Con la sobriedad que nos caracteriza, el Comando Unificado Revolucionario de Abstemios (Curda, por sus siglas) suscribe la denuncia hecha por nuestro alcalde, Jorge Rodríguez, sobre la conspiración de las licorerías.
Si nos atacan “en las rocas”,
respondemos con La Piedrita
Cobijados todos bajo el manto de la sabiduría de nuestro amado líder, que con su mentalidad de la guerra fría ahora le ha declarado la guerra a la fría, venimos a contribuir con el esclarecimiento del caso planteado por Rodríguez.
Profesamos la no violencia, mas por la defensa de nuestro proceso estamos dispuestos a caernos a palos con quien sea. Si nos atacan “en las rocas”, respondemos con La Piedrita, y alertamos: cada uno de nuestros soldados sabe manejar tanto un Kalashnikov como una Stolichnaya.
Encomendados al Cristo socialista para enfrentar las tentaciones de Santa Teresa, Curda niega que nuestro jefe supremo esté embriagado de poder y pasa a mostrar las pruebas que demuestran el complot orquestado por las licorerías para hacer que nuestra revolución pierda el equilibrio.
■ 10.- Con el fin de calentar la calle con una gigantesca marcha, contrataron a un mercenario imperialista llamado Johnnie Walker.
■ 9.- Para incendiar la alcaldía, las licorerías preparan un coctel Molotov.
■ 8.- En caso de ser descubiertos, los licoreros tienen previsto declararse perseguidos y solicitar asilo en Ginebra.
■ 7.- En una clara muestra del odio que sienten por nosotros, las licorerías amenazan con liquidar todas las Etiquetas Rojas.
■ 6.- Esta conspiración es internacional, pues en su última reunión los licoreros gritaban: “¡Cuba Libre!”.
■ 5.- Este movimiento subversivo no tiene jefe sino Cacique.
■ 4.- Curda advierte a las licorerías: “si ustedes sacan su catira, nosotros buscamos Ron (Lina)”…
■ 3.- Demás está decir que los licoreros analizaron la zona donde está la alcaldía para organizar una toma.
■ 2.- El fascismo de los licoreros ha llegado a tal extremo que uno dijo: “ahora sí vamos en serio, ¡se acabó la soda!”.
■ 1.- No descartamos que intenten un magnicidio, pues cuando planeaban la conspiración los licoreros exclamaron: “ese tipo habla mucho, tenemos que cerrarle la vodka”.
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Economia | Opinión | May 26 2010
EL UNIVERSAL