“El crítico asegura que ha visto
desaparecer obras maestras..”
■ El investigador considera que la crisis de Pdvsa y de los bancos, el hermetismo de Fogade y la falta de inventarios han puesto en entredicho el paradero de importantes colecciones.
[E]l crítico Perán Erminy lleva varios años intentando seguirle la pista a obras clave de la historia del arte venezolano que se encuentran dispersas en diversas colecciones públicas y privadas, pero no ha tenido éxito. El investigador considera que fenómenos como la migración y la intervención de instituciones sobre todo bancarias no sólo complican la labor de los curadores a la hora de examinar ciertos períodos y tendencias, o de preparar homenajes, sino que también han puesto de relieve la fragilidad del patrimonio artístico del país.
— ¿Cuál es la situación de las colecciones de arte en el país?
– Hay un fenómeno alarmante. Cuando uno anda con una idea curatorial, investigando un tema, una tendencia, para ofrecer una nueva mirada, y se pone a buscar obras referenciales clave en la historia de la plástica en el país, pues resulta que no las encuentra.
“Hay una diáspora del arte, una fuga de colecciones. La gente que se muda definitivamente se lleva sus obras”
Grandes colecciones, que uno pensaba que algún día enriquecerían nuestros museos e instituciones públicas, se dispersan o las trasladan completas al exterior. Hay una diáspora del arte, una fuga de colecciones. La gente que se muda definitivamente se lleva sus obras.
– ¿Las obras que pertenecen a instituciones y fundaciones están bien resguardadas?
– Desde los tiempos de la crisis del Banco Latino, cuando el Gobierno interviene instituciones financieras (que son grandes coleccionistas) sus activos pasan a manos de Fogade. Allí están las obras del Grupo Progreso, del Banco Mara… Uno se pregunta a dónde ha ido a parar todo eso. No ha habido un inventario sistemático, pero quienes conocemos el patrimonio artístico hemos visto desaparecer obras maestras.
Con la crisis de Pdvsa ocurrió lo mismo. Botaron a un gentío, hubo un desorden y nadie responde por las piezas. ¿Habrán ido a parar al Centro de Arte La Estancia? ¿Están en las oficinas? Uno va y no hay manera de obtener información de cosas tan importantes y delicadas. He recurrido a mis amigos para preguntarles por ciertos cuadros, y dicen que no hay manera de localizarlos. No hay nadie que verifique, que haga un seguimiento, que aclare. Uno tiene sus sospechas. Michael López Méndez y otras personas empezaron a hacer un inventario, pero no les permitieron avanzar sino hasta la mitad. Yo me acerqué también y no ha sido posible.
Hace unos años, el Museo de Arte Contemporáneo preparó una exposición de las colecciones de Pdvsa en la que curiosamente no estaban las obras maestras. Son piezas que he visto desde que tengo uso de razón, desde la época en que las obras pertenecían a la Shell, a la Creole. Incluso fui consultado en el proceso de adquisición de algunas de ellas, y por ello sabía que había en la sede de Guaraguao, Puerto La Cruz, y en la central de Pdvsa, en La Campiña.
Creo que ha habido un saqueo monumental del patrimonio del país a través de ese mecanismo: las obras fueron quedando en depósitos, olvidadas, sin registros, sin inventarios, y quizás terminaron por perderse.
“En Fogade están las obras del Grupo Progreso, del Banco Mara… Uno se pregunta a dónde ha ido a parar todo eso”
– No tengo pruebas para afirmarlo, pero la duda está sembrada. Un fenómeno importante también es la multiplicación de la circulación de falsificaciones. Es un peligro, más si se sabe que cuando Miraflores o Fuerte Tiuna compraban retratos de próceres latinoamericanos (a precios exorbitantes, por cierto) estos pasaban por las manos de especialistas calificados. Ahora no, por lo menos de manera formal. Eso es autorizar el fraude. Quizás por eso se han paralizado las adquisiciones.
— ¿Ha ocurrido lo mismo en los museos?
– No. En la Galería de Arte Nacional y en el Museo de Bellas Artes se sacaron las colecciones para ser exhibidas este año. Fue cuando se dijo que las obras estaban en los depósitos y muchas de ellas ni siquiera se habían mostrado. Eso es mentira. Todo eso había sido expuesto con anterioridad, pero ese proyecto por lo menos permitió corroborar que todas son auténticas.
— ¿Cree que las artes visuales están marginadas, que reciben recursos insuficientes?
– El arte sale perdiendo. Lo que le queda a los museos y a la cultura dentro del presupuesto nacional es muy poco.
Los recursos son despilfarrados en eventos internacionales inútiles, en una especie de grandes congresos de turismo cultural que organiza el ministerio. Viene un poco de gente de todas partes a que le muestren turísticamente el triunfo de la revolución.
Claro, no todo es negativo.
Este año hubo un aspecto positivo, una suerte de resurrección de algunos museos.
La Galería de Arte Nacional, a pesar de la idea de que no debían hacerse más exposiciones individuales, las ha venido haciendo con éxito.
La llegada de Juan Calzadilla le ha dado una especie de nuevo aliento a la GAN que uno ve como positivo. Se fue derrotando la idea de que las individuales eran un resabio pequeño burgués que había que eliminar. Rubén Wisotzki, al frente del Museo de Bellas Artes, ha hecho algunas exposiciones itinerantes hasta con catálogo, aunque no son editados por el museo sino que vienen hechos de Argentina o de México. Por lo menos las exhibiciones se están dando.
Tal vez uno ve que no está todo perdido.
– ¿Atribuye ese viraje al cambio de ministro?
– Quizás tiene que ver con el hecho de que Francisco Sesto ya no sea el ministro de Cultura y no esté desbaratando todo directamente, pero eso no es lo fundamental. La realidad es que ha salido gente que conoce y que se apoya en esos trabajadores que, o fingiendo plegarse o en realidad plegados al régimen, son profesionales y saben de su materia, que quedaban en los museos. Ellos se han hecho valer. Claro, la cosa no sale del todo bien cuando vas a las exposiciones porque de repente no hay ascensores y no hay luz ni catálogo, pero hay cierta esperanza.
El análisis:
A juicio de Perán Erminy, en el circuito privado lo mejor fueron las grandes individuales de Alirio Palacios, Jacobo Borges y Magdalena Fernández. “Esas marcaron pauta. Cuantitativamente hubo muchas exposiciones en el año, pero estaban trilladas, eran de los mismos artistas que se vienen viendo en todos lados. Hay poca gente nueva.
Sobre todo, hay poca novedad en los trabajos que se exhiben. Creo que hay un cierto estancamiento, no sólo en el mercado y en las instituciones sino también en los artistas. El hecho de que las galerías tengan las mismas obras que uno ya ha visto una y otra vez indica que no hay una renovación ni de las propuestas ni de los nombres. Eso es un muy mal síntoma, pero es normal, porque esa idea de que la iniciativa privada iba a sustituir al Estado, cuyas instituciones culturales entraron en un proceso de paralización, no tiene futuro.
La razón de fondo es que la cultura no es rentable. Necesita el apoyo del Estado”.
Por: CARMEN V. MÉNDEZ
CVMENDEZ@EL-NACIONAL.COM
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EL NACIONAL
Caracas, January 2, 2012
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