LUIS ALFREDO RAPOZO: La gente en Boca de Uchire, pide auxilio

September 27, 2020

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Uchire esta hediondo
a conflicto, a saqueo…

“No hay transporte , y la gente que vive en la costa, debe caminar largas distancias para ir a un poblado.”

“Un servicio de taxi por 8 kilómetros, cuesta millones de bolívares. No hay plata, no hay taxí.”

“La vaina está súper peluda”-me dijo una señora que extrae guacucos frente a su casa, para cambiarlos por alimentos en el pueblo.”

“Yo no soy puta, pero si tengo que darla, lo hago, para comer. Es una opción”-me dijo una hermosa señora-…” (LAR)

I

[H]abía pasado mucho tiempo sin ir a Uchire. Incluso antes de la pandemia. Resulta que la situación económica que vive Venezuela ha generado cambios profundos en la conducta del venezolano y muchos caraqueños, guariqueños y …mirandinos que tienen casas vacacionales en la costa de los estados Anzoátegui, Miranda, Aragua y Carabobo, han dejado de acudir con la misma rutina de tiempos anteriores a disfrutar de sus propiedades. Entonces, el turismo interno ha disminuido mucho, bajando los ingresos de la gente que vive en los pueblitos costeños, por concepto de mantenimiento de propiedades, alimentación en las tiendas o bodegas, restaurantes, entre otros servicios. Luego, de la pandemia, en Marzo del 2020, las carreteras nacionales se quedaron más solitarias aún. No solo porque se restringió la circulación, sino que además no hubo combustible que permitiera escaparse un día y mirar el mar, aunque sea en un viajecito de ida y vuelta. Entonces, en pocos meses, los pueblos cercanos a Caracas se convirtieron de caseríos alegres, tomadores de la cervecita playera y las costumbres de disfrutar el mar en tu casita vacacional, en pueblos casi fantasmas, con gente famélica, sin ingresos, sin empleo, en medio de una terrible hiperinflación, donde el hambre baila tambores en las calles calientes y los estómagos chillan de hambre. Les digo, que mucha gente no tiene dinero para pagar un transporte de Uchire a Barcelona, para hacer una diligencia, visitar un hijo preso en la cárcel de Puente Ayala; buscar un repuesto, comprar mercancía, etc. Es una situación, casi de catástrofe lo que se vive, donde el trueque ha sustituido el dinero escaso y se cambian productos agrícolas, del mar… para subsistir.

II

En vista de que el pueblo de Uchire, ha salido en las noticias últimamente, donde se anuncia que anda alzado contra el gobierno en una manifestación constante, decidí llegarme en la semana de flexibilización para visitar a conocidos, ahijados, compadres y darle una visita a mi casita de playa en pleno itsmo uchireño. Un paraíso, sin duda, entre el mar y la laguna de Unare; un sitio donde 246 especies de aves no dejan de hacer ruido durante el día y la noche. El mar verdi azul se observa sereno en el horizonte y la laguna deja ver colonias de aves multicolores luciendo su hermoso plumaje melocotón de las aves migratorias; el rojo intenso de las corocoras; el perfecto blanco de las garzas reales y las chusmitas, entre el follaje verde de los manglares, mientras comen camarones, insectos, batracios y microorganismos en la rica laguna. Una belleza. Pero, te encuentras con las casitas violadas, para robarte un bombillo, un tubo, un cable eléctrico, un chorro, o sencillamente invadido y peor aún con la casa saqueada por completo, convertida en un rancho muy dificil de recuperar.

III

Cuando se pasa el pueblo mirandino de Cúpira, donde las conservas de casabe, coco, se expenden a orillas de carretera, con la yuca, el plátano verde y el agua de coco para el transeúnte, a quince minutos aproximadamente se pasa la frontera sobre el rio Uchire y entras a Anzoátegui. “Bienvenidos a Uchire” dice un gran cartel, luego otro donde llegó a existir el antiguo peaje interestatal que dice “Municipio turístico San Juan de Capistrano”: sinceramente, mucho nombre para que la gente se las arregle como pueda y las pequeñas posadas frente al mar traten de subsistir en medio de necesidades continuas de servicio con fallas de electricidad, poca fuerza del agua, vias llenas de baches, falta de colorido y calles con casas que uno no sabe si se están cayendo o se mantienen erectas porque Dios es muy grande. La tragedia de la Venezuela del 2020. Una revolución que no ha cambiado nada y el retroceso económico da pena ajena, en los países del hemisferio. Hambre y pobreza.

IV

Una marcha de maestros pidiendo mejores sueldos nos recibió en la calle principal del pueblo. Hay que tener ganas de marchar bajo el intenso sol. Los pobres maestros, sin duda, se están muriendo de hambre y gritaban sus consignas pidiendo mejoras, pero ni siquiera el Alcalde del pueblo hizo acto de presencia para escucharlos. Sus gritos se perdieron con el calor que desprendía las calles ardientes de sol; sus trajes decolorados daban lástima y una sensación de pobreza muy grande, pero estaban luchando unos treinta maestros, pidiendo ayuda, clamando atención reivindicativa. Yo me estacioné a un costado y me bajé a saludar viejas amistades del liceo Daubeterre, de la escuela Tomás Potentini; que con su vocación de enseñar me hicieron quitarme mi sombrero de visitante, por el honor con que alzaban su voz impotente. Todos los parroquianos se parecían y me puse a detallar que todos se veían más pobres que nunca, con sus pantalones playeros desgastados y pálidos; con sus chancletas humildes y sus cuerpos delgados, muy delgados, donde la carencia de proteínas en su ingesta diaria, hablaba por sí sola.

Muchos agricultores llegan de los alrededores para cambiar el plátano, las papas, la yuca por productos que sobren de las cajas CLAP, de la extracción del guacuco y entonces el trueque de hambre funciona kilo a kilo. No se ve el efectivo como en otros tiempos al igual que en toda Venezuela, donde el dólar marca la pauta en cualquier transacción. Increíble. Un dólar inexistente en el menudeo, fija el valor del cambio.

El único banco del pueblo -el Banco Caroni- cerró sus puertas, así que cualquier necesidad bancaria se debe viajar a poblaciones vecinas. Un drama. Para cobrar la pensión, hay que viajar, práticamente 40, 60, 100 kilómetros. Una pensión miserable que no satisface necesidades y entonces los bonos del gobierno, son los que permiten comprar un poquito de queso.

La dependencia por la caja CLAP, es enorme y muchas veces no llega, en extraños manejos. “En nuestro sector, por la playa no nos vino la caja de agosto , nos la burlaron -me dijo una abuelita-. No llegó nunca. ni la repondrán. Alguien le metió mano”-

Por otra parte, la colonia china manda en la distribución y venta de alimentos con sus supermercados y los precios son más que hiperinflacionarios. Los productos son muy caros para un pueblo sin ingresos y el rechazo que se les tiene a la colonia china es de pronóstico reservado. “…En lo que se prenda el zaperoco, Yo soy uno que voy a ir derechito a los chinos y me desquito de su maltrato a la gente-me dijo una madre madura, que miraba con ira un establecimiento chino-.

Sinceramente, Uchire está como muchos pueblos abandonados en Venezuela, que sufren de la crisis que vivimos, intensamente. Está hediondo a conflicto, a saqueo, a desmadre, por el hambre.

V

La oposición no se ve combatiendo en las calles. Lo que hay es un profundo descontento y el patrono en casi todo es el gobierno. Si hay paredes donde le han borrado los ojos a Chávez en las pintas callejeras, pero no es algo tan general. En las bombas de gasolina se han dado varios encontronazos con la guardia nacional, por su manera de conducir y surtir del combustible a la gente. Un teniente de la GN “…Se cree dueño del importante servicio y dicta a quién venderle y a quién no” -me dijo un comerciante. Tal conducta generó en conflicto en plena calle y el teniente cayó, victima de un derechazo. Su cuerpo cayó al piso por un derechazo de un ciudadano que lo sacó de circulación momentánea, pero luego pasó factura al pobre hombre, en una golpiza histórica. Esas son las cosas que pasan en Uchire, donde algunas parroquianas dan placer sexual a cambio de unos kilos de alimentos para alimentar a su familia.

Regresé a Caracas, con una sensación de tristeza profunda, muy grande.

*Luis Alfredo Rapozo, La Sociologia en aplicacion es mi vida. Es cuentista, cronista y articulista. Estudió Sociología en la UCV. Varios libros de cuentos, uno de crónicas y un trabajo sobre “El Negro Primero”. Escribo analizando el entorno en plena libertad de ideas. (Caracas-Anzoategui y en Uchire).

Por: Luis Alfredo Rapozo
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Caracas, domingo 27 de septiembre de 2020

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