Trago de Giordani, Coctel de mentiras
La presentación del proyecto de presupuesto nacional para el año 2011 es una muestra más de la capacidad de mentir del Gobierno. Destaca, además, la falta de respeto de una Asamblea Nacional que acepta y aprueba sin discutir todo lo que le presente el Ejecutivo. Es de esperar que este sea el último año en que se exhiba tanta desfachatez y descaro, y que el nuevo Parlamento que se instale el próximo enero tenga por lo menos la posibilidad de hacer preguntas.
La primera mentira que se destaca en el presupuesto 2011 es el precio del petróleo, que se calcula a 40 dólares por barril, cuando actualmente se encuentra a 75 dólares y no se prevén tendencias a la baja. Este mecanismo de subestimación de los ingresos le permite al Gobierno utilizar discrecionalmente los excedentes que se produzcan cuando se venda el petróleo a un precio superior, con lo que aumenta la caja chica (cada vez más grande) que utiliza el Presidente de la República para satisfacer sus caprichos, sin más control que el escaso criterio demostrado hasta ahora. También le resta ingresos a las gobernaciones y alcaldías y contradice el espíritu y la letra de la Constitución Nacional, que promueve la descentralización.
La segunda falsedad de bulto es el aumento de los ingresos no petroleros, que se incrementan en 40%, cuando es bien sabido que las recaudaciones tributarias tienden a disminuir en una economía en recesión, como la que presenta actualmente Venezuela. La combinación de ambos disparates le permite al ministro Jorge Giordani afirmar que se disminuirá el aporte petrolero en el presupuesto, vieja aspiración en la que no se ha podido avanzar durante los últimos 11 años. De ser Pinocho, la nariz le hubiera crecido varios metros.
Otras falacias son de tipo macroeconómico. Se afirma que la economía crecerá un menguado 2%. Basta con recordar que para este año el Gobierno había pronosticado un aumento del producto interno bruto y que actualmente lo que tenemos es una caída de 3,5%, para darse cuenta de que nos están tomando el pelo. Lo mismo sucede con la inflación. Se anticipa un aumento de los precios de entre 23% y 25%, cuando este año estaremos en alrededor de 30%, y sabemos que todas las metas anteriores han sido ampliamente rebasadas.
Estos pocos ejemplos sirven para detectar que el proyecto de presupuesto miente deliberadamente y que se presenta simplemente para llenar una formalidad ante una Asamblea Nacional que no se tomará el trabajo de revisarlo, porque también sabe que no guarda relación alguna con la realidad. Lo grave del asunto no es tanto que se falte a la verdad, sino que la poca transparencia de ese conjunto de mentiras le permite al Ejecutivo utilizar los recursos de los venezolanos para fines que, si acaso no son inconfesables, por lo menos no se evidencian en el instrumento en que deben estar (proyecto presupuestario), de acuerdo con lo que estipulan la Constitución y las leyes.
Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL
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