thursday, November 21, 2024
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Luis Alfredo Rapozo: El caso de Pollo Flaco »

Serapio y el “Pollo Flaco”

 

Doña Jacinta Tonito trataba de defender a su hijo Serapio cuando le rogaba al ciudadano Juez en el edificio de los tribunales, para que no le condenaran y lo enviaran a la cárcel de “Puente Ayala” en Barcelona por violador de un pollo ajeno.

Decía la señora que si Serapio era recluido en ese Centro Penitenciario por violador, lo mas seguro era que primero lo violara un degenerado (como lo hicieron con “La Reina del Arroz con Pollo” en la cárcel de “Vista Hermosa”, un violador de su hijastra y que fue asesinado después de ser grabado y difundido el video de su violación por you tube), por simple expresión de un código de comportamiento entre presos y además, luego sería -seguramente- asesinado de un tiro en la cabeza o acuchillado o macheteado por una mano obediente.

Entonces, el juez accedió en recluir al pobre Serapio en un Centro Psiquiátrico de Barcelona a tiempo indefinido, mientras un informe médico explicara la conducta de Serapio y su posible rehabilitación, dada la extraña manifestación sexual que presentó, cuando fue encontrado “in fraganti” violando a un pollo en la granja expropiada de sus padres y que ahora era de una empresa mixta socialista creada por el gobierno y que utilizaba toda la infraestructura creada por los abuelos de Serapio en Uchire, a la altura de Aguas Calientes, rumbo a la población de Clarines.

Al animal violado le llamaban “Pollo Flaco” porque no engordaba y entonces lo dejaron silvestre porque no servía para la venta y además no querían sacrificarlo. Tampoco servía como reproductor de lo feo que era, sin embargo se había convertido en una mascota muy popular e incluso pasó a ser el símbolo de la granja y personaje que ilustraba las bolsas que contenían los animales beneficiados, porque se había domesticado tremendamente y compartía con los trabajadores llegando al extremo de sentarse en las ruedas de descanso, mientras tomaban algún refrigerio o escuchaban música en algún receso. Algunos obreros decían que a “Pollo Flaco” le faltaba hablar.

Fue el señor Orlando Amundaray quien encontró a Serapio sosteniendo a “Pollo Flaco” como una zaranda por el pescuezo que casi lo mata, mientras el pobre animal torcía el pico y los ojos se le brotaban casi hasta el desprendimiento, cuando Serapio ejecutaba su acción vil y fuera de lo común.

Cuando le preguntaron al señor Orlando sobre el hecho, éste manifestaba que Serapio estaba fuera de sí, sudando a raudales, con los ojos desorbitados y en un extraño estado como si estuviera drogado o perdido en la locura, mientras pronunciaba palabras cortas o gemidos casi indescifrables “…hug, hug, hug…” y luego una palabrota dicha con cólera.

Afortunadamente, el señor Orlando empujó a Serapio y pudo quitarle a “Pollo Flaco” que finalmente se arrastraba por el claro del terreno, despavorido, agonizante y revolcándose finalmente como si fuera una lombriz de tierra que fuera partida en dos.

Fue Don Casimiro Cona, quien dijo que Serapio no aceptaba la expropiación de su granja y además no le habían pagado el justo precio de la propiedad a su familia. No le habían pagado ni un centavo desde que llegaron los funcionarios del gobierno aquella tarde del viernes, acompañados de un batallón de Guardias Nacionales con armas largas y cara de pocos amigos.: “Eso lo tenía como loco” –dijo don Casimiro, lamentando el destino de Serapio, que seguía con los ojos extraviados-..


LUIS ALFREDO RAPOZO
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo

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