Estudio de la LUZ determina que 54% de la población está en una situación precaria
19% de la población zuliana no tiene recursos suficientes para sufragar
el costo de la canasta alimentaria.
Investigadores señalan que el Estado
debe ir más allá del paternalismo
Entre 2007 y 2010 la pobreza disminuyó en Zulia de 45% a 36%, pero la pobreza extrema aumentó de 14,83 a 19%, según un estudio, aún no publicado, realizado por el programa de Investigación, Desarrollo y Cultura del Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos de la Facultad de Economía de la Universidad del Zulia.
El informe indica que 54% de los zulianos vive en situación precaria; es decir, 2.079.719 habitantes que constituyen
Natalia Sánchez, directora de la investigación, explica que en pobreza extrema se encuentran 713.294 habitantes de Zulia. En los últimos 3 años la cifra se ha incrementado en 154.983 personas.
Una familia se considera en pobreza extrema cuando los recursos no le alcanzan para garantizar la canasta alimentaria, calculada en 2.333,05 bolívares según el último informe del Cenda.
El salario mínimo del venezolano es de 1.223,89 bolívares.
La Costa Oriental del lago es la zona más golpeada en estos últimos 3 años, de acuerdo con los datos de la investigación, ya que 65.455 personas han descendido a la categoría de pobreza extrema, más que en ninguna otra parte del estado. En Maracaibo y en San Francisco la suma alcanza los 52.964 habitantes, mientras que en la Guajira venezolana llega a 49.814 personas.
Vivienda y atención social:
El estudio analiza lo que sucede con la vivienda y descubre que hay una desmejora de las mismas.
“La gente piensa que hay una `ranchificación’ de sus hogares y que con el ingreso que tienen no revertirán esa situación”, señala Natalia Sánchez, que refiere cifras del estudio: de 3.687.667 casas, 177.507 tienen letrinas y 112.625 no cuentan con servicio de recolección de basura. A pesar de todo, 97% tiene televisión, 93% posee nevera, 80% lavadora y 61% hasta un reproductor de DVD.
Otro dato que resalta en la investigación está relacionado con la poca influencia de los programas de salud y alimentación del Gobierno nacional. “Sólo 8% dice que asiste a Barrio Adentro. El que está enfermo, en la generalidad de los casos, no va a ninguna parte. Cuando la situación es extrema, acude a los hospitales.
La gente percibe que es allí dónde los van a atender mejor”, acota Sánchez, y agrega que 1.102.227 zulianos en condiciones precarias nunca han comprado en Mercal: “Pollo, carne, azúcar y aceite son los productos que allí se buscan, aunque la gran mayoría prefiere ir a los supermercados, porque se evitan las colas y la escasez”.
Imposible bajar los índices:
Para Morelba Brito, socióloga y politóloga, las misiones gubernamentales no pueden remediar la situación de pobreza y pobreza extrema que se vive en el país, por el simple hecho de que fueron concebidas para generar apoyo político. “En esos planes sociales no hay una orientación clara que llene carencias a la calidad de vida o signifique mejoras para el desarrollo social”, asegura.
Explica que esta situación tiene que ver con la lectura que hace el sector oficial sobre lo que debe ser el desarrollo social. “Allí hay mucho de populismo y de paternalismo”.
Señala, además, que el secretismo y el cambio de parámetros de medición es otro de los asuntos que atenta contra la transparencia de las cifras, lo que hace que no sean confiables. “El Estado no quiere dar datos. Eso es igual acá, en Bolivia, en Ecuador o Nicaragua. Anteriormente lo fue en la Unión Soviética y en Cuba. Abunda el maquillaje”, comenta.
Emilia Bermúdez, socióloga e investigadora en el área cultural, cree que las condiciones de vida de los pobres forman parte de una cultura que los conduce a la desesperanza y los lleva a reproducir la pobreza. “Eso les impide salir de ella. Muchas veces repiten una y otra vez las conductas”, afirma.
Señala que los pobres continúan aspirando a cosas mejores: “A nadie le parece que eso de ser pobre es bueno; eso es un invento que casi ninguno se cree”. Afirma que la gente no quiere una atención marginal y que, en el fondo, valora la libertad de poder escoger; por eso prefiere las cosas bien hechas y no aquello rudimentario o improvisado. “Es algo que va más allá de la libertad de expresión, es la libertad de escoger. Eso no se ha perdido.
Eso está muy arraigado en toda la población”, asegura.
JOSÉ GREGORIO | MEZA MARACAIBO
Salud | Política
EL NACIONAL
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