Cicpc de Santa Mónica recibe cuatro denuncias semanales
de robos y secuestros.
Representantes, niños y docentes
viven la ida a clases en alerta
Se plantean buscar seguridad privada. En las aulas del colegio Ramón Pompilio Oropeza, en Santa Mónica, hay una lección que no se olvida: lanzarse al piso cuando suenan disparos. Estudiantes y maestros de esta escuela pública de Valle Abajo, en Los Chaguaramos, saben que convivir con sus vecinos, una funeraria y un oscuro callejón tiene un alto costo.
“La recreación está limitada, pues los lugares son invadidos por la delincuencia y debemos enseñarles a los niños a cuidarse solitos”, dicen docentes del plantel.
Instruir a escolares para que afronten la inseguridad no está en el programa de estudio, pero se está convirtiendo en regla en unidades educativas de Caracas. Fernando Pereira, coordinador general de Cecodap, admite que los colegios institucionalizan la enseñanza de medidas de prevención contra el hampa. “La inseguridad ha obligado a la modificación de la jerarquía de temas en la agenda educativa.
El paso por portones de colegios es una especie de línea roja en la ciudad. Cecodap registró 848 casos de violencia en instituciones académicas en 2009. La categoría comprende robos, hurtos y secuestros express. Y, de acuerdo con un conteo de El Nacional, este año han ocurrido 26 asaltos entre colegios de Caracas y Miranda.
“Los recintos escolares eran respetados por delincuentes, pero desde 1980 se introdujo la figura del saqueo de escuelas, especialmente en Las Adjuntas y Macarao. Luego, fueron incorporándose otros delitos en los planteles”, afirma Pereira.
Leonardo Carvajal, representante de la ONG Asamblea de Educación, considera que el fenómeno es una extensión de la ola de violencia que arropa al país. “Si el delito más grave, el homicidio, aumentó de 4.000 a 19.000 en menos de una década, es inevitable pensar que la delincuencia no tocará planteles educativos”, asegura.
El experto muestra preocupación por la naturalización de la inseguridad, situación que asocia con la psicología aplicada en campos de concentración. “El ciudadano se acostumbra a encerrarse en guetos. Posteriormente, deben resignarse a círculos más reducidos, y quedan como prisioneros. Finalmente, deben aprender a luchar en una selva, donde reinan la violencia y la impunidad”, asevera.
“Desprevenidos”.
Ivonne Vidal, presidenta del consejo de representantes del colegio Paul Harris, compara la inseguridad en las escuelas con una situación de rehenes. “Debemos dejar y recoger a los niños en una sola carrera”, explica.
Su hijo, estudiante de la institución privada, presenció un ataque de antisociales el 8 de octubre. Irrumpieron en una asamblea de docentes y representantes para robar camionetas, celulares y dinero. El diagnóstico de los policías de la subdelegación del Cicpc de Santa Mónica fue que las víctimas estaban “desprevenidas”.
Pese a cuidarse de ofrecer declaraciones oficiales, los uniformados son conscientes del dominio de la inseguridad.
“Casi siempre sucede porque la víctima está distraída. Hemos detectado que son bandas de El Valle y El Cementerio.
Huyen con facilidad porque tienen muchas vías para salir”, dice un agente.
En promedio, el cuerpo policial recibe cuatro denuncias semanales de delitos en unidades educativas. Destaca el robo de vehículos, Ipod y teléfonos Blackberry.
La recomendación general:
“Tomar precauciones”. El consejo, aceptado con resignación en el Paul Harris, conlleva a estudiar el pago de seguridad privada.
“Durante los 13 años que tiene el colegio, hemos sido asaltados y agredidos. El año pasado solían robarnos todos los viernes en la entrada del plantel. Así lo hicieron, tranquilamente, durante 5 semanas”, afirma Liselotte de Soto, directora general del colegio.
Los delitos quedaron grabados en cámaras de seguridad y denunciados en el Cicpc, pero la policía no hizo nada.
Los colegios vecinos repiten el mismo lamento. En el Cristo Rey, a una cuadra del Paul Harris, dos estudiantes fueron secuestrados al salir de clases. Ramón Rodríguez, director de la institución, adjudica la situación al descuido de las autoridades. “La delincuencia está tocando bien fuerte en las escuelas. Por el momento, sólo queda salvaguardarnos y rezar mucho”.
MAOLIS CASTRO
macastro@el-nacional.com
Educación | Política
EL NACIONAL