Las mujeres suelen soñar con actores y los hombres,
con conocidas.
Las poluciones nocturnas facilitan
la irrigación de los órganos sexuales
Pese a que lo disfruta plenamente, Carlos M. terminó, alarmado, de visita en la consulta médica. De madrugada es “víctima” de una emboscada onírica durante la fase de sueño profundo, o periodo MOR (movimientos oculares rápidos), que lo deja exhausto y satisfecho, pero con la molestia de cambiar de piyamas en mitad de la noche.
“Antes de acudir al sexólogo, esto era motivo de preocupación porque no sabía a qué atribuírselo: si a mi reciente divorcio o a algún trastorno mental desconocido”, dice el entrenador deportivo cuyos 30 años de edad al parecer generan un torrente de testosteronas que se traduce en descargas eléctricas que desembocan en la eyaculación.
Cuando despierta, las sábanas de Carlos quedan, como dice la cuña del detergente: no aptas para pasar la prueba de la blancura.
“Lo primero que se puede afirmar es que se trata de una buena señal de salud sexual”, lo tranquiliza el psiquiatra Rómulo Aponte, quien dirige la Unidad de Estudios y Terapia Cognitiva y Sexual, en el Centro Profesional Santa Paula, en Caracas.
La explicación no es compleja: durante el sueño se registra la fase llamada periodo MOR.
En un sueño normal de 8 horas ocurren de 6 a 8 períodos MOR. Cada período dura 10 minutos y se caracteriza por ser un estado de sueño profundo, de relajación con movimientos oculares. Es allí donde se experimentan los sueños.
“En esa fase sobrevienen descargas eléctricas en zonas del cerebro, en el sistema lúdico, donde se reciben núcleos que se relacionan con la función sexual, y esa activación provoca erección del pene y lubricación de la vagina”, señala Aponte.
Agrega que las erecciones tienen como finalidad oxigenar el pene y, en caso de la mujer, activar el clítoris, “porque esos órganos están en receso y con muy poca irrigación sanguínea; de modo que la fase MOR sirve para conducir sangre y oxigenar los genitales”. Incluso, en casos de hombres que padecen disfunción eréctil se registran tales erecciones recién saliendo de la fase MOR, lo que resulta una buena noticia para su salud sexual.
A ese episodio se le denomina “polución nocturna”, y es de tan vieja data su estudio que Sigmund Freud para quien todos los sueños eran sexuales decía que apenas 1% de las experiencias oníricas terminaba en orgasmo. Más tarde, Alfred Kinsey quien en la década de los cincuenta conmocionó al mundo con estudios sobre la sexualidad de los estadounidenses, reveló que 70% de las mujeres y casi 90% de los hombres tenían sueños eróticos; pero 83% de los varones llegan a la eyaculación, mientras que 37% de las mujeres dijeron haber experimentado orgasmos durante el sueño.
Entonces se especulaba acerca del lado perverso del ser humano que aprovecha la nocturnidad para despertar y hacer sus travesuras. Este tabú de las poluciones nocturnas como trastorno sería luego erradicado.
“Al contrario esgrime Aponte los sueños húmedos son manifestaciones de salud sexual sana; inclusive, pueden ser indicadores de buenos niveles de hormonas sexuales en el torrente sanguíneo, y por tanto no requiere de tratamiento ni preocupación alguna”.
Brat Pitt en tu cama:
Investigaciones indican que las poluciones nocturnas se manifiestan desde los 12 o 13 años aunque la edad puede variar, y en algunos casos adelantarse hasta los 9 años. Del otro extremo, se sabe de hombres con más de 80 años que las siguen experimentando. En raras ocasiones se presentan más de una vez por noche, y ocurre igual en hombres y mujeres que viven solos o en pareja; tengan o no relaciones sexuales habituales.
Aunque nuevos estudios en Estados Unidos afirman que 83% de los hombres confiesa haber tenido polución nocturna alguna vez en su vida, del lado femenino las cifras son poco confiables debido al prejuicio que implica confesarlo.
Algunas mujeres prefieren callar y disfrutarlo en secreto:
En el caso de la mujer, no se trata de una polución como en el hombre, pues no genera líquido seminal, pero sí tendrá humedad originada por las glándulas de Eskene y Bartholin, ubicadas a cada lado de los labios vaginales menores y que cumplen la función de producir fluido cuando hay excitación.
Importa saber que las mujeres tienen tantos sueños sexuales como los hombres.
La diferencia está en lo que sueñan:
Algunos sueños húmedos muy comunes, tanto en hombres como en mujeres, son practicar sexo oral o anal.
Los hombres sueñan con sus esposas y familiares cercanos (cuñadas, amigas de su pareja); en la mujer son más atrevidos, y se arrojan en brazos de actores, jefes o incluso personas que detestan.
El asunto es que, al final, hombres y mujeres lo disfrutan. Como Eddie Santiago en su canción, ambos repiten: “Hasta en sueños he creído tenerte devorándome, y he mojado mis sábanas blancas recordándote”.
ELIZABETH ARAUJO
Salud | Sexo
EL NACIONAL