Los líderes de la oposición venezolana están extáticos por los resultados de las elecciones legislativas del domingo.
Le asestaron un duro golpe
al presidente Hugo Chávez
Pero deberían prepararse para el contraataque de Chávez, porque podría venir muy pronto, y ser muy sucio.
A juzgar por lo que me han dicho ex asesores de Chávez y otros analistas bien situados, es probable que el presidente venezolano haga caso omiso del mandato de las urnas valiéndose de una serie de trampas para consolidar sus poderes antes de las elecciones presidenciales del 2012.
En los números, Chávez ganó las elecciones del domingo obteniendo una mayoría de 98 bancas en la Asamblea Nacional, mientras que la oposición ganó 65 bancas. Pero según datos de la oposición, los candidatos antichavistas e independientes ganaron el 52 por ciento del voto popular pese al uso masivo de recursos estatales por parte de Chávez y el control gubernamental de la mayoría de los medios electrónicos. El resultando le da un enorme empujón político a la oposición, afirman.
“Esto tiene un impacto gigantesco”, me dijo en una entrevista telefónica la dirigente opositora y congresista electa María Corina Machado. “Lo que estaba en juego el domingo era si la sociedad iba a poder vencer el miedo. Porque era una sociedad aterrorizada, que temía toda clase de castigos si no votaba por Chávez. Pero la gente superó el miedo”.
Los líderes de la oposición subrayan que la mayoría que obtuvo Chávez en la Asamblea Nacional se debe exclusivamente a las reglas electorales tendenciosas escritas para favorecer a los candidatos gubernamentales. Los estados chavistas como Amazonas podían elegir un legislador con apenas 20,000 votantes, mientras estados antichavistas como Zulia requerían 400,000 votantes para lograr un legislador.
No obstante, la oposición ganó varios bastiones ex chavistas, y ahora puede afirmar que representa a la mayoría de los venezolanos. A nivel nacional, Chávez obtuvo 5.4 millones de votos, muy por debajo de los 7.3 millones que obtuvo en las elecciones presidenciales del 2006, y un 17 por ciento menos de los que obtuvo en un referéndum realizado en el 2009.
¿Qué pasará ahora? Hay varias formas en que Chávez intentará modificar las reglas de juego –tal como lo ha hecho frecuentemente en el pasado– para mantener sus poderes casi absolutos:
■ Escenario 1: Chávez usa la Asamblea Nacional saliente, que controlará plenamente hasta que los legisladores electos asuman sus bancas el 5 de enero, para aprobar una “ley habilitante” que le otorgue poderes extraordinarios. Chávez, al igual que algunos presidentes venezolanos anteriores, se ha beneficiado ya de este cheque temporal en blanco otorgado por el Parlamento.
■ Escenario 2: La nueva Asamblea Nacional asume el 5 de enero y Chávez ya no goza de una mayoría de dos tercios en ese cuerpo legislativo para gobernar a su voluntad. Pero mediante la compra de votos o la intimidación, Chávez logra la mayoría necesaria para aprobar una “ley habilitante”.
■ Escenario 3: Chávez le pide a la Suprema Corte –dominada por incondicionales oficialistas– que anule la necesidad de conseguir una mayoría de dos tercios para aprobar las leyes más importantes. Eso le permitiría a Chávez hacer aprobar por simple mayoría las leyes que le resulten más relevantes.
■ Escenario 4: Chávez puede intentar otorgar poderes legislativos a los consejos comunales progubernamentales, despojando de poderes a la Asamblea Nacional. Ya ha hecho antes algo semejante: cuando el alcalde opositor de Caracas Antonio Ledezma ganó el cargo en el 2008, Chávez creó un cargo de superalcalde para quitarle gran parte de sus poderes y de su presupuesto y designó a un leal partidario chavista para ese cargo.
¿Tratará de “vaciar” de poderes a la nueva Asamblea Nacional, como lo hizo con la alcaldía de Caracas?, le pregunté a Ledezma esta semana. Me dijo que esta vez a Chávez le resultara mucho más difícil hacerlo, porque los venezolanos y el resto del mundo lo verían como un “autogolpe”.
“Es una circunstancia diferente: desde el domingo, en Venezuela hay un nuevo mapa político”, dijo Ledezma. “Ahora la oposición ganó la mayoría del voto nacional”.
Mi opinión: la oposición venezolana es más fuerte -y Chávez más débil– que en ningún momento desde principios de su mandato. Pero lo más probable es que Chávez manipule nuevamente la Constitución de Venezuela, que él mismo redactó, para preservar su modelo narcisista-leninista.
El gobernante venezolano ha dicho públicamente desde el primer día que no cree en la democracia representativa, sino en su propia clase de democracia “participativa”. No hay motivos para no tomarle la palabra.
Hay pocas dudas de que Chávez usará la Suprema Corte y otras ramas del gobierno que controla para tratar de “vaciar” los poderes de la oposición en la nueva Asamblea Nacional. La única duda es si la comunidad internacional hará de vista gorda y le permitirá salirse con la suya.
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