“Llora negrito”
A cordémonos de la vieja canción interpretada por el recordado Bola de Nieve, cubano de pura cepa, “Llora negrito”, que tanto éxito tuvo y tendrá por siempre entre quienes admiran y aprecian la música caribeña. Pues bien, ayer salió Aristóbulo llorando como una Magdalena por la derrota del 26 de septiembre y proponiendo para sanar las heridas que se eliminen alcaldías y concejales; fiscales de tránsito, policías y bomberos, para que sean sustituidos por las comunas rojas rojitas. Bueno, que con su pan se lo coma.
Los venezolanos conocemos muy bien cuál es el termómetro moral y ético de Aristóbulo, y recordamos cuando utilizó los medios de comunicación para gritar espantado que Chávez se había fumado una lumpia.
En verdad, a la gente decente le costó entender ese lenguaje malandro de un profesor graduado en el Instituto Pedagógico de Caracas, que se decía seguidor del distinguido Luis Beltrán Prieto Figueroa, un personaje excepcional en la historia moderna de Venezuela, presidente del Congreso Nacional y senador de alto vuelo, con una obra escrita, al que hoy todavía, a pesar del lumpen político que está en el poder, no se le ha podido lanzar al depósito bolivariano de la basura de la “cuarta república”.
Pero a Prieto le ha salido este Aristóbulo saltimbanqui, este hijo descarriado que fue militante de Acción Democrática, luego se pasó al MEP, de allí saltó a la Causa R, después al Polo Patriótico y el PPT, y posteriormente al PSUV.
La única explicación lógica que existe para esta serie de movimientos es que quiere imitar a su héroe Hugo Chávez, el militar de la época de paracaidista. Está bien que salte como un grillo con pólvora en el cuerpo, pero que no se las dé de predicador exitoso de la revolución, y mucho menos de su glorioso futuro.
En primer lugar, los venezolanos deberíamos preguntarle a este enterrador de la comarca y director de una agencia política de pompas fúnebres si él cuenta con el respaldo de su partido, el PSUV, lo cual está muy en duda. En verdad, no lo quieren y lo rechazan por razones muy claras y específicas: es un perdedor consuetudinario, muy repetitivo, incapaz de generar una movilización masiva de votos a favor del jefe supremo (que ya no fuma lumpia) que necesita del favor popular que Aristóbulo no le ha dado en tres derrotas sucesivas para el chavismo en la Caracas metropolitana.
Darío Vivas y Jorge Rodríguez están hasta la coronilla de este hablador de pajas que no suma sino resta votos sucesivamente, para desgracia electoral de Chávez. Ahora Aristóbulo pide a voz en cuello la eliminación de los concejos y las alcaldías: es decir, les quiere quitar poder a los alcaldes chavistas de Caracas, del litoral central, de toda la zona de Guatire, Guarenas y, desde luego, de Los Teques, y pare de contar.
Sobre ese suicidio en masa del chavismo poco podemos opinar. Lo que sí decimos es que Aristóbulo se fumó una lumpia y se estrelló con la realidad.
Por: Redacción
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EL NACIONAL