La muerte del artista y productor fue inesperada, pues
ocurrió a un año de su emotiva reaparición.
Un infarto puso el fin a más de
30 años de brillante trayectoria
Siempre que muere un payaso se extinguen miles de risas, se leía ayer en Twitter. Con el fallecimiento de Diony López, mejor conocido como Popy, el país perdió no sólo al más célebre de sus payasos, sino también al ídolo infantil de los años setenta y ochenta, uno de los productores musicales y televisivos más prolíficos, músico y cantante e ícono cultural.
El artista murió de un infarto ayer a las 5:30 am, informó a través de su página web RCTV, la televisora en la que trabajó durante casi tres
Su deceso fue inesperado, pues ocurrió exactamente a un año de su regreso a los escenarios con el espectáculo El show de Popy. El payaso del sombrero rojo que gritaba “¡uueeebh!” se sobrepuso a sus más de 60 años de edad y a un quiste en la epiglotis para agotar seis funciones en la sala del Caracas Theater Club entre agosto y septiembre de 2009. López parecía probar que el personaje que creó no había pasado de moda. “A lo mejor Diony se ha puesto viejo, pero Popy no”, dijo en la última entrevista que concedió a El Nacional.
López nació en Caracas el 3 de marzo de 1946 y fue bautizado con el nombre de Dionisio. Se puso por primera vez el atuendo de payaso en Venezolana de Televisión, en el programa El Club del Clan, en el que actuaba con Rosario Prieto. La actriz recuerda que fueron sus dotes como músico las que le abrieron el camino de la fama. “El personaje de Popy lo hacía originalmente Toco Gómez, pero lo abandonó y llamaron a Diony. Él compuso el tema A cepillarse para una cuña de pasta de dientes y cobró tal vuelo que terminó convertido en el primer payaso estrella de la televisión venezolana”.
Antes de su debut como ídolo infantil, López había trabajado como office boy en el Ministerio de Sanidad, mientras soñaba con entrar a la televisión. La oportunidad le llegó a finales de los años sesenta en el programa de Renny Ottolina, su mentor. De él aprendió que ser productor implicaba ser un dictador. Con el atuendo de payaso, se encargaba de los más mínimos detalles de sus programas El Show de Popy y Popylandia, desde la música y el guión hasta la producción y, en algunos casos, el maquillaje, señala Manolo Malpica, mejor conocido como Semillita.
El propio López reveló en una oportunidad que el doble rol de estrella y productor de su propio programa lo convirtió en un personaje controversial. Aunque siempre aparecía sonriente delante de las cámaras, más de una vez le gritó a los miembros de su equipo delante de las madres y los niños que visitaban el teatro La Campiña, dijo en una entrevista. Aun así, gozaba de gran popularidad y era una máquina de vender discos. En total produjo 17 álbumes para el sello Sonográfica, con sus famosos temas “A cepillarse”, “El telefonito”, “Mi amigo Dios”, “Caro, Caro, Carolina” y “A comer”.
Popy estaba en pleno apogeo, pero la madera de productor de López era tal que un buen día decidió colgar el sombrero y dedicarse a trabajar tras las cámaras. En 1986 fue nombrado gerente de producción de RCTV. El periodista Raúl Vallejo escribió en esa ocasión que el artista fue capaz de romper el estereotipo de que sólo servía para hacer payasadas.
Aunque la intención de López era lograr una televisión más educativa, terminó a cargo de programas como Diente por Diente; Fama, Sudor y Lágrimas y Dos de Oro. También produjo cuñas navideñas para RCTV. A pesar de las satisfacciones que tuvo como ejecutivo, siempre soñó con volver a ser Popy. En 1998 regresó con un disco y en 2007 reapareció en lo que serían los momentos finales de RCTV.
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ
cvmendez@el-nacional.com
Nacional | Ciudad
EL NACIONAL