Tener dólares ya no es tan
gran negocio en Venezuela
“Hace no mucho tiempo con 20 dólares en el bolsillo te sentías multimillonario en Venezuela”, dice en conversación con BBC Mundo Henkel García, analista y director de la consultora Econométrica…”.
■ Toro Hardy: Estamos ante un verdadero terremoto económico.
■ El dólar está perdiendo poder de compra en Venezuela a un ritmo acelerado.
■ El dólar Dicom explotó este año, pasando de 10 a 63.818.000 de bolívares fuertes.
■ La crisis ha partido en dos a la Venezuela socialista. Pero la brecha no separa tanto a chavistas y opositores como a los que tienen dólares y a los que no.
■ Oscar Meza (Cendas): Tenemos una dolarización de facto porque nadie cree en el bolívar. Una familia requiere de al menos un salario mínimo diario para sobrevivir en Venezuela.
Caracas.- La divisa estadounidense está perdiendo su poder de compra a ritmo acelerado. Según estima Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, otra de las firmas que se dedican a analizar el comportamiento de la economía venezolana, “el dólar compra hoy 10 veces menos que hace solo un año”.
Venezuela vive hoy una grave decadencia económica y muchos aspectos claves de la economía del país —lo que los economistas llaman variables macroeconómicas— sufren graves desequilibrios.
El más destacado es la hiperinflación. Las autoridades llevan tiempo sin publicar las estadísticas de la evolución de los precios, pero a pie de calle se siente una constante y vertiginosa subida de los mismos. El Fondo Monetario Internacional prevé que llegará a un estratosférico 10.000.000% en 2019.
La hiperinflación está deteriorando el poder adquisitivo de los venezolanos y, en consecuencia, sus condiciones de vida.
En el contexto de la hiperinflación la moneda local, el bolívar, sufre una imparable pérdida de valor y, pese a los intentos del gobierno, cada vez menos personas y empresas confían en él.
Maduro y su equipo económico culpan de los problemas del bolívar a una “guerra económica” orquestada por especuladores internacionales enemigos de la llamada revolución bolivariana.
Para Maduro, las sanciones contra Venezuela impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, son “ilegales” y una prueba de esa campaña hostil.
Sea como sea, el dólar es mucho más apreciado que el bolívar como única forma de ahorro seguro y, cada vez más, también como medio de pago, especialmente de los bienes y servicios a los que solo pueden acceder las minorías más pudientes, como billetes de avión, restaurantes o suscripciones a gimnasios y centros de belleza.
Por eso cómo evolucione es tan importante para muchos en Venezuela.
Por qué el dólar está perdiendo poder de compra:
Pero si el bolívar pierde valor y cada vez pesa más el dólar, ¿por qué la divisa estadounidense cada vez compra menos?
Hay un culpable: la hiperinflación.
No es que el dólar esté bajando, sino que los precios suben a un ritmo tan vertiginoso que han superado incluso el ritmo al que el dólar gana valor frente al bolívar.
O sea, los precios ya suben más que el dólar, con lo que el billete verde pierde poder de compra.
Guillermo Arcay, experto de Ecoanalítica y coautor del informe “El dólar en el ojo del huracán cambiario”, señala que esta tendencia comenzó hace un año, “en noviembre de 2017, cuando Venezuela entra en hiperinflación y se ve ya un choque”.
Ahí empezó el proceso que los economistas conocen como la apreciación del tipo de cambio real. Significa, en palabras de Arcay, que “la vida en dólares se encarece”.
Según Arcay, “en los últimos tiempos los precios aumentaban un 25% semanal, mientras que el dólar lo hacía un 8%”.
Son varias las razones que le están restando poder al dólar.
Henkel García detecta que “los actores económicos están ajustando más rápido los precios y trasladando los cambios en el mercado paralelo”, el de referencia en el país pese a su clandestinidad.
Ahora cuando sube el dólar, eso se refleja mucho más rápido en los precios.
Otras causas son resultado del empobrecimiento general.
“La demanda de dólares para el ahorro está cayendo porque la gente no tiene cómo ahorrar”, señala Arcay.
No solo se ahorra menos.
“El consumidor está muy empobrecido y sujeto a fuertes restricciones presupuestarias, por lo que consume mucho menos, lo que lleva también a una caída de las importaciones”.
Como nadie fuera de Venezuela acepta pagos en bolívares, las importaciones se han de pagar en dólares.
Al reducirse lo que Venezuela importa, lo hace también la demanda de dólares para pagarlo. Y cuando cae la demanda de algo, cae también su valor.
¿Es normal lo que está pasando?
Los expertos encuentran difícil hablar de normalidad en la economía venezolana.
Pero que el dólar vea rebajado su enorme poder de compra es, de alguna manera, normal.
“Lo que habíamos vivido entre 2015 y 2017, cuando compró mucho más de lo que históricamente había venido comprando, es lo que podemos considerar una locura. Aquello era lo anormal”, indica García.
En los tiempos de esa “locura” uno podía cenar en el mejor restaurante de Caracas con apenas US$2 o pasar un mes de vacaciones en el país por apenas US$100.
La fiebre del dólar, coinciden los analistas, empezó a gestarse a finales de 2012.
Según García, crítico con el gobierno, “por razones fundamentalmente políticas, empezaron entonces a deteriorarse todas las variables macroeconómicas”.
“El chavismo hizo todo lo posible porque pareciera que tenía una economía normal y agotó sus reservas internacionales”.
En aquel año, un Hugo Chávez enfermo le ganó sus últimas elecciones presidenciales a Henrique Capriles.
Ya antes de fallecer el presidente en 2013, los problemas latentes se hicieron evidentes.
Las webs que “distorsionan”
Para Pasqualina Curcio, economista de la Universidad Simón Bolívar y cercana a las ideas del gobierno, empezó antes y tuvo otras causas:
“A partir de 2006 comenzaron a posicionarse una serie de páginas web que establecían a diario una supuesta cotización del bolívar con respecto al dólar, pero esa cotización no tenía ninguna correspondencia con las condiciones de la economía ni real, ni monetaria, ni financiera”.
Según Curcio, sitios como Dólar Today buscaban” distorsionar la economía y los mercados en el marco de la guerra económica contra el pueblo venezolano”.
Ella cree que se trató de una ataque deliberado contra el bolívar lanzado por razones políticas desde los países capitalistas enemigos de la revolución bolivariana.
Arcay, en cambio, sostiene que todo se debió a que el gobierno se quedó sin dólares.
En Venezuela “el mercado cambiario siempre ha estado regulado y antes el gobierno hacía política cambiaria ofertando y demandando dólares en el mercado formal e informal”.
“Cuando el gobierno dejó de tener suficientes para cubrir la cantidad que tradicionalmente venía aportando, se dio una escasez de divisas en el mercado paralelo y el dólar se disparó”.
Como resultado de aquel colapso, afirma García, hubo una gran cantidad de operaciones de permuta de divisas que ya habían sido aprobadas y que nunca se cancelaron.
“Compañías aéreas, farmacéuticas, telefónicas, etc. se quedaron con su dinero atrapado en Venezuela”.
Muchas decidieron marcharse.
Con ellas, también los dólares que aportaban, agravando la escasez de la divisa.
Y el petróleo cayó:
En 2014 empezó a caer también el precio del petróleo, cuya exportación supone la principal fuente de ingreso de dólares a Venezuela.
Fruto de todo ello, el dólar subía como la espuma, alcanzando en el verano de 2015 sus niveles máximos.
Arcay asegura que entonces “quienes tenían dólares para cambiar en el mercado paralelo tenían un poder de compra absurdamente alto”.
Pero aquel era, cree Arcay, “un país de mentira” y la burbuja del dólar, “la consecuencia directa de una distorsión” provocada por la política cambiaria del gobierno.
García dice que es ahora cuando “se tiende de nuevo a la normalidad”.
¿Qué pasará en el futuro?
Arcay prevé un fuerte repunte de la capacidad del dólar en los últimos meses del año.
Pero será un fenómeno estacional vinculado al pago de bonos a empleados y otras prácticas habituales de la Navidad.
La tendencia a medio y largo plazo es a que el dólar se estabilice.
García pronostica: “No debemos esperar más brincos como los de los últimos años”.
El analista cree que los distintos actores se están adaptando a la nueva realidad de la economía venezolana, mucho más pequeña y con menos actividad, y que en ese nuevo contexto el dólar tendrá un comportamiento más estable.
Los que tienen dólares y los que no:
La crisis ha partido en dos a la Venezuela socialista. Pero la brecha no separa tanto a chavistas y opositores como a los que tienen dólares y a los que no.
En un país de gobierno bolivariano y nacionalista y de control cambiario desde 2003, casi todos prefieren los papeles con la cara de los presidentes Washington, Grant, Jackson o Franklin a los que tienen la efigie de Simón Bolívar u otros próceres de la patria.
Y es que tener los primeros marca la diferencia entre resistir la crisis o no; incluso entre sobrevivir o no.
En las elecciones presidenciales del 20 de mayo el candidato Henri Falcón proponía dolarizar la economía venezolana como medida rápida y efectiva para acabar con la hiperinflación que devora los salarios y bolsillos de los venezolanos.
Falcón no ganó y no hay dolarización, pero aunque oficialmente sólo se puede cobrar en bolívares, cada vez más el dólar y su cambio en el mercado negro se convierten en la referencia de una economía en la que conviven de hecho dos monedas.
“Quien tiene unos pocos dólares vive bien y su realidad es muy distinta de quien no los tiene”, afirma a BBC Mundo el economista Asdrúbal Oliveros.
Eso se ve claramente en la zona de clase media y alta de Chacao, en Caracas, por ejemplo.
Por un lado, gente pudiente llena restaurantes elegantes; por otro, jóvenes con ropa sucia rebuscan alimentos en la basura. Unos y otros separados apenas por unos pocos metros. Y por los dólares que los primeros ganan con su trabajo, tienen ahorrados por un pasado que fue próspero o reciben desde el exterior.
Los siguientes son perfiles que ilustran la profunda brecha que separa a los que tienen dólares en Venezuela de los que no tienen.
“No puedo mejorar mi calidad de vida”:
Rafael Acendra vive con sus dos hijos en lo alto de un barrio popular de Caracas. El piso de su vivienda es puro cemento. Desde hace meses, como todos en este cerro de Brisas de Propatria, no dispone de agua.
Recuerda con nostalgia su pasado como empleado de una empresa de asesoría técnica automotriz donde era comercial de pintura para vehículos.
Tiene a su cargo dos hijos, uno de 11 y otro de 8 años. La mamá de ambos se fue a Colombia hace unos meses y aún no es capaz de enviar dinero para la familia.
“A mí me va bien”, me dice Rafael, pese a que su nevera está casi vacía. En el congelador hay más escarcha que pollo.
Puede ganar de bolívares a la semana, como entre US$15 y US$30 aproximadamente al cambio en el mercado negro. Un lujo para muchos.
Con eso es capaz de hacer una compra completa. El problema, dice, es que todo lo que gana lo gasta en comida para él y sus dos muchachos.
Rafael aspira a más. Lo que una vez tuvo.
“Si quiero comprarme un vehículo, tener un apartamento, una nevera nueva… No puedo mejorar mi calidad de vida”, se queja. Por eso piensa en emigrar a Perú para que pueda regresar la madre de los niños.
Dos años sin zapatos:
Su hijo menor gana un sueldo mínimo de 2,5 millones de bolívares mensuales en un restaurante de comida rápida. Si no fuera por su madre, ese salario no les permitiría vivir.
Luego hay otro porcentaje de gente en Venezuela que es dependiente del gobierno, tanto de la caja de alimentos que entrega a un precio muy bajo y que llega con irregularidad, como de los bonos que concede regularmente.
“Hay comida cuando viene”, me dice un joven padre en Petare en referencia a la caja de alimentos que vende el gobierno. Resuelve sobre todo con el dinero que envía desde Colombia su suegra.
75% vs. 25%:
En esta situación de ingresos en bolívares y ciertas ayudas vive con más o menos ahogo aproximadamente el 75% de los venezolanos, según similares cálculos de los economistas Asdrúbal Oliveros y Luis Vicente León.
El mundo cambia para el 25% al que le llegan dólares. Ellos resisten la crisis y una parte aún acude con regularidad a restaurantes y cines, hace turismo, va a la peluquería y compra libros.
Lucía Suárez, una señora colombiana que vive en el populoso barrio caraqueño de Petare desde hace décadas, también vive en bolívares.
Siempre se dedicó a limpiar en casas de clase media y alta. No pasa hambre, pero ahora, como Rafael, todo lo que ingresa es para su comida y la de su hijo adolescente.
“Hace dos años que no me compro ropa ni zapatos”, dice. Y recuerda también un pasado más próspero en el que tenía comodidades y hasta enviaba dinero a otro hijo que vive en Colombia. Ahora es él quien se lo manda cuando ella lo necesita.
Gana unos 12 millones de bolívares a la semana, mucho más que otras empleadas del hogar en Caracas. Pero unos zapatos pueden costar 35 millones.
El dólar Dicom:
El precio del dólar aumentó su valor en Venezuela unas 6.381.800 veces este 2018, al pasar desde los 10 bolívares por unidad en que se cotizaba en el mercado oficial el pasado enero a los 638,18 -o 63.818.000 antes de la reconversión monetaria que suprimió cinco ceros al signo local- en que se ubica hoy.
El Banco Central de Venezuela informó de esta tasa, producto de la pasada subasta de divisas, que tendrá valor hasta el próximo miércoles 2 de enero de 2019, cuando una nueva puja designe un nuevo valor.
El notable incremento de la cotización del dólar es otra confirmación de la acuciante crisis económica que padece Venezuela, que se expresa en escasez generalizada, hiperinflación y una caída del PIB superior al 50 % en los últimos 5 años, según cálculos del Parlamento.
La actual tasa oficial, además, casi se iguala con la que marca el ilegal mercado paralelo de divisas, uno que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha prometido destruir al acusarlo de los males de la economía del país suramericano.
Asimismo, el salario mínimo vigente en Venezuela, de 4.500 bolívares, la norma en la administración pública y que perciben unos 4.000.000 de trabajadores, pasó a solo 7,05 dólares mensuales luego de la subasta.
En Venezuela rige desde 2003 un férreo control de cambios que reserva al Estado la asignación de las divisas, necesarias para la importación de la mayoría de los bienes que consume la población.
Este sistema de cambios, criticado por empresarios y opositores, ha sufrido varias modificaciones en sus 15 años de operación, pero nunca ha suavizado sus mecanismos.
En la actualidad, los venezolanos acceden a las divisas a través de un engorroso sistema de subastas conocido como Dicom, que sin embargo no garantiza la asignación de las mismas.
El Dicom fue relanzado en agosto pasado en el marco del programa de recuperación económica de Maduro, y entonces su tasa fue de 60 bolívares por dólar. (EFE).
Dolarización de facto:
Para el director del Cendas, Oscar Meza, una familia requiere de al menos un salario mínimo diario para sobrevivir en Venezuela.
“Por lo menos”, dijo este lunes en Primera Página, por Globovisión. “Pero con eso no completas las necesidades básicas. Eso muy fácil, se puede comprobar con solo salir a la calle y ver los precios de los productos”.
Recordó el último informe presentado por este centro de investigación en el que reportan que la canasta alimentaria en noviembre alcanzó los 121.719 bolívares.
“Una familia de cinco miembros requiere de 300 dólares para vivir, solo para comprar alimentos. Y esta cifra la multiplicaríamos por dos si busca cubrir sus necesidades básicas”, acotó Meza.
En la canasta básica –dijo- no están incluido gastos como: cauchos, baterías para carro, juguetes para los niños o ropa y calzado.
Meza también se refirió a la “dolarización de facto” que, a su juicio, se está dando en Venezuela. “Ya la gente no tiene confianza en la moneda nacional”, expresó.
Sobre las proyecciones del Cendas para el 2019, adelantó que la canasta alimentaria podría estar rondando los 500 mil bolívares al millón de bolívares; prevé un incremento de salario mínimo a 10 mil bolívares y una canasta básica en más de dos millones de bolívares.
Terremoto económico:
El economista y ex-directivo de Petróleos de Venezuela, José Toro Hardy, se refirió este jueves a la economía venezolana como un “verdadero terremoto” pues, desde su punto de vista, el gobierno de Nicolás Maduro ha “destruido” la poca producción petrolera que se venía registrando en los últimos años, lo que ha generado que crezca la hiperinflación.
“El problema es que se ha destruido la producción petrolera lo que ha generado un déficit fiscal importante; si la forma de atender esto es imprimiendo dinero inorgánico, entonces lo que haces es que crezca la hiperinflación que, vale acotar, es la más alta del mundo. Ese excedente de moneda se desvía a la compra de dólares en el mercado paralelo y ocasiona tres fenómenos: hiperinflación, escasez de bienes muy grave y una devaluación. Esto ya no es un temblor, sino un verdadero terremoto”, expresó Toro Hardy en Primera Página, por Globovisión.
Recalcó que una de las promesas del presidente Maduro ha sido llevar el déficit fiscal “a cero”, sin embargo, para el economista el Jefe de Estado hace todo lo contrario.
“Para llevar el déficit fiscal a cero tienes que cambiar la economía de control por una economía de estímulo. Por un lado dice, con su cara muy tranquila, que lo va a reducir, pero por otro lado la liquidez monetaria ha aumentado en más de 500 % casi 50 mil % en el año. Se sabe muy bien cómo cambiar este panorama, pero se hace todo lo contrario, por eso el próximo año tendremos más hiperinflación”, acotó el economista.
Insistió en que las políticas económicas aplicadas por Maduro son un cúmulo de “desconocimiento y populismo”.
“Hay que cambiar el modelo económico si quieres reactivar la economía, porque se necesita inversión privada”, agregó.
“¿Quién va a invertir en Venezuela cuando hay control de cambio, hiperinflación, inseguridad jurídica?, mientras no se invierta, no crece la producción, eso es el ABC de la economía”, reiteró.
Distribución de gasolina:
El ex director de Pdvsa también se refirió al problema en la distribución de gasolina, sobre todo en estados fronterizos y el centro del país.
“El problema inicia en 2003 cuando Pdvsa despide a más de 20 mil trabajadores con 20 años o más, de experiencia, es decir, todo lo lanzaron al cesto de la basura; Pdvsa actualmente no tiene el personal capacitado para manejar la industria, por tanto, la producción se ha venido vertiginosamente abajo. En 1998 producíamos más de 3 millones y medio de barriles, hoy producimos un millón. Esto se traduce en que no haya gasolina, porque no se la aplica el mantenimiento adecuado a las refinerías que están trabajando en 20 % de su capacidad instalada, es decir, no la producen; habría que importarla, pero no hay dólares para hacerlo…todo es una cantidad de problemas que ha creado un verdadero caos en la economía”, expuso Toro Hardy.
Afirmó que para recuperar la industria petrolera se requiere un aproximado de 30 mil millones de de dólares por año, en 7 años, para volver a la producción de hace 20 años.
“¿De dónde la sacamos? De la inversión privada. ¿Bajo qué modalidad? Eso tiene que llegarse a un acuerdo, sino hay acuerdos, no vienen. El Estado no tiene cómo hacerlo porque no tiene con qué, los de afuera no se atreven a venir, yo creo que hace falta un cambio de modelo económico que no luce posible sin un cambio de modelo político”, concluyó.
*Orlando Ochoa P. Economista PhD, Consultor Profesional Independiente Universidad Católica Andres Bello, Caracas & University of Oxford.
Por: Daniel García Marco & Guillermo D. Olmo
@danigmarco/@BBCgolmo
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Caracas, domingo 07 de mayo 2017
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